Palestina día 199.
Algunas consideraciones.
"...La UE se dispone a ampliar sus sanciones a Irán como advertencia política tras el ataque a Israel...".
¿Por qué la UE sanciona a Irán, que respondió un ataque que violó el derecho internacional, y al hacerlo, amparado en el derecho internacional, como legítima defensa, USrael no es sancionado?
Hoy no tengo muchas ganas de escribir en la parte de Palestina, es muy simple, me considero una persona preparada, bastante curioso, culto por naturaleza, pero tengo una intriga que no puedo resolver, ¿cómo los sionistas pueden ser bestias tan inhumanas?, le verdad, es que buscando mucha información, leyendo escritos muy buenos, y al final, uno ve lo que hacen, y yo, teniendo una capacidad de entendimiento bastante desarrollada, no logro entender, y me provoca una profunda frustración.
Quizás lo intuí desde el primer día, y por eso lo dije, es un asunto muy complejo, por qué lo dije?, por lo inevitable para alcanzar la paz y la concordia, la entidad sionista debe desaparecer. Es mi conclusión.
Ha aparecido una columna en Internet, en un periódico de alto tiraje y visualización, que viniendo de occidente, bien vale la pena leerla, es de dos personas; Gonzalo Sánchez-Terán y Gonzalo Fanjul. Se llama, "Occidente ha perdido el juicio". Hay bastante honestidad en sus dichos, en especial la crítica a occidente. Se las dejo.
Hablar con trabajadoras y trabajadores humanitarios de Oriente Medio en estos días es escuchar un relato de ira y abatimiento. La ira es fácil de comprender. Desde el pasado 7 de octubre, más de 200 trabajadores humanitarios, casi todos palestinos, han sido asesinados en la franja de Gaza como consecuencia de los ataques del ejército israelí. Tuvieron que morir siete miembros de la ONG World Central Kitchen, seis de ellos occidentales, para que algunos gobiernos de UE y el EEUU emitieran leves críticas contra Israel.
La respuesta del primer ministro Benjamin Netanyahu fue concisa y predecible: “Esto pasa en una guerra”. A este desplante las potencias occidentales respondieron unas con un silencio resignado y cómplice, y otras, como EEUU, renovando el envío de armas a Israel. El mensaje es claro: la vida de los trabajadores humanitarios apenas tiene valor; si son palestinos, menos aún.
La ira de los trabajadores humanitarios se ha ido acumulando mes a mes. Cuatro semanas después del inicio del conflicto, cuando ya 89 compañeros habían muerto bajo las bombas o a balazos en la franja de Gaza y los soldados israelíes habían realizado más de 100 ataques contra centros de salud, el Comité Permanente entre Organismos (IASC, por sus siglas en inglés), órgano de coordinación de las principales agencias humanitarias, publicó un comunicado denunciando el incumplimiento del derecho internacional y exigiendo un alto el fuego humanitario.
Sin embargo, las resoluciones presentadas ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en defensa de ese alto el fuego fueron vetadas por EEUU, e Israel continuó matando indiscriminadamente a civiles y trabajadores humanitarios.
El mensaje es claro: la vida de los trabajadores humanitarios apenas tiene valor; si son palestinos, menos aún. Cuando el Tribunal Internacional de Justicia, el 26 enero, dictaminó que Israel estaba plausiblemente violando la Convención sobre el Genocidio en Gaza y exigió a su Gobierno, entre otras medidas, permitir la entrada de asistencia humanitaria, pudo parecer que la presión internacional obligaría a Netanyahu a acatar el veredicto. No hubo ni presión ni acatamiento.
Horas antes de que el Tribunal Internacional de Justicia hiciera público su veredicto, Israel acusó a 12 miembros de UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, de haber participado en los crímenes cometidos por Hamás el 7 de octubre. Que Israel no presentara prueba alguna respaldando sus acusaciones, que UNRWA tenga 13.000 empleados en Gaza o que sea la única organización con la infraestructura y el personal capaz de distribuir asistencia en medio de la hambruna de los palestinos no impidió que 18 países donantes, entre ellos EEUU, Gran Bretaña, Alemania e Italia, suspendieran su financiación.
A casi ningún país de la OCDE pareció preocuparle las consecuencias de socavar el trabajo de una organización de Naciones Unidas durante una terrible crisis humanitaria en base a acusaciones ni justificadas ni verificadas. El Informe Colonna, una investigación independiente encargada por Naciones Unidas y liderada por la antigua Ministra de Asuntos Exteriores francesa Catherine Colonna con el apoyo de tres centros de estudios escandinavos, publicado el 22 de abril, concluyó que Israel, tres meses después de realizadas las acusaciones, aún no ha mostrado prueba alguna de su veracidad. La ira, decíamos, es fácil de comprender.
Y hubo consecuencias. En marzo, la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria de la FAO (IPC, por sus siglas en inglés) mostraba que, “los niveles catastróficos de hambre en Gaza son los más altos jamás registrados en la escala IPC, tanto en términos de número de personas como de porcentaje de la población. Nunca antes habíamos visto un deterioro tan rápido hasta llegar a una hambruna generalizada”.
