Se agradece la sinceridad. Imaginaba que tu respuesta sería algo acerca de la incapacidad de integrarse, de que intentas ser bueno y solo recibes zarpazos, de que la malicia y las ganas de fastidiar de la gente agotan hasta la paciencia del mas santo... Y justo eso has respondido.
Te pido que reflexiones sobre esto que voy a contarte.
Vi una charla sobre los veteranos de combate, y explican que la gente común paga para ir al cine y ver una pelí bélica, donde se ven las balas impactando en los cuerpos y disfrutan viéndolo. Los soldados que han sido entrenados para hacer eso mismo, cuando empiezan las bombas y los tiros no sienten miedo porque tienen visión de tunel, el tiempo se les vuelve muy lento, su mente se vuelve muy precisa, y todo lo que no sea el combate desaparece de su cabeza. No sienten miedo pero al mismo tiempo la emoción que sienten cuando una bala golpea en un saco a cuatro centímetros de su cabeza es máxima. Y la satisfación que sienten cuando destrozan a un enemigo también es máxima. En ningún sitio siente alguien las emociones con la intensidad que se sienten en la guerra. Pero además allí existe una fraternidad que no existe en ninguna otra parte. Hay un acuerdo no escrito y no comentado de que cada uno pone la seguridad y el bienestar de los demás por encima del suyo propio. A un soldado no le destroza pensar que lo maten o lo mutilen a él: le destroza pensar que sean sus compañeros los que acaben muertos o mutilados. Formar parte de esa hermandad se siente inmensamente bien.
Luego esos veteranos vuelven a la sociedad civil. Cuando estás en la sociedad civil no hay nadie en quien puedas confiar. Tú a nadie le importas. Y cuando te pones a observar y a analizar la gente da ardor de estomago. Nadie tiene ni principios, ni valores, ni honor, ni lealtad. Y lo peor es que ni tan siquiera tienen sentido común. Vivir consiste en tener que lidiar con auténtica ralea. Nadie se te acerca salvo que tenga algún oscuro motivo para sacarte algo, o simplemente para jorobarte y hacerte la vida imposible porque eso les da placer. Estas rodeado de cosa humana. Vivimos en un The walking dead solo que en vez de zombis estamos rodeados de cafres. Al final con la gente solo tienes tres opciones: o te integras (te conviertes en un ser de tinieblas como ellos), o te aislas, u optas por el camino intermedio donde no te aislas del todo pero tampoco caes del todo en las tinieblas. Piensa por ejemplo en las mujeres, piensa en las cosas de mente podrida que ellas te hacen. Piensa en que los puas que aman todo lo que quieran acaban tomando la decisión de no volver a acercarse a ellas, porque para seducirlas tienes que dañar tu personalidad y enmierdar tu esencia: cuanto más oscuro eres mejor te va con ellas.
Los civiles que nunca hemos conocido otra cosa nos creemos que vivir así es lo normal, porque no hemos conocido otra cosa, y no pensamos mucho en ello (mejor dicho: procuramos pensar en ello lo menos posible). Los veteranos si han visto otra cosa. Y si reflexionan cuando vuelven a la sociedad civil.
La conclusión que sacan es que lo que es inhumano y aterrador, lo que te deja psicológicamente deshecho, no es la vida donde silban las balas cuando pasan al lado tuya, sino la vida en la sociedad civil.
