Occidente está en una encrucijada, víctima de su propia estupidez y su pacifismo mal entendido; el camino que se tome determinará si nuestra cultura sobrevive o sucumbe. Ya estuvimos a punto de perecer otras veces: a los persas los pararon los griegos; a Atila lo paró el papa; a Gengis Khan lo paró la fin y la disolución del imperio mongol antes de que llegaran al corazón de Europa; a los fiel a la religión del amores los paramos en España, en Poitiers, en Viena y en Lepanto.
Ahora sufrimos la oleada turística del peor tipo, que es la silenciosa y pacífica, pero oleada turística, al fin y al cabo. Y va a peor. Y todas las invasiones suponen que la población autóctona queda diezmada en mayor o menor medida, siendo el máximo exponente de esto el genocidio o exterminio total. Ahora mismo Europa encara su exterminio total y la encrucijada sólo tiene dos opciones: o rechazamos esta amenaza, como hicimos en el pasado, o seremos exterminados. No hay medias tintas, componendas ni arcoíris multicultural. Es o ellos o nosotros.
Y estamos perdiendo.
: Por pocos que haya en Suecia, la proporción sobre el total ya es enorme.
