nitti
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Esta mañana, después de una estimulante partidilla de frontón en el salón principal de mi flamante y hermosa Vivivenda de Protección Oficial, salí cantando alegremente una cancioncilla ("Cascallana es mi pastor, nada me falta") para dirigirme a mi lugar de trabajo. Tras cerrar los cerrojos y echar los siete pestillos, exploré nerviosamente el pasillo por si había vecinos a la vista, tarea nada fácil, ya que hace meses que no hay bombillas en las escaleras, y los restos de hogueras y botellas rotas a veces se confunden con las sombras. Empecé a bajar cuidosamente los escalones, ya que el ascensor, aunque funciona a veces, tiene un olor insoportable, y la última vez que lo usé los gitanillos del primero lo bloquearon y pasé tres horas dentro hasta que un buen samaritano se compadeció de mis gritos y me sacó (aunque no sin cobrarse su socorro con dos horas de servicios sensuales múltiples a él y a su grupo de amigos, a los que para mayor escarnio llamó desde mi móvil, que nunca me devolvió). Tras evitar los pestilentes charcos y excrementos, sortear con gran sigilo a un par de yonkis yacentes (unos de los cuales lleva una semana en el mismo sitio y ya empieza a oler; ya llevo dejados 15 mensajes al respecto en el buzón de voz del ayuntamiento, a ver si responden), y repeler con un palo las atenciones del perro orate del segundo y las cabras de los gitanillos del primero, llegué al fin al piso bajo.
Decidida me lancé a cruzar el portal, y casi estaba ya fuera cuando repentinamente saltó de detrás de los restos del sofá carbonizado mi vecino de arriba.
'Ah, eres tú' me ha dicho con cara de ardor de estomago. 'A ver, dame todo lo que lleves y rapidito, que estoy de una mala leche...'
'¿Y como así?' le he preguntado, maldiciendo por lo bajini.
'¿Y a ti que más te da, iluso? Pues que nadie lleva un puñetero chavo, con eso de que las pilinguis hipotecas no hacen más que subir, y eso que dicen en la tele que baja el euribor, al próximo que me llore con la hipoteca lo rajo.'
'Uy, pero si es verdad', le dije con entusiasmo, ya que me tocó un tema sensible. 'Precisamente aquí llevo' le dije sacando un cartapacio del macuto donde llevaba las rodilleras y otros implementos de trabajo 'un articulo sobre el tema del insigne periódico El Heraldo de Alkorkón, que llevaba junto con las escrituras de mi magnífica vivienda para someter a la consideración de Don puñetero, el munífico señor director de mi sucursal de KaKhaMadrid, ahora conocida como Brankia.'
'A ver, dame eso... Tú eres orate, ¿no? Qué pregunta, si vives aquí... ¿No saber leer? Está bien clarito. Pagas lo que te digan, empezando al 2,57 y revisable con el IRPH. Ala, te he ahorrado la visita, saca toda la pasta y bajate las ropa interior.'
Tragando una vez más (será por tragaderas) cumplí las instrucciones dadas. Pero al olor de mi chirri pareció perder interés (por más que lo intento no consigo lavarme bien en el bidé monopédico), y se contentó con un 'leche ***** ¿qué se ha muerto aquí?' y una patada que me mandó de morros al suelo, antes de llevarse mi macuto. He tenido que ir a trabajar con las nariches hinchadas, y ahora tengo las rodillas desholladas. Pero como soy muy animosa sigo sonriendo (para susto de los transeuntes), y aquí vengo a contaros mi buena acción del día.
También se llevó mi escritura, el muy cabrón; he dejado más de veinte mensajes en el buzón de voz de EMGIASA para preguntar como conseguir copia, pero de momento no me han contestado.
Decidida me lancé a cruzar el portal, y casi estaba ya fuera cuando repentinamente saltó de detrás de los restos del sofá carbonizado mi vecino de arriba.
'Ah, eres tú' me ha dicho con cara de ardor de estomago. 'A ver, dame todo lo que lleves y rapidito, que estoy de una mala leche...'
'¿Y como así?' le he preguntado, maldiciendo por lo bajini.
'¿Y a ti que más te da, iluso? Pues que nadie lleva un puñetero chavo, con eso de que las pilinguis hipotecas no hacen más que subir, y eso que dicen en la tele que baja el euribor, al próximo que me llore con la hipoteca lo rajo.'
'Uy, pero si es verdad', le dije con entusiasmo, ya que me tocó un tema sensible. 'Precisamente aquí llevo' le dije sacando un cartapacio del macuto donde llevaba las rodilleras y otros implementos de trabajo 'un articulo sobre el tema del insigne periódico El Heraldo de Alkorkón, que llevaba junto con las escrituras de mi magnífica vivienda para someter a la consideración de Don puñetero, el munífico señor director de mi sucursal de KaKhaMadrid, ahora conocida como Brankia.'
'A ver, dame eso... Tú eres orate, ¿no? Qué pregunta, si vives aquí... ¿No saber leer? Está bien clarito. Pagas lo que te digan, empezando al 2,57 y revisable con el IRPH. Ala, te he ahorrado la visita, saca toda la pasta y bajate las ropa interior.'
Tragando una vez más (será por tragaderas) cumplí las instrucciones dadas. Pero al olor de mi chirri pareció perder interés (por más que lo intento no consigo lavarme bien en el bidé monopédico), y se contentó con un 'leche ***** ¿qué se ha muerto aquí?' y una patada que me mandó de morros al suelo, antes de llevarse mi macuto. He tenido que ir a trabajar con las nariches hinchadas, y ahora tengo las rodillas desholladas. Pero como soy muy animosa sigo sonriendo (para susto de los transeuntes), y aquí vengo a contaros mi buena acción del día.
También se llevó mi escritura, el muy cabrón; he dejado más de veinte mensajes en el buzón de voz de EMGIASA para preguntar como conseguir copia, pero de momento no me han contestado.
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