El reto de la industria
El reto de la industria
11/04/2019
Artículo Original: Antifashist
Ahora es simplemente imposible comprender la gran potencia industrial que existía en Donbass en tiempos soviéticos. Era un organismo de increíble tamaño, que funcionaba por sí mismo y cuya productividad es algo que ahora los residentes de lo que ha sobrevivido de ese imperio industrial solo pueden ver en sueños.
Junto a Donbass, Ucrania heredó una riqueza, también en forma de industria, que debería haber sido suficiente para garantizar la prosperidad de un Estado independiente europeo. Incluso a pesar de la completa destrucción y saqueo de los años noventa, la industria de Donetsk y Lugansk suponía el 24,6% de toda la producción. Donetsk suponía el 18,5% y Lugansk, el 6,1%.
Antes de la guerra, 150 conglomerados de la región de Donetsk contaban con más de 2.000 empresas industriales. La región aportaba el 23% del volumen de exportación de Ucrania, lo que recuerda que la idea de que Donbass vivía de subsidios es un flagrante invento de políticos y propagandistas.
Tres empresas metalúrgicas, cinco empresas de producción de tuberías, siete de producción de coque, tres de minería de flujo o seis altos hornos. Había empresas de producción de plomo, transformación de metales ferrosos, cobre, mercurio, 23 empresas de industria química, 152 empresas de ingeniería. Una parte importante de estos recursos ha quedado en territorio controlado por Kiev, pero la RPD se ha quedado con un trozo importante del pastel.
La guerra ha causado serios daños a la industria de la RPD. Han sufrido daños a causa de los bombardeos el 70-80% de las empresas. Parecido (o incluso mayor) ha sido el daño causado por los saqueadores y la “gran gestión” de muchas de las direcciones de las empresas, cuya principal actividad consistía en malgastar el metal.
Sin embargo, pese a las hostilidades y las dificultades, la industria de la RPD está mostrando un modesto crecimiento. El índice de producción no puede compararse al anterior a la guerra, a pesar de que las correctas políticas del Gobierno y la ayuda de Rusia estén intentando conseguir suficientes pedidos para llegar a la autosuficiencia.
Concretamente, los puntos más importantes en el territorio de la RPD se encuentran en el centro Donetsk-Makeevka (que contienen metalurgia, tubería, ingeniería mecánica, industria alimenticia) y el nudo Toretsk-Snezhnoye (con minería e ingeniería), que incluye las empresas mineras y metalúrgicas más importantes, y las plantas de ingeniería de Yasinovataya, Makeevka y Donetsk.
Por desgracia, el problema de la restauración de la industria requiere demasiada política y hay que sortear los misterios de los flujos económicos. La actividad real y la producción de muchas industrias está oculta y en la prensa a menudo aparecen promesas exageradas como ocurrió en el caso de los autobuses de Donetskgormash, cuando Alexander Zajarchenko prometió que en la segunda mitad de 2017 se producirían 100 autobuses, pero algo salió mal. Lo mismo ocurre regularmente con las noticias sobre la reanudación de la producción de la legendaria Tochmash.
En términos generales, la distribución de la producción industrial sigue siendo decepcionantes: la metalurgia y otras industrias del metal suponen el 40%, 8% en coque, 2-2,5% en la industria química y 1,6% en la ingeniería mecánica.
Tras la introducción del bloqueo económico completo por parte de Ucrania, las empresas que antes producían beneficios para sus dueños ucranianos y que exportaban de forma semilegal sus productos a territorio ucraniano por fin empezaron a trabajar para la República. Comenzaron los intentos de organizar la cooperación entre empresas mineras de Gorlovka, plantas de coque de Yasinovataya y las fábricas de Makeevka para el suministro de metales.
Por detrás de la minería, la segunda industria principal de la RPD es el metal. A día de hoy, 45 empresas, que trabajan parcialmente (al 30-40% de su potencial) suponen dos tercios de la producción industrial.
En 2016 se reanudó el trabajo en las plantas metalúrgicas de Donetsk y Enakievo. Tras la introducción del bloqueo, la planta de Donetsk estuvo tres meses paralizada. Finalmente, se invirtió mucho trabajo y dinero para mantener el trabajo de uno de los hornos. Hace unos días, se especuló con el posible cierre por falta de pedidos [también existen los rumores contrarios].
La situación de la industria del coque también es triste: las empresas trabajan al 30% de su capacidad. Es triste el destino de la planta de coque de Donetsk, que en diciembre de 2015 cesó su producción y desde entonces no se ha conseguido reanudar. Vladimir Ivanovich Chursinov, que ha trabajado en la planta durante 25 años, afirma que la producción no se puede recuperar. “Trabajé en la vieja fábrica de Rutchenovsky. Empezó a trabajar en el siglo XIX y, en 2007, cuando ya era propiedad de Ajmetov, paró. La de Smolninsky paró un par de años antes y ya solo quedaba la planta de coque de Donetsk. Durante la guerra se siguieron pagando los salarios en grivnas. Había muchos rumores sobre si cuando acabara la guerra se harían con la planta de Ajmetov y se lanzaría la producción. Los veteranos estaban preocupados y se plantearon si se podía volver a empezar con la de Rutchenovsky.
