“Ucrania recibió un impulso muy necesario en su guerra contra Rusia cuando el Congreso de Estados Unidos aprobó la semana pasada un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares. Sin embargo, en u…
slavyangrad.es
Ocheretino, Chasov Yar y el frente de Donbass
03/05/2024
“Ucrania recibió un impulso muy necesario en su guerra contra Rusia cuando el Congreso de Estados Unidos aprobó la semana pasada un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares. Sin embargo, en una entrevista concedida el domingo a CNN, Mark Herlting, ex teniente general estadounidense, afirmó que Ucrania sigue enfrentándose a graves obstáculos en su intento de recuperar el territorio arrebatado por Rusia, y que la escasez de reclutas es uno de los principales problemas”, escribe
Business Insider reflejando el sentir prácticamente general de la prensa occidental actualmente. Tras meses de súplicas, exigencias que sonaban a chantaje y exageradas alertas de invasiones rusas de países de la OTAN, Kiev ha obtenido la aprobación de un paquete de asistencia militar vinculada a Ucrania por valor de casi 61.000 millones de dólares. Sin embargo, con unos problemas que no se solucionan de forma rápida ni únicamente a golpe de talonario, Ucrania sigue exigiendo más y la prensa observa por primera vez cómo las promesas de más financiación no logran el objetivo de elevar automáticamente la jovenlandesal de las tropas y la población.
“Las tropas rusas han capturado o entrado en una media docena de aldeas del frente oriental de Ucrania durante la última semana, lo que pone de relieve el deterioro de la situación en la región para las fuerzas ucranianas, superadas en número y armamento, a la espera de la tan necesaria ayuda militar estadounidense”, alerta
The New York Times en relación con la ofensiva local en la región al oeste de Avdeevka. Ayer, casi una semana después de que medios ucranianos confirmaran que la única presencia de sus tropas se limitaba a las afueras occidentales, Ucrania confirmó, por ejemplo, la pérdida de Ocheretino, localidad a partir de la cual Rusia planea consolidar su superioridad.
En este sector, las tropas rusas han logrado ampliar su zona de control, alejar el frente de sus ciudades importantes y acercarlo peligrosamente a las barreras geográficas que previsiblemente ralentizarán el avance, pero que colocarían la línea de contacto a escasa distancia de un nudo logístico y táctico importante para Ucrania, Krasnoarmeisk, ahora Pokrovsk. La situación se repite a unos kilómetros al este de esa posición, en los alrededores de Chasov Yar, donde el alcalde ucraniano confirmó ayer que la batalla ha llegado a las afueras de la importante localidad cuya pérdida pondría a Rusia en una situación propicia para avanzar sobre Konstantinovka, última barrera antes del fortín que conforma la aglomeración urbana de Slavyansk y Kramatorsk.
Por el tipo de avance y la táctica que está siendo utilizada para presionar a Ucrania en ambas direcciones, puede deducirse que el objetivo no es romper el frente y hacer colapsar las defensas de un sector sino presionar a las tropas de Kiev en sus puntos logísticos más importantes del frente de Donbass, prioritario para Rusia en la guerra terrestre. Se trata de una guerra de desgaste que, a juzgar por la actual preocupación mediática sobre la escasez de soldados que sufre Ucrania, está obteniendo el resultado buscado. No se trata de buscar un avance relámpago que sería imposible en el sector más fortificado del frente y para la que Rusia tendría que contar con una cantidad de recursos y personal de los que no dispone en cada sector de un frente de centenares de kilómetros, sino de impedir el ataque y la defensa de Ucrania a base del desgaste de sus mejores unidades de combate. Aunque esta idea se ha repetido a lo largo de los más de dos años de participación rusa en la guerra, es ahora cuando puede decirse que comienza a funcionar de una forma en la que no lo había hecho en el pasado.
La situación muestra la importante superioridad rusa en la guerra terrestre en estos momentos. La asistencia estadounidense ha llegado en plena crisis para las tropas ucranianas tanto en lo que respecta al armamento, que ha demostrado no ser superior a aquel del que dispone Rusia, y al personal. “La falta de munición está obligando a los soldados ucranianos, superados en número, a retirarse, una aldea tras otra, incluidas tres que se rindieron el domingo, mientras intensos combates sacuden el campo que rodea Avdiivka casi tres meses después de que la estratégica ciudad cayera en manos de Rusia”, escribió ayer
AP en un artículo que destaca que la retirada no aleja el peligro, ya que “las líneas defensivas de la retaguardia que debían cubrirles son prácticamente inexistentes” según las fuentes del artículo, soldados que se encuentran sobre el terreno. Las carencias se encuentran en el armamento, el personal y las capacidades de defensa, es decir, de planificación.
