Muchos vendedores que trabajan estos días en las patronales de Lugo aseguran no recordar un año tan malo: «Imos baixar as persianas para ir a comer e iso nunca o tivemos que facer»
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Un San Froilán «nefasto» para los puestos de venta de la feria: «Ayer ingresé solo 60 euros después de gastar más de 1.600 en permisos»
Las fiestas del
San Froilán, en Lugo, saben a pulpo y huelen a algodón de azúcar. Las barracas ilusionan a los más pequeños, los conciertos atraen a los jóvenes y los espectáculos y las orquestas hacen las delicias de los adultos. Sin embargo, en las patronales lucenses se pueden hacer muchas más cosas. Quien quiera llevarse un recuerdo o encontrar ese producto que lleva tiempo buscando tiene muchas posibilidades de hacerlo en uno de los puestos de venta que están instalados en el recinto ferial del San Froilán.
Desde ropa hasta juguetes, joyas, productos alimenticios, muebles o pinturas de la ciudad, los afortunados que visiten la ciudad amurallada en los próximos días podrán llevarse multitud de productos distintos expuestos en una zona muy accesible de Lugo. El recinto ferial ofrece todos estos servicios, ajenos al bullicio de las atracciones y de la hostelería, repleta esta semana de fiesta.
Nivel de ventas inédito
De hecho, estos comercios particulares querrían estar tan llenos como los bares y las atracciones, pero lo cierto es que les queda más lejos que nunca. Así mismo lo relatan los comerciantes que llenan las casetas colocadas en el entorno del parque Rosalía de Castro de Lugo, que coinciden en que
este año es el peor que recuerdan en cuanto a volumen de ventas.
Y es que este gran descenso en los ingresos afecta a todos por igual. Tanto en puestos destinados a los niños, que venden peluches o juguetes, hasta los especializados, que comercian con productos ecológicos, pasando por los más tradicionales de cestería o ropa, están sufriendo una gran bajada de ventas.
Poca gente puede ilustrar mejor esta realidad que María. Ella es la responsable de una pequeña tienda que ofrece peluches, juguetes y demás productos destinados al público infantil. La mujer se muestra «entristecida» por cómo está yendo este año, ya que afirma que el volumen de ventas de su comercio es casi nulo. «Ayer solo hice 60 euros. Nadie compra nada. Con estas ventas, no podemos vivir.
Gastamos más de 1.600 euros para instalarnos aquí y no vamos a llegar ni a cubrir los costes», alega la mujer.
Tanto ella como muchos otros comerciantes coinciden en decir que el San Froilán era para ellos una cita fija cada año. En gran medida, porque el público de Lugo suele ser muy gastador y «todos los años merecía la pena venir», dice María. Ella misma, que ha trabajado en varias ocasiones a las patronales, concluye afirmando que «es el peor año que recordamos».
En la misma línea se expresa Sara, la responsable de un comercio llamado Pitiflús, que posee una de las casetas ubicadas frente a la Audiencia Provincial de Lugo. Ella viene de Asturias y este es su décimo año en San Froilán. «Llevamos desde el viernes pasado aquí y está siendo el peor año sin duda. Teníamos unas buenas previsiones, pero ya se han ido todas al garete. Estamos todos igual, es un año nefasto», indica.
Sara asegura que
la ola de calor puede haber hecho que muchos lucenses se hayan «escapado a la playa», sobre todo «los que son de aquí de toda la vida» y «ya están algo cansados del San Froilán».
La misma tesis la apoya Daniel, responsable de la tienda de Caurelor. Él lleva años también viniendo a ofrecer sus productos al San Froilán. Es de Quiroga y se dedica a la venta de productos de calidad derivados de la castaña. «Estamos todos igual. Nós, os que venden pulseras e os que venden xoguetes. Non sei que está pasando este ano, pero ninguén factura nada, e nós temos que recuperar os máis de 700 euros que gastamos nos permisos», lamenta.
Una gran representación de la situación la expresa él al decir que «por primeira vez imos baixar a persiana para ir a comer, algo que nunca fixéramos porque outros anos había clientela todo o día».
Alba, una trabajadora de otra tienda ubicada cerca de la de Daniel, añade que ella misma se marchará del puesto de venta «se a cousa segue así», ya que «non temos a quen atender». Ambos añaden que incluso negocios que «sempre teñen colas» están «pinchando» este año, como la venta de churros o de comida rápida.
Jairo, el responsable de un puesto de venta de productos de cuero y madera como collares y complementos, señala a la poca intención de la gente de gastar dinero en sus productos. «Creo que este año están más por gastar en los bares y en las atracciones y menos en nosotros». Él y su familia vienen de Valencia y asegura que, «si llegamos a saber cómo iba a ir la semana, nos hubiéramos quedado allá».
Él señala también a la normativa del Concello de este año, ya que asegura que no les han dejado sacar sus productos a la vía pública ya que «nos tienen prohibido ocupar más de un espacio que nos parece muy reducido».
Algo similar opina Edwin, responsable de dos casetas de venta de productos infantiles y juguetes. Él alega que el Ayuntamiento «ni siquiera nos ha puesto la luz gratis». A este paso, dice, «no vamos ni a recuperar los 1.100 euros que nos costó instalarnos aquí en la subasta».
Termina Edwin mostrando un poco de esperanza al asegurar que espera que el domingo sea el «mejor» día y que les ayude a recuperar algo de la inversión. «Si no, este será el último año que vengamos», termina.