En lugar de eso, en 2015 la producción comenzó a descender. Por órdenes de Ajmetov se empezó a retirar el metal. Se eliminó equipamiento, así que era evidente que la compañía se iba a cerrar. Ese diciembre se detuvo la producción, todos los empleados fueron despedidos. Se llevaron a alguna parte todo el material.
En 2017, Ajmetov desapareció, le quitaron la planta. La población soñaba con que iba a reanudarse el trabajo. En lugar de eso, solo se siguió sacando metal. Eso sí, los salarios eran en rublos. No se dijo nada sobre si se iba a reanudar, no había interés de las autoridades”, cuenta el veterano.
También causó mucho ruido la planta metalúrgica Yuzhovsky, erigida sobre las ruinas de la planta electrometalúrgica de Donetsk. La compañía reanudó la producción el 5 de octubre de 2017 y produce aleaciones de acero. La planta afirma que, en un futuro próximo, no solo será capaz de cubrir la demanda interna, sino que exportará 30.000 toneladas de acero.
Es muy positivo el trabajo de las empresas de Jartsisk y Siliur, que producen cables para equipamiento minero y la planta de tuberías de Jartsisk, que antes de la guerra suministraba las tuberías para la construcción de gasoductos y exportaba sus productos al extranjero.
La guerra y la devastación han dañado la ingeniería, que en 2014 empleaba a 60.000 personas. Es más, hay que recordar que la ingeniería de Donetsk proporcionaba maquinaria para la minería necesaria, no solo en Donbass, sino también en Rusia. En algunos casos, como el de la empresa Donetskgormash, era equipamiento único. La planta continúa operando, incluso aumenta su producción y en exportaciones se acerca a los niveles anteriores a la guerra.
Algunos líderes industriales han paralizado la producción, posiblemente para siempre. Es el caso, por ejemplo, de la planta electromecánica Zuevsky, que trabajaba para Rosatom y Tochmash. También es el caso de la empresa Topaz, que produce los famosos sistemas electrónicos militares Kolchuga, que se ha trasladado a “lugar seguro”.
Compañías de ingeniería, o que trabajan el carbón, coque o acero, están preparadas para volver a los viejos volúmenes de producción. Sin embargo, la financiación del carbón y de las industrias metalúrgicas está solo al 20-25%. Se espera que la República invierta al menos un pequeño porcentaje de los beneficios del carbón en Vneshtorgservis para la compra de equipamiento, con el que las plantas podrían recuperar su potencial.
En 2016 volvió a trabajar (aunque no en todo su potencial) Donbass-Agromash, cuya producción es mucho más barata (un 40%) que la de sus homólogos rusos, por lo que hay demanda en el mercado. Trabaja también la planta de máquina herramienta de Yasinovataya, aunque solo emplea a la cuarta parte de la plantilla.
La industria de la ingeniería mecánica ha sufrido mucho. Por ejemplo, la producción de coches se ha reducido un 82%. En 2016, trabajaban solo 34 empresas, que producían material solo por 2.500 millones de rublos. En 2018, el volumen ascendió a 3.570 millones de rublos y dos tercios de la producción fue a exportaciones. Esta industria emplea hoy a 7.200 personas.
Se está restaurando gradualmente la industria química que produce productos domésticos, farmacéuticos y fertilizantes. La industria emplea a 2.600 personas. Ocho empresas trabajan en el campo de la producción farmacológica. En 2018, las ventas ascendieron a 282,1 millones de rublos, 62,7 millones de los cuales fueron por exportaciones. La producción de papel ascendió a 1.400 millones de rublos, 421 de los cuales fueron por exportaciones.
Se puede decir que la gran tragedia es la paralización y destrucción de muchas plantas de la industria química como Stirol. A día de hoy, la RPD sigue intentando reanudar la fábrica, pero es probable que nunca recupere completamente su producción, ya que una parte importante de su equipamiento fue saqueado en 2014-2015.
Con ayuda de Rusia y Osetia del Sur, la RPD está recuperando gradualmente las exportaciones. La industria se recupera progresivamente y puede que algún día se llegue a unos índices industriales que no causen tristeza en comparación con los anteriores a la guerra. Sin embargo, hay algo que es imprescindible preservar y parece que el Gobierno no está muy preocupado por ello. Se trata de los trabajadores cualificados, que, a causa de la parálisis o los bajos salarios, han tenido que buscar trabajo en Rusia o, lo que es más molesto, en Ucrania.
Si esta riqueza se pierde, la recuperación de la industria de la RPD se convertirá en una utopía. Dará igual cuánto dinero se invierta en equipamiento si no hay un personal cualificado para manejarlo. Por desgracia, el salario medio de los trabajadores de la República es de 8.000 rublos. Y nadie piensa ahora en buscar trabajo a los profesionales cualificados de las empresas paralizadas.
Donbass es perfectamente capaz de alimentarse por su cuenta y puede ser autosuficiente y atractivo para las inversiones. La región tiene un gran potencial, pero todo ello requiere liderazgo y un trabajo titánico dirigido a recuperar la industria. Aún no se puede hablar de que el Gobierno de la República sea capaz de hacerlo por su cuenta. ¿Y los asesores rusos? El futuro próximo responderá a la pregunta. La industria de Donbass se encuentra en un punto en el que o comienza a recuperarse, a restablecer las cadenas de producción y atraer a los trabajadores o se ahogará. Para siempre.