Ya ves...
Yo voy todos los veranos a pasar con mis padres una semana (una semana, ojo) y qué placer cuando vuelvo a mi madriguera, es un momento jubiloso donde los haya cuando aparco y abro la puerta de mi pequeño cuchitril, me pongo una copa de vino y siento una paz que no tiene precio. Me siento mal diciendo esto, pobrecitos, son muy buenos, pero yo me he hecho muy muy muy independiente y allí no tengo ni llave del piso, tengo que pedirla para salir, llamar al entrar... El horror.