Pues sí, es como dices. Y cuesta saberlo. La ignorancia y el miedo desembocan en hipocontria irreversible.
Para llegar a desconfiar de los médicos tienes que haberte topado con la evidencia ante los ojos. Y más de una vez. Al médico hay que ir poco. Y cuando vas, haber investigado tus síntomas en Internet (hipocondria cero, claro, o no eres capaz) y haber hecho un pre-diagnóstico de diversas enfermedades con síntomas similares para saber qué preguntar. Entonces te encuentras con que la mayor parte ni sabe de lo que habla. Ignoran montones de cosas. Preguntas y flipan. Son lo que dices, unos me gusta la fruta pillando dinero de donde pueden y desatendiendo sus obligaciones. Mala ralea de ralea.
Mi primera mujer murió de cáncer. Era un tumor primario de estómago y de eso se mueren todos los que lo tienen. No digo nada por eso. Se murió y ya está.
Pero hubo cosas que me fueron sorprendiendo. El médico, sea el matasanos de tu pueblo o un prestigioso oncólogo que da conferencias, se limita a aplicar un protocolo, estrictamente. Si el protocolo no es 100% adecuado o efectivo, estás dolido, porque el médico no saldrá de él. Recuerdo una larga conversación que tuve con un jefe del servicio de oncología de Zaragoza en la que me explicó cómo iba la vaina. Hay 5 tratamientos, pruebas el 1, a ver. Si no va bien, pruebas el 2. Así hasta que llegas al 5. Si el 5 no funciona, miserere.
Andábamos ya por el 5, y a mi mujer le salió un efecto secundario de la intoxicación que realmente es la quimioterapia. Se le despellejaron las manos y los pies por completo. Eso es una fruta tortura: Ir en una silla de ruedas, pero con las dos manos vendadas para postre.
Síndrome de pies y manos - Chemocare
El oncólogo decidió, pese a los nulos resultados, y los efectos secundarios, volver a intentar el 5. Saqué a mi mujer en su silla de ruedas al pasillo y volví a entrar.
- Vicente, tienes un momento?
- Sí, claro, ¿Qué pasa?
- Pasa que sé lo que es el ensayo/error. Si algo no funciona, se prueba la otra opción. Esto no funciona, es error y, con dos narices, eliges error de nuevo. ¿Qué sentido tiene?
- Tienes razón, ninguno. Pero es que lo siguiente es el volante para cuidados paliativos y no hacer nada más.
- Crees, honestamente, que aplicar el último tratamiento de nuevo serviría de algo?
- Casi seguro que no.
- Dame ese volante, por favor.
Le dí las gracias, un apretón de manos, y salí del despacho un minuto antes de decirle lo que me parecía toda aquélla cosa y los malnacidos que la defienden. Salí, se lo conté todo a mi mujer camino del coche, me miró a los ojos y me dio las gracias. Es lo que ella quería pero no se atrevía a decirlo.
Me pregunto cuántas veces un paciente no le dice al médico lo que piensa por miedo al ridículo o por lo que sea, simplemente porque el médico, el maestro, el cura, son referentes de autoridad para todo el mundo. Tú vas al médico y no piensas que te va a trolear. Y ahora están cayendo muchas vendas de los ojos. El médico sí te va a trolear. A veces por intereses y a veces por mantener su statu quo, que no es poco.
Crees, a veces, que el que más sabe de ti es tu médico y te equivocas. El que más sabe de ti eres tú.