Ikea, Primark o Decatlhon simplemente....comprenden al cliente y sus verdaderas necesidades.
Cuando yo era crío una librería para el salón costaba un par de sueldos, y unas botas de montaña casi casi como la compra del mes
¿Está bien o está mal? Simplemente, está. Era la oferta que había.
Pero ojo, no signfica (que enseguida se va por ahí...) que los que hacían esto fueran ladrones. En absoluto, el escenario anterior era hacer muebles a mano, o que ni siquiera existieran las botas de montaña para el gran público.
Simplemente, estas empresas comprendieron algo básico: hay necesidades a las que no le damos valor. Preferimos tener 1.000€ más en el bolsillo y tener una librería prefabricada, lo mínimo imprescindible, porque tenerla de caoba o que sea de diseño nos la pela.
Igual que si subimos 2 veces al monte al año, para pegarnos un baño y comernos una tortilla de patatas, lo único que queremos son unas botas que valgan lo mínimo y no nos destrocen los pies. No necesitamos que sean la leche, ni que sirvan para -15ºC porque vamos a ir de domingueros en julio.
Esto es lo que hacen estas cadenas, rebajar a la calidad mínima suficiente para que la gente que no valora la diferencia con más calidad, pague lo mínimo.
Es el capitalismo, amigos. Y es cojonudo, especialmente para el consumidor.