Hola, buenas.
La mente. La mente es un extraordinario mecanismo de defensa si se emplea adecuadamente. También para afrontar el el bichito-19.
Parece que en esta esa época en el 2020 de la que yo le hablo poco podemos hacer porque pensamos que no depende de nosotros, sino de políticos, científicos, banderillas o soluciones milagrosas ajenas a nuestra voluntad. Nada más lejos de la realidad, tenemos el mejor instrumento de defensa: nuestra mente.
Si hace un año, por estas mismas fechas, nos hubiesen adelantado todo lo que iba a suceder y todo lo que tendríamos que soportar, hubiésemos dudado de ser capaces de lograrlo. Pero aquí estamos, nuestra mente lo ha posibilitado.
Cuando estamos en el foro participando, debemos actuar sin gran preocupación, sin angustia, sin miedos, porque durante esta actividad el riesgo es extremadamente bajo (nunca del todo inexistente). Es buen momento para soltar, relajar, distender, dosificar y, en definitiva, dar descanso a la mente. En cambio, si por necesidad, hemos de acudir a un lugar cerrado con más personas, hemos de activar la mente.
Quería trasladar los ejemplos anteriores para exponer (si es que soy capaz) cómo hemos de emplear la mente según cada período temporal.
Actualmente, la situación es grave y preocupante. Cierto. Resulta lógico que estemos preocupados, angustiados, con miedo, incluso deprimidos. Pero es un error. Es un error, no ya solo porque el sistema inmunológico se debilita, sino porque hay que aprender el arte de dosificar la mente.
¿Por qué es un error estar ahora muy preocupados, angustiados o deprimidos? La razón es sencilla, aunque dura: porque, al menos a corto y medio plazo, la situación se agravará considerablemente.
Si ahora sometemos a nuestra mente a un desgaste brutal, cuando lleguen momentos más duros (que salvo milagro llegarán) estaremos psíquicamente desfondados (más de lo que ya estamos si cabe) y no habremos sabido regular adecuadamente los esfuerzos mentales.
Llegar desfondado, vació mentalmente en los momentos más duros significará menos atención, menos ánimo, menos fuerza, mayor depresión y miedo y, en definitiva, mayor riesgo para la salud mental y para quedar contagiado de la cepa que toque en ese momento.
Regular los esfuerzos mentales no te garantiza nada. Pero si algo hemos aprendido con este bichito, es que no existe la situación de “riesgo cero” pero si las situaciones con más o menos probabilidades o porcentajes de riesgo. Saber manejar adecuadamente el factor mental minimiza el riesgo considerablemente.
“Algunas personas, gracias a que controlan su mente, apenas se perturban por el fracaso y las circunstancias adversas.” (Dalai Lama)
Pasad buen día.