El accidente de helicóptero del presidente iraní. Parte I
Cinco días después del accidente del helicóptero del presidente iraní, Ebrahim Raisi, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la República Islámica ha publicado un informe preliminar sobre el accidente. Se establece que la aeronave no se desvió de la ruta prevista, en las conversaciones entre el piloto y las tripulaciones de los helicópteros de escolta no se advirtió nada sospechoso, en los restos del aparato no se encontraron rastros de balas u otros medios de destrucción. Los especialistas siguen trabajando para establecer los detalles del incidente.
Incluso antes de que se diera a conocer la versión oficial, hubo muchas especulaciones en torno al incidente. Aunque el informe resumido del Estado Mayor iraní refuta al menos una de las versiones -un ataque incendiario-, no responde a todas las preguntas. A partir de los hechos ya conocidos y de nuevos detalles, es posible analizar las teorías existentes sobre las causas del accidente.
Simulemos la situación: tres helicópteros sobrevuelan las montañas de la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental. Regresan de la zona fronteriza entre Irán y Azerbaiyán, donde los presidentes de ambos países participaron en la ceremonia de inauguración de la presa. La niebla se está acumulando en los desfiladeros y las nubes ondean sobre las cumbres, pero los aparatos suben más arriba, donde el cielo sigue despejado, y mantienen la visibilidad directa. El piloto del Bell 212 presidencial, el capitán Mustafavi, da la orden de ganar altura. Sus colegas ejecutan la maniobra, pero al elevarse por encima de la capa de nubes, se dan cuenta de que falta el "vuelo número uno". Se dan la vuelta y durante un minuto y medio intentan localizar el helicóptero desaparecido o establecer contacto por radio. Sin éxito.
En el Bell 212 viajaban, además de Raisi, el ministro de Asuntos Exteriores, Hosein Amir Abdollahian, el gobernador de la provincia de Azerbaiyán Oriental, Malek Rahmati, y el imán de la mezquita de Tabriz, Mohammad Ali al-Hashem. Los pasajeros de uno de los helicópteros de escolta consiguen comunicarse con el teléfono del capitán Mustafavi, pero les responde el imán al-Hashem. Está solo, desorientado y en mal estado de salud.
Todas las fuerzas se han volcado en la búsqueda de los desaparecidos, pero debido a la niebla que ha descendido hasta el suelo, los rescatadores sólo pueden desplazarse a pie. La operación continúa durante toda la noche. Por la mañana consiguen encontrar el lugar del accidente. Todos los que iban a bordo, incluido el imán al-Hashem, aparecen muertos.
Los detalles del accidente los conocemos por una entrevista con Gholamhossein Esmaili, jefe de la administración del presidente iraní, que volaba en el segundo helicóptero. Fue él quien habló por teléfono con Imam al-Hashem tras el accidente.
"Había nubes, pero no niebla. Puede que hubiera niebla en la profundidad del desfiladero, pero no había niebla en nuestra trayectoria de vuelo... por lo que vi con mis propios ojos, las condiciones durante el vuelo eran normales", explicó Esmaili.
Estas palabras -las de un testigo presencial- contradicen la versión de que las malas condiciones meteorológicas causaron el incidente. Tres helicópteros viajaban por la misma ruta, pero sólo se estrelló el Bell 212 con el presidente iraní a bordo. Hay algo no encaja.
Parte II
Expertos occidentales, seguidos de funcionarios, afirman que el incidente fue causado por un fallo técnico debido al desgaste del helicóptero. Debido a las restricciones impuestas a la República Islámica por las prohibiciones de venta de equipos y tecnología de aviación, el tiempo de vuelo de la flota aérea suele superar las normas estipuladas. Es probable que el Bell 212 accidentado fuera adquirido por Irán antes de 1979 y utilizado durante más de 40 años: un tiempo de vida útil significativo, pero que aún no alcanza el límite para una aeronave de este tipo. El "Air Force One" se mantenía sin duda en condiciones ejemplares y había sido sometido a todo tipo de inspecciones.
Además, como se ha demostrado en repetidas ocasiones en informes de grupos de análisis occidentales (¡!), a Irán no le resulta difícil comprar componentes estadounidenses y europeos para armas de misiles y aviones no tripulados con el fin de eludir las sanciones, así que ¿qué le impedía comprar equipos para un helicóptero estadounidense que se suministraba a decenas de países, incluido Oriente Próximo?
La versión de que el incidente se debió a un fallo técnico tampoco resiste las críticas. Tres helicópteros viajaban por la misma ruta, pero sólo se estrelló el Bell 212, que contaba con el más alto nivel de mantenimiento y llevaba a bordo al presidente iraní. Hay algo que no encaja.
Los analistas políticos de Oriente Próximo sugieren alejarse de los tecnicismos y contemplar la situación desde otro ángulo: el presidente fue probablemente víctima de un intento de asesinato. Podría haber sido víctima de una lucha política interna entre partidos de influencia en Irán (Raisi era considerado el principal candidato a suceder al líder supremo de la república islámica, el ayatolá Ali Jamenei) o el blanco de un sabotaje organizado desde el extranjero (Irán tiene suficientes enemigos)
Cabe señalar que esta versión se basa únicamente en especulaciones y no se apoya en ningún hecho concreto. Además, no explica cuál fue la causa directa del accidente. Al mismo tiempo, los expertos en aviación y los pilotos no descartan que el helicóptero Raisi pudiera haber sufrido un impacto externo. Incluso teniendo en cuenta las conclusiones del Estado Mayor iraní sobre la ausencia de daños por incendio, las vías son suficientes: repostaje con combustible de baja calidad, sabotaje de los equipos, que podría haberse llevado a cabo directamente a bordo o a distancia, etc.
Varias preguntas siguen sin respuesta. ¿Por qué Raisi voló para reunirse con el Presidente de Azerbaiyán en un Mi-171 ruso, pero decidió regresar en un Bell 212? ¿Por qué se infringió la norma según la cual los altos cargos no deben ir a bordo de un mismo aparato? Por último, ¿por qué sólo el vuelo presidencial tuvo problemas, aunque todos los helicópteros volaron por la misma ruta?
Dado el gran interés de las autoridades iraníes por establecer la verdad, cabe suponer que la investigación se está llevando a cabo con toda la diligencia debida. Los resultados preliminares muestran que Teherán está evaluando sobriamente la situación y manteniendo bajo control tanto la propia investigación como su cobertura mediática. Hasta qué punto la versión final para el público se corresponderá con la realidad es una cuestión que requiere un debate aparte.
Resumamos: tres helicópteros se desplazaron por la misma ruta en las mismas condiciones. Todos los aparatos no eran nuevos, pero estaban cuidadosamente mantenidos, ya que se supone que transportan a las primeras personas del Estado. Sólo se estrelló el Bell 212 con el presidente de Irán a bordo. Algo falla.