Cuatro páginas de hilo y todavía nadie ha podido explicar qué problemas irresolubles impidieron que la TDT fuera diseñada para poder emitir "DIRECTOS", que puedan ser calificados como tales, es decir, con una baja latencia, muy inferior a los 7 segundos de retraso que se muestran en el vídeo del supuesto directo de RTVE, que realmente es una retransmisión, en diferido, con 7 segundos de retraso. Me niego a llamar directo a algo que llega con 7 segundos de retraso y más estando, emisor y receptor, a pocos kilómetros de distancia.
Por lo que he investigado el mayor problema se encuentra en el buffer de recepción, localizado en el receptor/reproductor. Dicho buffer sería la mayor fuente potencial de latencia. El emisor puede ser diseñado para tener muy baja latencia, a la hora de capturar, codificar y emitir la señal, y lo mismo se puede decir del medio de transmisión.
Es en el receptor donde es imprescindible un buffer de cierta duración para que el vídeo se pueda ver fluido y sin cortes, ya que antes de poder mostrar un frame hay que esperar a que llegue en su totalidad y lo mismo se puede decir de los frames sucesivos, vistos en su conjunto como imagen en movimiento. Pero este problema tampoco es demasiado grave y la latencia puede ser reducida aplicando distintas técnicas.
Está claro que la TDT no ha sido diseñada para tener una baja latencia lo cual debería haber sido requisito irrenunciable en un medio cuyas siglas incluyen la palabra "televisión", es decir, visión a distancia en DIRECTO, porque la visión que no es en directo no es televisión, sino algo más parecido al cine (y ya sabemos que en el cine todo es mentira). Y está decisión, de que la TDT no sea en directo, aunque digan lo contrario, no ha sido por motivos técnicos (porque técnicamente es posible conseguir latencias, lo suficientemente bajas, que permitan que la retrasmisión pueda ser calificada como "directo"o "en vivo") sino por razones políticas.
La pregunta es... ¿en qué beneficia, a los dueños del sistema, que la TDT emita sus "directos" en diferido y que la audiencia considere eso lo más normal del mundo?. ¿En qué beneficia, a los dueños del sistema, que la televisión se parezca más al cine que a la visión a distancia... en directo?
.
.
.
.
.
.