Aún así, no ha desaparecido completamente en la prensa la voluntad de presentar como cierta la narrativa ucraniana. “Serhii Kuzan, presidente del Centro Ucraniano de Seguridad y Cooperación, un grupo de investigación no gubernamental, afirmó que el mando ucraniano tuvo que hacer «una elección entre una mala situación y otra aún peor» y decidió perder territorios en lugar de soldados»”, afirma, por ejemplo,
The New York Times. Al igual que sucedió en Avdeevka, Ucrania ha retirado sus tropas de las diferentes localidades que ha perdido esta semana cuando la batalla estaba ya perdida y gastados recursos humanos y materiales como han atestiguado, en referencia al desgaste de las brigadas implicadas, medios marcadamente proucranianos. Cada retirada ucraniana de estos días ha sido provocada por la superioridad rusa y tras haber sufrido las bajas que el medio estadounidense prefiere creer que han sido evitadas.
El medio va más allá de la versión oficial para, sin negar la dura situación actual, presentar buenas perspectivas de futuro. Para ello cuenta con el análisis de una de las instituciones más citadas por la prensa occidental, el
neocon Institute for the Study of War (ISW), que realiza un seguimiento diario de la guerra, generalmente desde la perspectiva de ver la situación de la forma que en cada momento más beneficia a Ucrania. Hace unas semanas, por ejemplo, el
think-tank explotaba el peligro de la derrota ucraniana para exigir armas para Kiev, mientras que ahora ve una situación difícil que puede superarse si se garantiza un aún mayor suministro occidental de armas. La fase defensiva actual se produciría a la espera de una ofensiva que prevé para 2025 o incluso para finales de este año, una opción que ya a finales de 2023 parecía inviable a ojos de los socios de Ucrania.
Fue la primera semana de diciembre cuando los medios de comunicación publicaron por primera vez los planes de los socios de Kiev: plantear el año 2024 como clave para la defensa para plantearse la posibilidad de una ofensiva en 2025. Desde entonces, la situación de Ucrania no solo no ha mejorado sino que se ha agravado notablemente con la mejoría rusa y el aumento del uso de la aviación, que está minando tanto las capacidades de lucha de Ucrania como la jovenlandesal de sus tropas. En referencia al informe del ISW, el periodista opositor ruso Leonid Ragozin, abiertamente favorable a Ucrania, recogía las impresiones de
Bajmutsky Demon, “un popular blog de guerra ucraniano supuestamente gestionado por un soldados desplegado en Chasov Yar”, que “pide a los periodistas no tener al ISW como una fuente fiable”. El bloguero afirma que “este análisis de una realidad paralela suena como algo ridículo. Citándolo parecéis idiotas. Nada de lo que hay ahí se corresponde con la realidad, nada en absoluto”.
La segunda consecuencia del empeoramiento de la situación para Ucrania es la exigencia de un aún mayor compromiso de sus aliados a pesar de las promesas de varias decenas de millones, el anuncio del envío de misiles de largo alcance con los que Kiev tiene la esperanza de destruir las infraestructuras de Crimea -especialmente el puente de Kerch- y el compromiso de aumento de la producción para mantener la guerra a años vista. Zelensky no exige ya siete sistemas Patriot, sino que la cantidad necesaria ha pasado a ser de “al menos” siete. Cada concesión de armas implica el aumento de las peticiones.
En ello, el presidente ucraniano cuenta con el beneficio de la duda de la prensa y la voluntad de la OTAN de navegar entre el riesgo de la derrota y el éxito seguro para lograr más presencia en la guerra y garantizar su continuación. “Es importante visitar Kiev nuevamente y reunirse con el presidente Zelensky. La situación es difícil, pero aún no es demasiado tarde para que Ucrania prevalezca y hay más apoyo en camino. La OTAN también está dando pasos adelante a largo plazo, poniendo a Ucrania en un camino irreversible hacia la Alianza”, afirmó Jens Stoltenberg en su última visita a la capital ucraniana, en la que trató con Zelensky la idea de la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares de asistencia militar a largo plazo. La guerra debe continuar si Ucrania y sus socios aspiran a lograr parte de sus objetivos, entre los que destaca llegar a una resolución sin concesiones en una negociación en la que Kiev pudiera dirigirse a Rusia en el lenguaje del ultimátum, algo a día de hoy tan realista como las optimistas previsiones del Institute for the Study of War.