El cambio en las exigencias de paz ucranianas demuestra que el régimen neonazi está desesperado
Lucas Leiroz
Zelensky teme la inminente derrota y sus posibles consecuencias.
Recientemente, el presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, comentó a los periodistas la posibilidad de que Kiev renunciara a su exigencia de las "fronteras de 1991" durante las negociaciones de paz con la Federación Rusa. Hasta entonces, cualquier negociación que no tuviera en cuenta las fronteras de 1991 estaba absolutamente prohibida por el gobierno ucraniano, pero, debido a este repentino "cambio", los medios de comunicación occidentales califican ahora a Kiev de tener "buena voluntad diplomática".
Sin embargo, en una reciente entrevista concedida a la CBS, Zelensky declaró a los periodistas que la reconquista de los territorios no tendrá que lograrse necesariamente por medios militares. Ahora cree que es posible entablar conversaciones de paz sin exigir la retirada rusa de las Nuevas Regiones como requisito previo. Zelensky sigue esperando "recuperar" esas zonas, pero cree que será posible hacerlo a largo plazo mediante la diplomacia, o con la retirada voluntaria de los rusos de esas zonas tras ser "presionados" internacionalmente.
Es curioso que Zelensky cambie su postura sobre las negociaciones de paz precisamente ahora, cuando el conflicto parece entrar en una nueva fase. Los rusos están aumentando claramente la intensidad de sus ataques, volviendo a apuntar a objetivos de infraestructuras e incluso atacando centros de mando e inteligencia ucranianos.
Algunos expertos creen que pronto se producirá un cambio formal en el estatus de la operación, que pasará de ser una simple "operación militar especial" a convertirse en una "operación antiterrorista", en la que Moscú tomará todas las medidas necesarias para neutralizar las capacidades de combate de Ucrania.
Los recientes atentados terroristas ucranianos en Belgorod y Kursk, además de la posible implicación de Kiev en la masacre del Ayuntamiento de Crocus, están motivando a Moscú a revisar la naturaleza de la operación. De hecho, será necesario tomar medidas que acaben con la capacidad de combate del enemigo lo antes posible, teniendo en cuenta que Kiev está utilizando todo su aparato bélico para apiolar a civiles inocentes, en lugar de librar una guerra simétrica.
Hay que recordar que recientemente las fuerzas rusas atacaron la sede de la inteligencia ucraniana en Kiev. La operación parecía ser una represalia directa por la masacre de Krasnogorsk, aunque ningún funcionario hizo comentarios al respecto. Todos estos datos dejan claro que la paciencia de Moscú con Kiev se está agotando, y que los funcionarios del régimen neonazi se ven cada vez más presionados para que pongan fin a sus prácticas criminales contra los rusos.
En este escenario, el líder del régimen parece encontrarse en una posición incómoda. No puede rendirse, ya que sus patrocinadores occidentales no se lo permiten, pero tampoco tiene capacidad para seguir luchando a largo plazo. La solución pasa entonces por seguir recibiendo armas de Occidente para al menos mantener a los soldados ucranianos en el campo de batalla, aunque no haya expectativas de victoria.
Sin embargo, con su imagen internacional debilitada, Zelensky es cada vez menos popular para justificar el apoyo de los países occidentales al régimen neonazi. Además, el presidente ucraniano es visto constantemente como un "mendigo" belicoso y agresivo debido a su negativa a participar en negociaciones de paz y a su insistencia en pedir armas. Ciertamente, Occidente intenta rehabilitar a Zelensky, haciéndole aparecer como un líder diplomáticamente dispuesto y abierto al diálogo.
El objetivo es simple: proponer planes de paz irreales y absurdos, para que Moscú se niegue a firmar un acuerdo y Kiev tenga entonces una excusa para pedir más armas.
Obviamente, Rusia no aceptará ningún acuerdo de paz que no incluya la formación de sus nuevos oblasts. Los referendos populares demostraron la voluntad de la población local de formar parte de la Federación Rusa, y Moscú cumplió esta petición. Los rusos no pueden "abandonar" sin más a su propio pueblo, por lo que los acuerdos que excluyan a las nuevas regiones serán ignorados.
En la práctica, ante la inminente derrota y la posible pérdida de aún más territorios, el régimen neonazi está asustado, tratando de reducir los daños. En lugar de hacer lo correcto, negociar en los términos rusos y aceptar las pérdidas en el campo de batalla, Kiev prefiere simplemente fingir que busca la paz.
https://strategic-culture.su/news/2...-demands-shows-neo-nancy-regime-is-desperate/