Pues al final, lo que sucederá, por lo que parece es que la plantilla será absorbida por otras empresas (habrá que ver cómo lo hacen y qué repercusiones tiene a largo plazo meter 1800 personas en empresas con un volumen de negocio determinado) y al final, quien pagarán el pato son las pequeñas empresas que suministraban a Fagor.
Vamos, como casi siempre. En el País Vasco además, ha existido la tradición de que si entrabas en una empresa fuerte ya era un trabajo para toda la vida ("me han hecho fijo, me han hecho fijo" lo gritaban a los 4 vientos como si le hubiese tocado la lotería) y se creen con ciertos privilegios.
Otros hemos estado trabajando en empresas más pequeñas, cobrando una miseria (y además en oscuro porque no te querían hacer contrato), sacando el trabajo con convenios de prácticas, eventuales o de manera interina en la Administración Pública, y cuando nos han echado a la calle nadie se ha acordado de nosotros, ni se acordará.
Al final, los trabajadores de las empresas grandes tienen algo más de capacidad para negociar y, en este caso en concreto, parece que el ser cooperativista te otorga un derecho para toda la vida.
A ver si el País Vasco aprende esta lección. Me alegraría de que el impacto en la economía fuese el menor posible, pero no puedo tener cierto sentimiento de entre rabia y resignación porque mientras a algunos nos dejan totalmente desamparados, otros siguen en la rueda a pesar de que las circunstancias sean las mismas.
A veces, desde el rencor, deseo que el País Vasco sufra la crisis en su máxima expresión, porque hay mucha gente aquí que no se da cuenta de lo mal que lo están pasando algunas familias.