No entiendo como se llega a acumular una deuda de 100.000 euros por cooperativista y nadie dice nada hasta que se entra en concurso
Este tipo de huidas hacia adelante son bastante comunes en empresas que se deslizan hacia la quiebra. La fuerte expansión internacional de los grandes bancos españoles cuando "salían de compras" por el extranjero y se lo llevaban todo es uno de estos casos de expandirse para ocultar una quiebra.
Cuando la deuda de una empresa se estanca (o estabiliza, como dicen los economistas) el sistema tiene que mostrarse sostenible en un estado estacionario, por así decirlo. Entonces se descubre que los costes financieros no son sostenibles con la actividad corriente y los bancos y banqueros que prestaron comienzan a ponerse nerviosos. De manera que optan por continuar la cabalgada ocultando lo que en realidad son refinanciaciones fallidas de la vieja deuda con nuevos y excitantes créditos que financian una prodigiosa expansión internacional que solo consiste en comprar empresas extranjeras mediante nuevo crédito y con un brutal sobreprecio.
En uno de esos casos en los que los que bailan saben que no hay sillas para todos y prefieren que la música siga sonando.
No conozco el caso concreto de la cooperativa Mondragon (solo trabajé una vez con Ikerlan, que creo que forman parte del chiringuito) pero sospecho que el origen de sus males, como el origen de muchos de los males de la industria vasca, proviene de muy lejos: de los 50 y 60.
Buena parte de la industria vasca y catalana se creo al calor del proteccionismo aduanero y del paternalismo de la dictadura. La férrea frontera comercial y el control por parte del régimen de la actividad bancaria, de la financiación y de licencias de producción o importación de bienes de equipo, creo un ecosistema benigno, libre de competencia, en la que era extremadamente fácil hacer negocios (si estabas bien relacionado con quienes movían los hilos)
La llegada de "la democracia" mantuvo en gran medida las mismas redes de influencia y control económico pero esta falsa economía de mercado fue descapitalizándose progresivamente. En cierto punto (los 70), con la economía completamente descapitalizada, abrir las fronteras fue la única salida para obtener esa bocanada de crédito barato del exterior que pudiera consumirse, al estilo tradicional, durante una generación más.
Aquél lote de crédito fresco dispuesto a ser consumido que se obtuvo con la "entrada en Europa", ha sido ya fagocitado por la vieja bestia zombi y el actual colapso es solo un síntoma reciente de una enfermedad que lleva corroyendo este país desde hace 50 años.
Las corporaciones creadas en aquellos años de oasis proteccionista llegaron a ser enormes y adquirieron, por el paso de los años y su tamaño, ese aire que tienen las pirámides de Egipto o la torre Eiffel: entes demasiado antiguos y demasiado grandes como para que jamás puedan caer. Este no es un mal español, aunque 40 años de corporatismo fascista o economía decidida desde los casinos de provincias por caciques locales, hacen del paso español especialmente severo. General Motors, Kodak, Renault, y casi todas las grandes corporaciones de los señores de la guerra japoneses son otros ejemplos.
Casi toda la industria española sufre esta enfermedad: se trata de un simulacro de industria basado en "ayudas", planes de falsa investigación, fondos de reindustrialización, zancadillas a la potencial competencia, tratos de favor fiscal y un largo etc.
Cuando una empresa deja de competir se muere y la mayoría de las empresas industriales españolas nacieron y se desarrollaron en un oasis proteccionista en el que jamás han tenido que competir.