100% de acuerdo.
Pero esas revoluciones a veces implican la entrada de nuevos agentes, y otras muchas implican la evolución de empresas consolidadas que realizan nuevas inversiones.
El problema es que cuando se distorsiona la demanda o la oferta vía estado, tanto los nuevos agentes como las inversiones de las empresas existentes se dirigen a lo que el estado estimula, y en el momento que ese estímulo desparece, la inversión en la mayor parte de los casos es improductiva.
Se han dedicado recursos que podrían haberse dedicado a satisfacer demandas reales, a atender una demanda decidida por el estado. Por pura lógica, la primera es mil veces más sostenible y beneficiosa que la segunda. Sin contar con corruptelas (difícil que no exista...) y gastos estúpidos que se quedan por el camino (como el gran gasto que se produce por ambas partes para gestionar esas ayudas)
No estoy de acuerdo, y ahí está para mi la perversión.
Es el estado el que se ha auto-otorgado ese papel. No representa la voluntad del pueblo, porque básicamente los votantes no son una masa uniforme que tenga las mismas necesidades, gustos y preferencias.
En el mismo momento que el estado puede decidir que paga 28 millones para que Broncano haga un programa, o que al cumplir 18 años te va a soltar 400€ (podríamos de forma exactamente igual sacar perversiones de políticos anteriores...), no significa que el votante acepte esto. Significa que el voto, por nuestro sistema, lleva implícito darle el poder a quien elijas para gastar en lo que quieran. Y todos lo hacen.
Eso es quizás lo extraordinario del efecto Milei, que desde la propia política se luche contra eso. Porque el ciudadano es rehén del gasto público enorme, sin que tenga opción alguna de salirse de ahí.
Por poner un ejemplo menso y reductio ad absurdum, podrías en una junta de vecinos apoyar o no la contratación de un portero para tu edificio. Pero si llega el momento que ese portero llega a tener capacidad para pedir a los vecinos productos por Amazon según sus gustos o intereses, eres rehén de que este o el siguiente portero termine haciéndolo según tus gustos, y acabarás decidiendo tu voto en base a eso. Cuando la propia perversión es que pueda hacerlo.
Seguramente lo único lógico es que el estado tuviera limitadísimo el radio de acción de gasto, no tiene sentido alguno que pueda usar el dinero de los ciudadanos literalmente como le venga en gana.
De hecho, mi sensación es que el retorcimiento ético de la ideología política está guiando a cambiar el concepto de democracia de forma brutal. La democracia, las Constituciones, se crearon para frenar el poder de estado. Y sin embargo, cada vez más escuchas voces por las cuales todo lo que haga un gobierno está bien, porque es representación de los ciudadanos, prácticamente sin límite.
Y lo hemos oído con la amnistía (aunque el apoyo sepamos que es minoritario...), lo he oído recientemente (y se me han puesto los pelos de punta...) cuando he oído a políticos de primer nivel argumentar que al no ser elegida la justicia por el gobierno, no representa al pueblo.
Precisamente las instituciones democráticas tienen esa estructura de poderes separados y contrapesos para que un 50,1% de los votos no puedan arrasar con los derechos del 49,9% restante, ni hacer lo que les de la gana.
Sin embargo, de forma para mi muy peligrosa, se está remando en dirección contraria...
Había puesto estas dos contraargumentaciones, que muchas veces se dan, porque me parece que hay que mejorar el discurso contra el estado como "agente activo" dentro del mercado. Y si bien me han gustado tus respuestas, creo que se pueden añadir puntos importantes.
A:
-El estado es un organismo muy complejo y no se puede tratar como algo simple. Y en especial si se trata de un estado liberal cuya premisa es la existencia de contrapoderes. En tal sentido, del mismo modo que estamos de acuerdo en que los legisladores (políticos) no están para impartir justicia o hacer cumplir la ley, para ello hay, al menos teóricamente, cuerpos independientes encargados de dichas tareas, debería de entenderse que el estado no está para hacer negocios, sino para crear marcos comunes sobre los que, los privados, hagan negocios. Y todo negocio debe ser privado.
-¿Qué sucede si el estado se dedica hacer negocios? Si el estado actúa como un agente económico más dentro del mercado, tarde o temprano termina volviéndose en parte, legislador, polícia y juez a la vez. Con lo cual tarde o temprano el estado suele dejar de hacer de actuar objetivamente (con la legislación de las leyes, su observación y aplicación) para dedicarse a defender sus intereses como parte. Hecho que termina socavando el principio de que haya contrapoderes dentro del estado que eviten despotismos.
