"Alégrate,
llena de gracia; el Señor está contigo".
"
Aquí está la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra"
Lucas, 1
Aquellos sujetos elegidos por Dios para una misión son preparados y dispuestos por El de modo que sean idóneos para desempeñarla, conforme a lo que se lee en 2 Cor 3,6:
Nos hizo ministros idóneos de la Nueva Alianza. Y la Virgen Santísima fue divinamente elegida para ser progenitora de Dios. De ahí que no quepa dudar de que Dios, por medio de su gracia, la hizo idónea para tal misión, de acuerdo con lo que le dijo el ángel:
Has hallado gracia delante de Dios: He aquí que concebirás, etc. (Le 1,30). Ahora bien, no hubiera sido idónea progenitora de Dios en caso de que hubiera pecado alguna vez. Ya porque el honor de los padres redunda en los hijos, según palabras de Prov 17,6:
Gloria de los hijos son sus padres. De donde también, por el contrario, la ignominia de la progenitora redundaría en el Hijo. Ya porque tuvo una afinidad singular con Cristo, que en ella se encarnó. Y en 2 Cor 6,15 se lee:
¿Qué concordia puede existir entre Cristo y Belial? Ya, finalmente, porque el Hijo de Dios, que es la
Sabiduría divina (1 Cor 1,24), habitó en ella de una manera especial, y no sólo en su alma, sino también en su seno. En Sab 1,4 se dice:
La sabiduría no entrará en alma que obra el mal, ni habitará en un cuerpo sometido al pecado.
Y, por tanto, es necesario decir de forma absoluta que la Santísima Virgen no cometió ningún pecado actual, ni mortal ni venial, para que, de este modo, se cumpla en ella lo que se lee en Cant 4,7:
Toda hermosa eres, amiga mía, y no hay mancha en ti, etc..
Cuanto algo está más cerca del principio en cualquier género de cosas, tanto más participa de los efectos de dicho principio. De donde infiere Dionisio, en el c.4
De Cael. Hier., que los ángeles, por estar más cerca de Dios, participan en mayor medida que los hombres de las excelencias divinas. Cristo es el principio de la gracia: como autor, por su divinidad; como instrumento, por su humanidad. Por esto se dice en Jn 1,17:
La gracia y la verdad vino por Jesucristo. Ahora bien, la Santísima Virgen María gozó de la suprema proximidad a Cristo según la humanidad, puesto que de ella recibió la naturaleza humana. Y, por tanto, debió obtener de Cristo una plenitud de gracia superior a la de los demás.
Santo Tomás de Aquino
“Ave María purísima, sin pecado concebida"
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Gracia santificante o habitual:
Cualidad sobrenatural, inherente a nuestra alma, que nos hace partícipes real, formal, pero accidentalmente, de la naturaleza y de la vida divina. La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor; la gracia habitual es disposición permanente para vivir y obrar según la vocación divina.
Un autor contemporáneo, para expresar la idea de que la gracia es una vida nueva, la compara a un injerto divino introducido en el tronco silvestre de nuestra naturaleza, y que se junta y combina con nuestra alma para constituir un principio vital nuevo, y, por ende, una vida de orden mucho más elevado. Mas, así como el injerto no comunica al tronco silvestre toda la vida de la esencia o sustancia de donde la tomó, sino solamente algunas de sus propiedades vitales; tampoco la gracia santificante nos da toda la naturaleza de Dios, sino solamente alguna cosa de su vida que para nosotros constituye una vida nueva; participamos de la vida divina, pero no la poseemos por entero.
Esta divina semejanza prepara al alma para una unión muy íntima con la Santísima Trinidad que en ella jovenlandesa.
Efectos de la gracia santificate:
- Hace capaz de creer en Dios, de esperar en él y de amarlo mediante las virtudes teologales;
- Concede poder vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante los dones del Espíritu Santo;
- Permite crecer en el bien mediante las virtudes jovenlandesales.