Numerosas organizaciones internacionales, entre ellas Oxfam, han detallado cómo Israel continúa bloqueando el acceso de ayuda a Gaza. El obstinado incumplimiento de las medidas impuestas por el Tribunal Internacional de Justicia con el objetivo de prevenir un genocidio, ante la rabia de quienes luchan en primera línea por salvar vidas, no mella el apoyo a Israel de las mayores potencias occidentales.
Cuando la ayuda humanitaria logra penetrar en la Franja, los resultados pueden ser igualmente trágicos. El 29 de febrero, los soldados israelíes que acompañaban a un convoy humanitario en el norte de Gaza abrieron fuego contra una multitud de palestinos hambrientos, matando a más de 100 personas e hiriendo a 700. El ejército afirmó que solo había disparado al aire para evitar aglomeraciones, pero una sobrecogedora investigación de la cadena estadounidense CNN desmontó esta versión. Tras la masacre, EEUU bloqueó una declaración de condena en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas propuesta por Argelia.
En lugar de obligar a Israel a permitir la entrada de alimentos y medicinas en Gaza, Biden decidió arrojar ayuda desde aviones, contra la opinión de todos los expertos que consideran este sistema caro, ineficaz y peligroso. En los primeros días de la operación, cinco personas murieron aplastadas por los paquetes, según algunos medios. No es extraño que toda esta tragedia provoque ira.
El abatimiento es más complejo de explicar y, quizá, ha calado más profundo. Una trabajadora siria del Programa Mundial de Alimentos contaba en privado, con lágrimas en los ojos, lo que ella y sus compañeros sintieron cuando la Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cindy McCain, nombrada para este cargo por el Gobierno de EEUU, participó en primera fila el pasado noviembre en un acto de homenaje a Israel cuando más de 100 trabajadores humanitarios de Naciones Unidas ya habían sido asesinados por su ejército.
Mientras su personal muere en Gaza, muchas agencias de Naciones Unidas son dirigidas por diplomáticos o ejecutivos nombrados por países que apoyan y a menudo arman a Israel. El consenso de las naciones poderosas hace que el Programa Mundial de Alimentos sea dirigido por un estadounidense —al igual que Unicef, o que la Oficina de Asuntos Humanitarios la dirija un británico y el Departamento de Operaciones de Paz, un francés—. Estos nombramientos se producen al margen de todo sistema democrático y hacen que lo alto de la pirámide del gobierno global esté siempre dominado por los países que ahora justifican o participan en los presuntos crímenes de guerra del Gobierno israelí.
Los trabajadores humanitarios de Oriente Próximo, mujeres y hombres palestinos, yemeníes, jordanos, sirios, iraquíes, apostaron por un orden mundial emanado de la Carta de Naciones Unidas y protegido por una serie de acuerdos internacionales, desde las Convenciones de Ginebra a la Convención de Derechos del Niño, que en tiempos en paz y, sobre todo, en tiempos de guerra, obligan a todos los Estados del mundo a respetar normas humanas y humanitarias, en la confianza de que no hacerlo conlleva consecuencias.
Cuando el primer ministro de Israel, tras el asesinato de más de 200 trabajadores humanitarios, además de la fin de 35.000 civiles palestinos —más de un tercio niños y niñas— afirma que “esto pasa en una guerra”, y no sucede nada, ese orden mundial o está roto o es, directamente, criminal.
Los trabajadores humanitarios te cuentan cómo en muchas comunidades les insultan por trabajar para organizaciones ligadas a Europa y EEUU. Es difícil hablar de políticas de género o de derechos humanos en nombre de instituciones impulsadas y sostenidas por países que financian, arman o miran hacia otro lado cuando Israel bombardea y ametralla a mujeres, ancianos y niños palestinos. En las voces de esos profesionales que creyeron en un ideal colectivo de principios y valores universales se escucha, quizá más honda que la ira, la desilusión.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los países occidentales que se habían beneficiado de siglos de colonialismo y opresión propusieron un nuevo orden basado en la justicia antes que en el poder del más fuerte, en la gobernanza global por encima de la fuerza bruta, en los derechos humanos sobrepujando a los intereses geopolíticos. La guerra de Gaza ha demostrado que el orden mundial es en realidad la orden mundial: orden en su acepción de mandato, no de concierto. Occidente se presentó ante el tribunal de la humanidad con un alegato mendaz a favor de la justicia global. Occidente ha perdido el juicio.
(*) Gonzalo Sánchez-Terán es Director Adjunto de Programas Humanitarios del Center for International Humanitarian Cooperation. Gonzalo Fanjul es coeditor del blog de Planeta Futuro 3.500 Millones.
Pedro Sánchez agradece a Egipto sus esfuerzos para lograr un alto el fuego en Gaza.
El presidente ha mantenido una conversación telefónica con su homólogo en Egipto, Abdelfatá al Sisi, en la que le ha agradecido su esfuerzo por conseguir un alto el fuego y la liberación de los rehenes.
