El Nutriscore es a los alimentos lo que los criterios ESG a las empresas (y próximamente a los ciudadanos): un puñetero NEGOCIO para jorobar a las pequeñas empresas y dejarlas en manos de las grandes multinacionales. Nestlé puede invertir millones en consultores que le ayuden a que su hez tenga calificación A, y a malas puede “comprar” la calificación. Las pequeñas empresas de la competencia NO PUEDEN.
Con los criterios ESG sucede lo mismo: hay centenares de consultoras “asesorando” (a cambio de muchos millones) a las multinacionales para que consigan la calificación suficiente, y entonces nos encontramos que multinacionales químicas, petroleras o fabricantes de coches tienen una calificación ESG que les permite acceder a créditos baratos, ayudas y contratos públicos, mientras que sus competidores de menor tamaño NO PUEDEN PERMITÍRSELO, lo que los condenará a sufrir para financiarse y no poder optar a contratos y ayudas públicas.
Y ojo, que los criterios ESG se quieren implementar también para las personas, y lo tendrán muy fácil cuando estén implementadas las CDBCs y la identidad digital.
¿O es que la gente todavía se cree que esas cosas las hacen porque les preocupan nuestra salud y el medio ambiente? Poco nos pasa…
Nota: llevaba décadas comiendo Chocapic, normalmente a palo seco, acompañados por café o Coca-Cola. Sí, ya sé que no es lo más sano del mundo, pero cada uno es libre de matarse como le salga de los narices. Pues bien, resulta que he tenido que cambiar a una dieta más sana por dos razones: 1) los Chocapic con Nutriscore A son UNA hez que no sabe a nada y 2) la Coca-Cola ha subido demasiado de precio, entre otras cosas, por los impuestos a las bebidas carbonatadas, el plástico y el IVA, y también por el impuesto encubierto de la calificación ESG. Podría pagarla, pero NO ME DA LA GANA.