Es que América se debería llamar, en todo caso, Colombia o Colombio, dado que "América" viene tal nombre de un explorador italiano llamado Américo Vespucio, que exploró las Américas después de Colón, y de otros muchos españoles que siguieron al almirante sufragado por los reyes de Castilla, antes que el tal Américo, al que no quito mérito, pero mucho menos quiero quitar a los que hicieron posible que el tal Américo pudiera hacer lo que hizo si los otros, los de Colón y los españoles que con él fueron, no hubieran encontrado un nuevo continente.
Es tan injusto, desde tal perspectiva nominal, como llamar Nueva Zelanda a una, o varias, islas situadas en nuestras antípodas, cuando los primeros europeos que pisaron aquellas playas eran españoles, pero ha quedado el nombre de Nueva Zelanda, en honor a una de las provincias holandesas que dieron los que se consideran que primero arribaron a aquellas costas, cuando ya ha quedado demostrado que no es así y que muy probablemente, personajes como Diego Alonso de Solís y otros, fueran los primeros europeos en desembarcar, por causa de la fatalidad, la casualidad o el conocimiento, todavía no bien comprendido de los recorridos marítimos de aquel tiempo.
En cualquier caso, como nota anecdótica o científica para pensar, entre los nativos de aquel territorio, hoy en día, se conservan palabras y expresiones que, dicen los nativos, les fueron pronunciadas por los primeros extranjeros blancos que llegaron a su isla. Tales expresiones y palabras son españolas y así las siguen pronunciando en la actualidad, transmitidas de padres a hijos, de abuelos a nietos desde que esos hechos ocurrieron y que dan por ciertos.