tristemente es asi.
El famoso comedor para invitados y la salita para el dia a dia.
La mejor habitacion de la casa, la mas grande y mejor amueblada infrautilizada, y haciendo vida de diario en una habitación mas pequeña y peor situada.
Esto lo he visto en todas las parejas de la generación de mis padres (gente rondado los 80 años)
Hay cosas mucho más extrañas. Hoy en día hay gente que se mudó a un adosado o pareado muy grande, o a una casa medianera de las muy grandes, y la reformó, y cuenta con tres cocinas: una entendible, en el fondo del garaje, lindando con el patio, para usarla en verano, la paella, la piscina. Pero luego tiene dos cocinas, una donde aprovechó la del piso, la típica de puertas de roble, se la ajustaron bien, y es la que usa. Y luego una cocina de muestra, totalmente moderna. Que no se va a usar porque sería una pena, claro.
Así era el suelo de algunas habitaciones de la casa en la que me crié. Cuando llegamos estaba enmoquetado, y un día a mi progenitora le dio el arrebato y se cargó la moqueta, mucho mejor el suelo de madera, dónde va a parar. Luego mi abuela puso en su casa el típico parqué que va todo en uves, muy oscuro, que era lo más en esa época, a mediados de los ochenta, y todas las telas muy aparatosas, influencia de la boda de Lady Di, mucho raso y puntilla en las habitaciones. De esto que lo recuerdas con entre cariño y espanto.
Sí, sí, en los ochenta, las telas de otomán, el chinz. Mucho chinz, como encerado, de flores.
Una maestra mía que en los ochenta era compañera en la carrera, curiosamente, nos invitaba a su casa a estudiar. Y recuerdo el techo del salón, inmenso. Estaba cubierto por una tela brillante, como una especie de damasco dorado,, que colgaba de las esquinas de la escayola, y se recogía con un inmenso drapeado en el centro, del cual colgaba la araña de cristal. Un super exceso palaciego.