La gracia actual:
Es un auxilio sobrenatural y transitorio que Dios nos da para iluminar nuestro entendimiento y fortalecer nuestra voluntad en la producción de actos sobrenaturales.
a) Obra directamente sobre nuestras facultades espirituales, entendimiento y voluntad, no solamente para elevarlas al orden sobrenatural, sino también para ponerlas en ejercicio, y hacerlas producir actos sobrenaturales. Pongamos un ejemplo; antes de la justificación, o sea la infusión de la gracia habitual, nos hace ver la malicia y los tristes efectos del pecado, para que lo aborrezcamos. Después de la justificación, pone ante nuestros ojos, con la luz de la fe, la infinita hermosura de Dios y su misericordiosa bondad, para que le amemos de todo corazón.
b) Pero, además de estas gracias internas, hay otras que llaman externas, las cuales, obrando directamente sobe nuestros sentidos y facultades sensitivas, llegan hasta nuestras facultades espirituales, tanto más cuanto que muchas veces van acompañadas de verdaderos auxilios internos. La lección de las Sagradas escrituras o de algún libro espiritual, el oír un sermón, o un trozo de música religiosa, una conversación de cosas de espíritu son gracias externas: no fortalecen la voluntad, pero producen en nosotros impresiones que excitan el entendimiento y la voluntad, y lo mueven hacia el bien sobrenatural. Por otra parte, Dios juntará con todo esto muy a menudo mociones internas, las cuales, iluminando el entendimiento y fortaleciendo la voluntad, nos ayudarán a convertirnos o a ser mejores. Esto es lo que se deduce de un pasaje del libro de los Hechos, que nos presenta al Espíritu Santo abriendo el corazón de una mujer llamada Lidia, para que escuche la predicación de S. Pablo.
San Alfonso María de Ligorio :
María supera en gracia a santos y ángeles juntos
María predestinada a ser progenitora de Dios
María, nuestra mediadora, más santa desde el primer instante que todos los santos juntos.
Así es que la progenitora más afortunada al ser la progenitora de Dios, es al mismo tiempo la progenitora más digna de compasión por ser la más afligida, al ser la progenitora de un Hijo que desde que lo tuvo, sabía que estaba destinado al patíbulo. ¿Qué mujer aceptaría tener un hijo sabiendo que después lo había de perder con una fin infamante? María aceptó de corazón a este Hijo con tan duras condiciones, y no sólo lo aceptó, sino que ella en este día lo ofreció en sus brazos al sacrificio.
San Alfonso María de Ligorio
Dice san Buenaventura que la Santísima Virgen, de todo corazón hubiera querido para ella –de ser posible– las penas y el sacrificio de su Hijo; pero por obedecer a Dios, hizo el gran ofrecimiento de la vida de su amado Jesús por la salvación de la Humanidad, venciéndose con sumo dolor por la ternura del amor que le tenía. Por eso, en este ofrecimiento tuvo que hacerse María más violencia y fue más generosa, que si se hubiera entregado ella misma a padecer todo lo que debía soportar su Hijo. Superó la generosidad de todos los mártires, porque los mártires ofrecieron su propia vida, en cambio la Virgen ofreció la vida de su Hijo al que amaba y estimaba más que su propia vida.
San Alfonso María de Ligorio
Hebreos, 11 - La Biblia de Jerusalén - Bíblia Católica Online
Mateo, 17 - La Biblia de Jerusalén - Bíblia Católica Online
"sin dudar nada; porque el que duda es semejante a las olas del mar, agitadas por el viento y llevadas de una parte a otra."
Santiago, 1
Lucas, 1 - La Santa Biblia - Bíblia Católica Online
"Como dice Gregorio, aquellos que anuncian las cosas más elevadas se llaman arcángeles, y por eso a la Virgen María fue enviado el arcángel Gabriel."
Santo Tomás.
Se llama Angeles a los que anuncian las cosas menos importantes; Arcángeles, a los que anuncian las cosas más sublimes; Virtudes, a los que obran milagros; Potestades, a los que reprimen y ahuyentan los poderes adversos; Principados, a los que presiden a los mismos espíritus buenos.
Santo Tomás.
Gabri-El significa: "Mi poder es Dios" o "Poder de Dios", como para decir que el culmen de la creación, la Encarnación es el signo supremo del Padre Omnipotente.
EN EL ÁNGEL ESTA EL NOMBRE DE DIOS
Exodo, 23
"20.He aquí que yo
Voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado.
21.Pórtate bien en su presencia y
escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones,
pues en él está mi Nombre.
22.
Si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios.
Exodo, 23