No hacen sino expresar el deseo íntimo de las élites. Llevan años luchando contra el resurgir de los metales, los odian a muerte, dado que una vez que estos igualen su precio con su valor, se acaba el juego de la expansión fiat ilimitada que tantas alegrías les ha dado desde la revolución keynesiana.
BTC no fue creado por las élites, aunque es una idea recurrente y que ha calado entre la mayoría de sus detractores, este cuento no resiste un examen simple, ni se ajusta a la realidad. La idea de BTC surgió en grupos libertarios antiestado que venían experimentando con la posibilidad de usar la criptografía para crear una base de datos pública que no pudiera corromperse incluso en entornos inseguros. Este problema se resolvió por medio del protocolo que lanzó Satoshi Nakamoto, un evidente pseudónimo de uno de los integrantes del grupo de noticias donde se debatía la cuestión.
Durante años las élites permanecieron ajenas al devenir de BTC, dado que el sistema parecía funcionar, al menos para ellos, el desprecio ante un dinero surgido desde el más puro mercado, que solventaba problemas surgidos por la naturaleza saqueadora del estado, fue su primera respuesta.
Solo tras la enésima de las burbujas que lo llevó a los 17k € en 2017, se apresuraron a investigar en que forma podrían dominarlo primero, replicarlo y finalmente destruirlo.
Todos los intentos por parte del establishment terminaron en fracasos. Si hubo un momento en que BTC pudo ser destruido, ese tiempo pasó en algún momento entre 2009 y 2015-16, mientras la red era vulnerable por su pequeño tamaño. Hoy en día la red BTC es de una naturaleza que es más segura que ninguna otra cosa antes conocida por la humanidad, por lo que destruir BTC ya no es una posibilidad realista.
En los últimos tiempos hemos asistido al fin de la lucha contra BTC, al menos en lo que respecta al control total. BTC será asimilado por la sociedad porque no existe alternativa a ello.
Así que lo que queda es aceptar que BTC ha venido para quedarse, con toda probabilidad.
Todo ello en un momento de euforia de BTC, que hace que muchos olviden la historia del oro y la plata, que sin el mayor género de dudas tendrán su momento en los próximos años/década.
El sistema fiat lleva décadas de expansión ilimitada y el resultado final solo puede ser uno de varios escenarios:
1. La contracción del crédito y el pinchazo deflacionario de todos los activos en burbuja. Si los bancos centrales no luchan en la única forma que saben, esto implica una crisis deflacionaria, quiebras y dolor. Este escenario es altamente positivo para el oro y la plata.
2. Si en el anterior, los bancos centrales siguen inflando como si no hubiera un mañana, llegará el momento en que irremediablemente la inflación de precios se desbordará como una presa al límite de su capacidad y se extenderá en la valoración de bienes y servicios, primero, hasta que el valor del fiat colapse una vez se pierda la confianza en él. En un escenario de hiperinflación, el oro y la plata serán los reyes.
No debemos pensar que el BTC va a poder drenar todo el valor del fiat porque la cantidad de fiat es casi ilimitada, pensemos que hay una deuda global de cerca de 300 billones de $, por un lado, y que la capacidad de procesamiento de BTC por el momento sigue teniendo límites muy estrictos.
Así que BTC va a servir por el momento para que algunos huyan del fiat y resguarden sus ahorros, pero no para todos, al menos no en el corto o medio plazo.
Para todos esos, ORO y PLATA.