Bien. Cuando nos toque estar ante lo inevitable, yo me pido el médico con más formación. Usted pídase el abogado con menos formación, para que le indemnicen si llega a la otra orilla. Que, estadísticamente, lo más posible es que sí.
No creo que sea buena idea despreciar a los médicos. Son falibles. La suya no es una ciencia exacta. Algunos, como en todas las profesiones, son unos incompetentes. Pero ejercen una de esas profesiones en la que la formación continua es perentoria. Yo abandoné la mía porque no era capaz de estar sometido a esa exigencia constante (en realidad no me pagaban suficiente para estar formándome de modo continuo, así que me fui a pastos más verdes; cosas del mercado). Conviene no castigar demasiado a ese tipo de profesiones, porque abandonan, y su formación es cara y larga. Y, créame, si en alguna situación son necesarios es ahora. No se trata de dar paracetamol e inflamatorios ni seguir protocolos. Este bichito es nuevo. Hay que hacer labor de fontanería con cada paciente. Tipo "a ver si abriendo esta vía respiratoria aguanta lo suficiente para que la vitamina C permita el sistema inmunitario fortalecerse y producir anticuerpos".
Vamos a intentar no despreciar las profesiones de los demás que yo ya he tenido dos. Una de ellas muy en contacto con profesiones totalmente diferentes. Y, salvo titulaciones de fantasía, suelen ser muy respetables y hacer, en lo suyo, las cosas mucho mejor que los nuestros, los legos (en lo nuestro, en cambio, no dicen más que tonterías). Los ingenieros están muy bien. Pero a ver si les va a pasar como a algunos abogados, que se conocen la legislación que regula la fiscalidad de los hidrocarburos y se creen que lo saben todo sobre hidrocarburos.
A ver si empezamos a respetar las formaciones de los demás, que es el primer paso para no poner de Ministro de Sanidad a un licenciado en Filosofía.
Y vamos a dejarnos de "están todo el día colgando vídeos con el tik-tok y tal" que, en mis dos profesiones sucesivas estoy hasta las narices de oír a unos hablar de lo bien que viven los otros sin tener ni la menor idea de en qué consiste su trabajo.
Y que sí, que ser camionero es muy duro. Pero ellos empezaron a ganar dinero cuando a mí aún me faltaban diez años (casi la cuarta parte de una vida laboral) para empezar a hacer prácticas. Y digo todo esto porque, si no cambiamos el chip, en una o dos generaciones no vamos a tener de nada. Porque no merece la pena el esfuerzo. Y eso, el mercado no lo arregla de un año para otro. Ni siquiera los ingenieros.
Si le digo que he conocido gente que ha abandonado la medicina porque no era capaz de soportar la responsabilidad de ser el causante, mediato o inmediato, de la muerte de otras personas. Pocas profesiones llegan a ese nivel de carga moral. La mía, la tenía, pero no hasta ese punto.