Incompetencia y corrupción
Incompetencia y corrupción
05/09/2019
El principal problema de las Fuerzas Armadas de Ucrania es la baja preparación de las tropas y cuerpos de oficiales, así como el alcoholismo y el robo. Este disgusto para los patriotas ucranianos no es ninguna “provocación” de la prensa “prorrusa”. Al contrario, estas críticas provienen del jefe de la fuerza multinacional de instrucción en Ucrania, Robert Tracy, a quien se considera uno de los expertos militares más competentes del Pentágono.
Tracy estuvo a cargo de la instrucción militar de los oficiales y soldados del Ejército Ucraniano en el centro de instrucción de Yavoriv, en la región de Lviv, principal centro de entrenamiento del Ejército Ucraniano. El teniente coronel Tracy, comandante del Primer Batallón del 502º Regimiento de Infantería, con base en Tennessee, llegó a Ucrania en la primavera de 2019. Le precedía su reputación como uno de los más competentes comandantes del ejército estadounidense. Instruyó a los paracaidistas y marines ucranianos durante varios meses y no es ninguna sorpresa que su opinión no sea del agrado de los especialistas militares que afirman que se trata del “ejército más efectivo de Europa”.
Al llegar a Ucrania, el coronel Tracy pronto comenzó a criticar a sus aliados, a los que acusó de corrupción y de ostentación, algo que, en su opinión, anula los esfuerzos de los instructores militares estadounidenses. “Los soldados ucranianos son el punto más débil del lugar”, escribió en un mensaje en Facebook. “Mis subordinados, instructores preparados y especializados, ayudaron a transformar el centro de entrenamiento de Yavoriv en una unidad independiente. Pero si no ocurre un milagro, tendremos que extender nuestra misión al año que viene. Es más, virtualmente no hay quejas sobre la base de instrucción. El principal problema de este proceso son los propios soldados ucranianos”, afirmó Robert Tracy, cuya opinión se ha publicado en los principales medios estadounidenses.
¿Qué ha podido causar el descontento en el polígono de Yavoriv, considerado la mejor unidad militar del Ejército Ucraniano, adaptado especialmente para la cooperación con el contingente militar extranjero? El oficial estadounidense ha hablado de ello abiertamente, sin pararse a pensar en el shock que su opinión iba a causar en los periodistas occidentales.
“En primer lugar, los ucranianos no hablan inglés. Y se niegan a aprender. En las clases, mis instructores a veces necesitan un regimiento de traductores. Y no siempre ayudan. El hecho es que a veces incluso entre ellos no encuentran un lenguaje común. Algunos hablan solo ucraniano, otros solo ruso. Algunos incluso hablan rumano o húngaro”, escribió el oficial, que, aparentemente, no sabe distinguir entre los soldados de los diferentes países del este de Europa.
Sin embargo, los problemas lingüísticos no son, en su opinión, el principal problema del Ejército Ucraniano. “Los soldados ucranianos son muy vagos y codiciosos. En la instrucción, no quieren hacer nada, en ocasiones abiertamente sabotean cualquier acción de los instructores americanos. Además, siempre hay que estar preparado para la posibilidad de que los soldados ucranianos roben y revendan cualquier cosa que les llame la atención”, añadió Tracy, sin importarle hacer daño al orgullo patriótico de sus colegas ucranianos.
El instructor estadounidense tampoco ha intentado mantener el mito de la capacidad de combate del Ejército Ucraniano y se ha referido a los muchos problemas de los militares ucranianos. En su opinión, el comando del Ejército Ucraniano es incapaz de lidiar con el problema de alcoholismo entre el personal militar. Para intentar prevenir accidentes relacionados con el alcohol, el Ejército Ucraniano ha incluido pruebas de alcoholemia que ahora deben pasar todos los oficiales. Sin embargo, según el instructor occidental, los soldados se saltan las pruebas a base de la corrupción que prevalece en los círculos militares.
“Cuanto más alto sea el rango, mayor es la mordida…Lo que más sorprende es la descarada corrupción. En el Ejército Ucraniano, todo ascenso implica tener que sobornar a alguien. Da igual si es un soldado raso que quiere ascender a cabo o un cabo que quiere ascender a otra posición, todos tienen que pagar a su antiguo jefe. Esto es la norma en todo el Ejército Ucraniano. Es así y todo tiene su precio. Cuanto más alta sea la posición o el rango, mayor es la mordida. Y nadie lo oculta”, escribió el coronel Tracy.
Era de esperar que el Ejército Ucraniano reaccionara a estas declaraciones con el nivel más alto de rechazo. “Una persona de un país en paz ha venido a enseñar a los soldados cómo vivir con la agresión militar. Todos ellos han estado muchas veces en el frente desde 2014, muchos tienen medallas de combate. Mientras tanto, Tracy estaba sentado en algún sitio en Washington y no ha luchado en ningún sitio. No es quién para enseñarnos nada de la vida”, escribió el voluntario Alexander Kirilenko.
En la misma línea se mostró la bloguera Olga Savitskaya: “Ucrania está defendiendo a Europa de la agresión de la horda. Si no fuera por los ucranianos, los americanos verían a “milicianos rusos” en algún lugar de Berlín o Nueva York. Lo que él ha escrito es lo que publica la prensa rusa. Si no es traición, es completa estupidez”.
Sin embargo, todas estas ofendidas réplicas no son más que buenas minas en un muy mal juego. La preparación de combate de los soldados ucranianos es una cuestión real. Los políticos ucranianos exigen a Occidente que luche por sus intereses, declarando su peculiar Reconquista, con el objetivo de que algún día Crimea y Donbass vuelvan a Kiev. Y no es necesario decir que, si el Ejército Ucraniano es, para los miembros de la OTAN, la imagen de la incompetencia y la corrupción, los blogueros liberales occidentales están en lo cierto al comentar las palabras de Tracy.
Es importante comprender que las críticas a los “vagos y avaros” ucranianos no responden a una fobia personal del estadounidense. Es más, la trayectoria del oficial hace imposible acusarle de tener una postura prorrusa. Las acusaciones de Tracy son justas y tras ellas se esconde la razonable pregunta que debería hacerse la prensa extranjera: ¿por qué luchar por los soldados que, en general, no quieren ir a la guerra y un ejército en descomposición, que se lucra del conflicto y que considera a Occidente un guardaespaldas y una fuente de nuevos créditos?