Además, Sánchez le ha remarcado el compromiso de España con el reconocimiento del Estado palestino y la apuesta por la solución de los dos Estados como el camino hacia la paz, en un mensaje que ha compartido en X.
Casi 200 cadáveres desenterrados en las fosas comunes halladas en el sur de la Franja.
El recinto del hospital Nasser de Jan Yunis (en el sur de la franja de Gaza) acoge más fosas con decenas de cadáveres además de la descubierta el domingo. Hasta el momento se han desenterrado 190 cuerpos y se prevé hallar al menos otro centenar, señalan fuentes de Euro-Med Human Rights Monitor en una publicación en la red social X que acompaña con un vídeo del lugar.
Los operarios que trabajan en las instalaciones han desenterrado este lunes, al menos, 73 cuerpos, en algunos casos pertenecientes a mujeres y menores, según fuentes del servicio de emergencias de Gaza citadas por la cadena Al Jazeera.
Tras mantenerlo sitiado, las tropas de ocupación de Israel atacaron y asaltaron en la noche del 14 al 15 de febrero las instalaciones del Nasser, el mayor complejo hospitalario del sur de la Franja. Seguidamente, tomaron durante semanas el control del centro médico. Las fosas se han descubierto después de que el ejército israelí haya retirado a sus efectivos del lugar.
Un coche atropella en Jerusalén a 3 personas, según confirma la policía al medio Haaretz.
Tras el choque, dos tripulantes intentaron abrir fuego con metralletas contra los presentes, dándose a la fuga tras no conseguirlo. Ambos han sido detenidos media hora después, escondidos en una tienda cercana al lugar del ataque, en el barrio de Romema. Tienen 17 años.
Irlanda y España insisten en que Israel dé explicaciones ante los Veintisiete por la situación “inaceptable” en Gaza.
El ministro de exteriores Albares, y su colega irlandés, Micheal Martin, han insistido en que Israel dé explicaciones ante los Veintisiete en una futura reunión por la situación “inaceptable” en Gaza, elevando además la presión para que la Comisión revise el cumplimiento de las obligaciones de los derechos humanos de Israel en virtud del acuerdo de asociación.
En declaraciones previas a la reunión de ministros de Exteriores y Defensa de la UE en Luxemburgo, Albares ha recalcado que llevará de nuevo la petición a la reunión. “La petición sigue en la mesa, como cuando los presidentes enviaron la carta”, ha dicho sobre la iniciativa liderada por Sánchez, y el ex primer ministro irlandés, Leo Varadkar.
En la misma línea, su homólogo irlandés ha reiterado que llevará a la reunión la petición de revisión del acuerdo de asociación tras denunciar que “lo que pasa en Gaza es totalmente inaceptable desde el punto de vista humanitario”. Martin ha insistido en que el derecho humanitario se ha incumplido en Gaza y ha denunciado que los bombardeos continuos, dado el nivel de destrucción en el enclave, “se escapan al entendimiento”.
Aparte de llamar a un alto el fuego inmediato y al aumento de la ayuda humanitaria en la Franja, Madrid y Dublín comparten estrategia para avanzar en el reconocimiento del Estado de Palestina, algo que según ha reiterado Albares servirá para hacer “irreversible” la solución de dos Estados que apoya la comunidad internacional. “Es algo indispensable para proteger y hacer irreversible la solución de dos Estados”, ha argumentado Albares, indicado que esto conducirá a una paz sostenible y a frenar la espiral de violencia.
Irlanda es el principal socio de España en la campaña diplomática para crear un frente común en Europa para reconocer a Palestina. Sánchez ha mantenido una gira que le ha llevado mantener contactos con los líderes de Noruega, Irlanda, Portugal o Eslovenia para avanzar en el reconocimiento, siguiendo su intención declarada de dar el paso en el primer semestre
El balance de la agresión israelí ha aumentado a 34.151 mártires y 77.084 heridos desde el 7 de octubre”,
Durante las últimas 24 horas los militares israelíes han cometido seis “masacres” que se han saldado con 54 muertos y 104 heridos.
En este sentido, ha reiterado que un número indeterminado de víctimas “siguen bajo los escombros” y “tiradas en las carreteras” y ha añadido que “las ambulancias y el personal de Defensa Civil no pueden llegar a ellas”. Las autoridades gazatíes han cifrado en sus últimos balances en unos 7.000 los desaparecidos desde el inicio de la ofensiva.
Dimite el jefe de la inteligencia israelí por los ataques de Hamás.
El general Aharon Haliva, ha dimitido y se marchará una vez que se designe sucesor. Haliva ya había aceptado la responsabilidad por los errores que permitieron el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre.
“La División de Inteligencia no estuvo a la altura de la tarea que se nos encomendó. Junto a la autoridad de mi cargo sé que hay una gran responsabilidad”, admite Haliva, quien asegura que solicitó una comisión para “investigar y averiguar de forma exhaustiva, profunda, completa y precisa todos los factores y circunstancias que condujeron a los difíciles acontecimientos”.