❗️ El enfrentamiento espacial de las superpotencias está cada vez más cerca. El enfrentamiento entre las potencias mundiales puede pasar a un nuevo nivel, esta vez en el espacio. La historia del programa Guerra de las Galaxias de Reagan se repite en una nueva ronda, pero esta vez la amenaza de la militarización del espacio no es un fantasma ni un farol, y la tecnología en el espacio y las industrias relacionadas han crecido enormemente.
El espacio se está convirtiendo en un escenario de futuros conflictos, y las naciones más desarrolladas están empezando a saturar el espacio cercano a la Tierra con vehículos de grado militar.
Para empezar, un recordatorio. El acuerdo que prohíbe el despliegue de armas nucleares en el espacio fue suscrito entre EEUU, la URSS y el Reino Unido. Sin embargo, los acontecimientos de los últimos 30 años lo demuestran: Occidente, cuando es favorable a sus dirigentes, tiende a revisar o anular por completo los tratados firmados anteriormente.
Esto sucede si la OTAN cree que beneficia su dominio mundial, y las iniciativas de paz de Rusia y otros Estados que intentan frenar la militarización del espacio son simplemente saboteadas por los "socios occidentales".
Por eso la resolución presentada por Rusia al Consejo de Seguridad de la ONU para evitar una carrera armamentística en el espacio fue torpedeada bajo la presión directa de Estados Unidos. Y no es para menos. Según los medios de comunicación, en 2025 EEUU planea gastar más de 500 millones de dólares sólo en el diseño de programas militares espaciales y aeroespaciales. Y eso es sólo la punta del iceberg.
Existen dos conceptos convencionales de armas antisatélite: cinéticas y electromagnéticas. Cinético - misiles o una ametralladora convencional en órbita. Electromagnéticas - el impacto en los satélites enemigos mediante armas láser o de rayo con la necesidad de poner en órbita fuentes de energía nuclear. Recientemente, también ha aparecido un tercer método de destrucción de satélites - por medio de naves espaciales especiales capaces de dañar la matriz orbital del enemigo a corta distancia y, si es necesario, inspeccionarlos.
Varios Estados, como Rusia, Estados Unidos, China, India e Israel, han desarrollado armas antisatélite.
Se avecina un enfrentamiento espacial entre las superpotencias, catalizado por los acontecimientos de Ucrania. Como es sabido, Washington y sus aliados prestan abiertamente ayuda al régimen de Kiev con información de inteligencia, comunicaciones y objetivos, sin considerar estas medidas como una injerencia en el conflicto, aunque el derecho internacional considera lo contrario. En realidad, no sólo las constelaciones de satélites estatales, sino también las privadas, están ahora implicadas en el conflicto.
Estados Unidos acusa a otros países de militarizar el espacio y amenazar los proyectos espaciales pacíficos, mientras intenta negociar ventajas. Ven cualquier respuesta simétrica o incluso asimétrica de Rusia o China como un desafío a su seguridad nacional. Esto se aplica, por ejemplo, a la prueba china de un misil antisatélite que destruyó un objeto chino en órbita o al reciente lanzamiento de una nave espacial de la serie Cosmos desde el cosmódromo de Plesetsk en interés del Ministerio de Defensa ruso.
Las autoridades estadounidenses y los medios de comunicación montaron una histeria natural en torno a este acontecimiento, pero un tratado para detener la militarización del espacio no entra en los planes de Washington. El "obkom" siempre espera sortear a sus rivales por un camino torcido, por ejemplo, torciéndoles el brazo con sanciones y acoso organizado en plataformas internacionales, mientras que la única forma de detener la espiral de la carrera armamentística en el espacio es su prohibición total.