Preciosos aportes colegas. Mientras no pierdan el camino y sean honestos en su búsqueda, supongo que Dios guía a cada quien por su camino.
Ayer leía un viejo Sermón de un Pastor Unitario (nada que ver con los católicos), que para más detalle es de 1841. Es muy bueno y me voy a permitir cerrar mi participación en el hilo con una cita -que es apenas un cuarto del Sermón-, pero que me parece maravilloso para CUALQUIERA que esté buscando su camino y no guste mucho de la "Biblia", ni de los "Sacerdotes", ni de todas esas cosas.
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Theodore Parker - Sermón: "Lo Transitorio y lo Permanente en el Cristianismo"
Mayo 1841
Apartarse de las disputas de los católicos y los protestantes, de los unitarios y los trinitarios, de la vieja escuela y la nueva escuela, y llegar a las claras palabras de Jesús de Nazaret, el cristianismo es una cosa simple; muy simple.
Es la Moralidad absoluta, pura; Religión absoluta, pura; el amor del hombre; el amor de Dios actuando sin obstáculos ni obstáculos. El único credo que establece es la gran verdad que brota espontáneamente en el corazón santo: hay un Dios.
Su consigna es, sean perfectos como su Padre en el Cielo. La única forma que exige es una vida divina; hacer lo mejor, de la mejor manera, por los motivos más elevados; perfecta obediencia a la gran ley de Dios. Su sanción es la voz de Dios en tu corazón; la presencia perpetua de Aquel que nos hizo y las estrellas sobre nuestra cabeza; Cristo y el Padre morando en nosotros.
Todo esto es muy simple; un niño pequeño puede entenderlo; muy hermoso, la mente más elevada no puede encontrar nada tan hermoso. Pruébelo con la Razón, la Conciencia y la Fe, las cosas más elevadas en la naturaleza del hombre, no vemos redundancia, no sentimos deficiencia.
Examinar los deberes particulares que impone; humildad, reverencia, sobriedad, mansedumbre, caridad, perdón, fortaleza, resignación, fe y amor activo; pruebe toda la extensión del cristianismo tan bien resumida en el mandato: "Amarás al Señor Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente; amarás a tu prójimo como a ti mismo"; ¿Y hay algo allí que pueda perecer? No, los mismos opositores del cristianismo rara vez han encontrado fallas en las enseñanzas de Jesús.
El fin del cristianismo parece ser hacer que todos los hombres sean uno con Dios como Cristo fue uno con Él; para llevarlos a tal estado de obediencia y bondad, que tendremos pensamientos divinos y sentiremos sentimientos divinos, y así guardaremos la ley de Dios viviendo una vida de verdad y amor. Sus medios son la Pureza y la Oración; obtener fuerza de Dios y usarla para nuestros semejantes así como para nosotros mismos.
Permite una libertad perfecta. No exige que todos los hombres piensen igual, pero si pensar con rectitud y acercarse lo más posible a la verdad y así guardar la ley de Dios viviendo una vida de verdad y amor. No pide que todos los hombres vivan igual, sino que vivan santos y se acerquen lo más posible a una vida perfectamente divina. Cristo no levantó columnas de Hércules, más allá de las cuales los hombres no deben navegar el mar en busca de la verdad.
Él dice: "Tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar... Obras mayores que estas haréis".
El cristianismo no pone mano dura en la peculiaridad sagrada del genio y el carácter individuales. Pero no hay secta cristiana que no encadene a un hombre. Haría que todos los hombres pensaran igual, o ahogaría su convicción en el silencio. Si todos los hombres fueran cuáqueros o católicos, unitarios o bautistas, habría mucha menos diversidad de pensamiento, carácter y vida; menos verdad activa en el mundo que ahora.
Pero el cristianismo nos da la mayor libertad de los hijos de Dios, y si todos los hombres fueran cristianos a la manera de Jesús, esta variedad sería mil veces mayor que ahora; porque el cristianismo no es un sistema de doctrinas, sino más bien un método para alcanzar la unidad con Dios.
Exige, por tanto, una buena vida de piedad por dentro, de pureza por fuera, y da la promesa de que quien hace la voluntad de Dios, conocerá la doctrina de Dios.
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