@steppenwulf Me imagino dentro de 200 años a un tejano o a un californiano hablando de la historia del por aquel entonces extinto imperio de los EE.UU. y diciendo que Microsoft y Facebook "no eran estadounidenses, sino de Silicon Valley", y que el petróleo texano que tuvo mucho que ver con la victoria en la Segunda Guerra Mundial "era eso, texano, y no estadounidense".
Todo esto, además, con los tejanos y californianos viviendo dentro de dos siglos en unas republiquitas subdesarrolladas de cosa asoladas por las bandas de narcos que mirarán con complejo de inferioridad a las superpotencias China e India, y que se creerán muy grandes porque comparadas con Bélgica o con Italia, Texas y California lo son,
pero no lo serán comparadas con la India o con China, al mismo tiempo que rechazan la herencia de la única superpotencia que les dio un momento de gloria universal, la única superpotencia a la que en un pasado pertenecieron, no como siervos, sino como miembros destacados.
Esto será cierto de los EE.UU. en 2220 con respecto a California y a Texas y es cierto en 2019 de España con respecto a, digamos, México, Chile o Argentina. España en la actualidad no es gran cosa, la 10ª o 12ª potencia mundial, menos en algunos aspectos, más en otros, pero hace siglos, y durante siglos, fue la gran superpotencia global.
Es duro de admitir cuando se ha nacido en un país que nunca ha sido nada. Y si ha sido alguna vez algo, sólo como parte de España, y como digo, como parte destacada.
Porque un criollo de Maracaibo o de Veracruz era más rico y más culto (y hasta más español), por término medio, que un español peninsular nacido en Argamasilla de Alba, igual que un ciudadano actual de San Francisco (CA) o de San Antonio (TX) es casi siempre más sofisticado y disfruta de un mejor nivel de vida que uno de las Ozarks (no me acuerdo ahora mismo de si están en Misuri o en Arkansas; en ambos casos, estados irrelevantes de la América profunda).
Yo voy a dejar aquí esta discusión, y le voy a poner en el ignore mientras siga este hilo (espero que después me acuerde de sacarle, porque tampoco tengo nada contra usted y el nuevo ignore de
@querido líder funciona demasiado bien).
Verá, le voy a contar una historia, y le doy mi palabra de que es un hecho real, y no una exageración retórica: tengo un amigo "de Internet" con el que a veces quedo en persona y con el que tengo una buena relación desde hace más de 15 años. Un hombre inteligente y agudo en casi todas las materias salvo en una. El pobre, y le juro que esto es verdad, cree que es el Anticristo, igual que Alonso Quijano creía que era Don Quijote. Esto es una condición mental contra la que no se puede luchar y que es inaccesible a toda argumentación lógica. Evidentemente, cuando sale el tema se vuelve aburridísimo e insoportable, y en esos momentos simplemente evito discutir con él.
Esta condición mental, en casos más leves pero, desgraciadamente, no más curables, se manifiesta en los nacionalismos, del que en España podemos ver con frecuencia ejemplos prácticos en el caso catalán y en este foro últimamente estamos viendo bastantes ejemplos en sus variantes latinoamericanas.
Pues vale, para ustedes la cortesana subida de peso. Quieren construir una identidad y un orgullo nacional rechazando elementos que, para bien o para mal, forman demasiado íntimamente parte de ustedes, igual que los nacionalistas catalanes y vascos desprecian una españolidad que es parte consustancial a ellos, en los catalanes por lo pícaro y por lo ramplón, y en los vascos, por lo fanático y por lo cruel. Pues nada, buena suerte en esa tarea, y paciencia, porque van a tardar en llegar a algo medianamente sostenible. Como yo no tengo 200 años para ver en qué evolucionan California o Chile, dejo aquí la discusión. Un saludo y
plonk!