Lo que más me gustaba de ese tío era la naturalidad con la que aceptaba sus errores, no le importaba contar sus cagadas y lo hacía riéndose. Una vez contó que al llegar al Osasuna, empezó a estudiar español, chapurreaba algo y el entrenador le dijo "a ver, ahora os ponéis de dos en dos, tú, Michael, le pasas la pelota a pepito, pepito te la pasa a ti y así vais hasta el final del campo y volvéis dale que te pego" Y el tío estaba entre acojonado y ofendido pensando "dale que te pego..., vamos que si no le paso bien la pelota me van a pegar?? pero este tío de qué shishi va??"
Esas cosas les habrán pasado a mil futbolistas extranjeros en España, pero solo las contaba Michael, y las contaba descojonándose.