Por tanto, uno de las vías para desarrollar totalitarismos es dejar que el estado haga negocios. Si se priva de ello, entonces es mucho más complicado que suceda.
B:
Tiene bastante razón Milei cuando dice que los colectivistas, que no son más que totalitaristas encubiertos, se creen superiores a los demás porque se imaginan que sólo ellos saben qué valen las cosas (qué cosas son importantes y qué no), cómo deberían de comportarse las personas o bien, cuál es la mejor forma de que se interrelacione la gente. Además, no admiten errores o perjuicios; cuando no admitir perjuicios y errores es el mayor error que se puede cometer -todo lo que aspira a la grandeza admite sin problemas muchos errores y perjuicios, que los trata como alimento para crecer.
Pero esta mentalidad totalitarista sucede tanto en los estados como en muchas empresas (o equipos de futbol), donde el jefe trata a los trabajadores como puros autómatas. Allí debe hacerse todo tal y como indica el jefe, o el protocolo -el sistema. Y los incentivos para desarrollar nuevos procedimientos o arreglos de forma autónoma según las circunstancias son nulos. De hecho, ante un problema la gente sometida a este tipo de dinámica ya tiene interiorizado que deben de esperar un nuevo protocolo del sistema que les indique cómo actuar.
Toda esta forma de pensar, organizar y vivir ha dominado durante décadas la mente de muchas personas. Especialmente la mente de personas sumamente mediocres y serviles -con muy poca autoconfianza o talento. La esencia del liberalismo organizativo, que también se empieza a implantar en algunas empresas, no se basa en protocolos ni larguísimas cadenas burocráticas de toma de decisiones, las cuales se terminan tomando por criterios muy espurios (hay mucha corrupción interna en las empresas que funcionan así).
Este tipo de organizaciones liberales se basan, no en protocolos y largas cadenas de transmisiones de decisiones, sino en establecer y valorar objetivos y resultados. Las decisiones se toman dentro de cada ámbito de acción, que comunica sus resultados (no las decisiones tomadas), y entonces se comparan con los objetivos establecidos. La dificultad organizativa, pues, estriba en saber generar buenos grupos de trabajo, establecer marcos de interrelación entre diferentes grupos de trabajo y saber establecer buenos objetivos para que cada grupo trabaja a su aire, pero siempre en consonancia con los demás grupos.
El liberalismo tiende a esta forma de autoorganización.
C:
Muchos quienes defienden el capitalismo suelen considerar que la riqueza es el máximo valor vital, es decir, ganar dinero es lo más importante de una empresa. Pero para mucha gente esto no es así. Para mucha gente, la pobreza es un grave problema, pero la riqueza no un objetivo vital. Si se entiende esto entonces se comprenden muchas dinámicas sociales y personales. Y de ello se han aprovechado siempre los socialistas.
Creo que si muchos capitalistas entienden que si bien un objetivo es sacar un país o una empresa de a ruina, llega un punto que el objetivo ya no es ganar dinero sin más. De hecho, es lo que refleja la famosa pirámide de Marlow.
D:
Al final, el problema rellenito de un estado socialista, dejando de lado que termina imponiendo un sistema protocolario y largas cadenas de toma de decisiones absurdas y corruptas, es que no respeta los 4 pilares básicos de la economía:
Autoformarse, trabajar-comerciar, ahorrar e invertir.
EL socialismo termina pervirtiendo y corrompiendo estos 4 pilares: se dedica a regalar titulaciones que no reflejan ni acreditan competencias, pero le permite vender a la embrutecida e ignorante población "educación de calidad" (genera inflación de títulos); desincentiva el trabajo-comercio porque nunca procura mejorar el mercado sino actuar a lo bruto y loco de tal forma que a todo el mundo le quede claro que el estado es el más fuerte y está actuando en el problema (actúan estúpidamente porque necesitan demostrar que son necesarios); torpedea el ahorro via inflación, impuestos, bajando tipos hasta niveles ridículos, etc; y emplea el endeudamiento no como forma de inversión productiva, sino para pagar gasto corriente o para pagar caprichos políticos y populistas (carreteras en zonas pauperizadas, pero que tienen importancia en votos en un momento dado, etc).