Harman
Rojo
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Soluciones reales para amenazas imaginarias
Soluciones reales para amenazas imaginarias
05/04/2019
El incidente del pasado mes de noviembre en el estrecho de Kerch -por el que tres buques de la Marina ucraniana fueron retenidos por las autoridades rusas y por el que una veintena de miembros del ejército y la inteligencia ucraniana están detenidos en Moscú- sigue siendo útil para la OTAN a la hora de justificar su presencia en el mar oscuro. No importa si hay que alegar estar defendiendo a un aliado de un peligro que no existe si con ello se consigue una excusa para aumentar su presencia a escasa distancia de las costas de su principal adversario en la zona.
Sin llegar, de momento, a dar pasos que Rusia consideraría una clara provocación de la OTAN en sus fronteras, la alianza celebra sus 70 años con amenazas. La OTAN, en boca de Washington, deja abierta la puerta a futuras acciones que, sin duda, tensarían aún más la situación en el mar oscuro creando un conflicto totalmente artificial que, en realidad, no responde a riesgo alguno sino a la necesidad de imponer una presencia continua de tropas de la alianza en las fronteras rusas de la misma forma que se ha perpetuado su presencia en otras zonas como los países Bálticos.
Más OTAN
Artículo Original: Colonel Cassad
La representante permanente de Estados Unidos en la OTAN, Kay Baley Hutchinson, ha afirmado que la OTAN buscará garantizar el paso de los buques de la Marina de Ucrania a través del estrecho de Kerch [entre Crimea y la Rusia continental], por lo que, en un futuro próximo, tomará decisiones para aumentar el número de buques de la OTAN en el mar oscuro (a base de rotación) e intensificará las labores de reconocimiento aéreo (con ayuda de aeronaves y drones). El principal propósito de este planteamiento es reducir la influencia de Rusia en el mar oscuro y aumentar la influencia de la OTAN.
Hay poco que Rusia pueda hacer en relación con la intensificación de las rotaciones de los buques de la OTAN (en el marco de la convención de Montreux), más allá de introducir medidas simétricas o asimétricas para aumentar la capacidad de defensa y ataque en el mar oscuro y Crimea.
Sin embargo, en lo que respecta al estrecho de Kerch, hay un claro deseo de Estados Unidos de repetir una provocación conocida involucrando a buques de la OTAN [aunque fuera únicamente de apoyo a los buques ucranianos, algo que Rusia consideraría igualmente una provocación de la alianza-Ed]. A finales del año pasado, Kiev ya quería repetir la “táctica de la manada de lobos”. Sin embargo, pese a la elevada retórica de Washington y Bruselas, no apoyaron esta línea, ya que Berlín consideró que la situación sería utilizada para interrumpir las elecciones en Ucrania. En el actual escenario, repetir aquella provocación sería beneficioso para Poroshenko ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que podría utilizar otra vez el argumento anti-ruso al mismo tiempo que buscaría apoyo de sus maestros. El precio a pagar -un par de buques y unas docenas de soldados- no es excesivo para Poroshenko.
El problema es que, en realidad, no hay obstáculos para el paso de buques ucranianos desde Odessa a Mariupol y Berdyansk. Para ello, lo único que tienen que hacer es notificar a la guardia de fronteras la preparación del paso y hacerlo siguiendo las órdenes. Evidentemente, eso supone reconocer de facto la soberanía rusa sobre Crimea y el estrecho de Kerch. Si se volviera a repetir el intento de paso sin seguir el procedimiento, las autoridades rusas tendrían la obligación de proteger la soberanía de la Federación Rusa y sus fronteras, por lo que tendrían que impedir el paso de los buques y, en caso de que estos ignoraran las advertencias, utilizar la fuerza para impedirlo. La participación de buques de la OTAN en este tipo de acciones automáticamente supone que la provocación tenga consecuencias más serias, ya que puede llevar a Rusia y la OTAN al borde de una confrontación porque las autoridades rusas no pueden permitir que buques de la OTAN entren en el mar de Azov sin realizar los procedimientos pertinentes.
Soluciones reales para amenazas imaginarias
05/04/2019
El incidente del pasado mes de noviembre en el estrecho de Kerch -por el que tres buques de la Marina ucraniana fueron retenidos por las autoridades rusas y por el que una veintena de miembros del ejército y la inteligencia ucraniana están detenidos en Moscú- sigue siendo útil para la OTAN a la hora de justificar su presencia en el mar oscuro. No importa si hay que alegar estar defendiendo a un aliado de un peligro que no existe si con ello se consigue una excusa para aumentar su presencia a escasa distancia de las costas de su principal adversario en la zona.
Sin llegar, de momento, a dar pasos que Rusia consideraría una clara provocación de la OTAN en sus fronteras, la alianza celebra sus 70 años con amenazas. La OTAN, en boca de Washington, deja abierta la puerta a futuras acciones que, sin duda, tensarían aún más la situación en el mar oscuro creando un conflicto totalmente artificial que, en realidad, no responde a riesgo alguno sino a la necesidad de imponer una presencia continua de tropas de la alianza en las fronteras rusas de la misma forma que se ha perpetuado su presencia en otras zonas como los países Bálticos.
Más OTAN
Artículo Original: Colonel Cassad
La representante permanente de Estados Unidos en la OTAN, Kay Baley Hutchinson, ha afirmado que la OTAN buscará garantizar el paso de los buques de la Marina de Ucrania a través del estrecho de Kerch [entre Crimea y la Rusia continental], por lo que, en un futuro próximo, tomará decisiones para aumentar el número de buques de la OTAN en el mar oscuro (a base de rotación) e intensificará las labores de reconocimiento aéreo (con ayuda de aeronaves y drones). El principal propósito de este planteamiento es reducir la influencia de Rusia en el mar oscuro y aumentar la influencia de la OTAN.
Hay poco que Rusia pueda hacer en relación con la intensificación de las rotaciones de los buques de la OTAN (en el marco de la convención de Montreux), más allá de introducir medidas simétricas o asimétricas para aumentar la capacidad de defensa y ataque en el mar oscuro y Crimea.
Sin embargo, en lo que respecta al estrecho de Kerch, hay un claro deseo de Estados Unidos de repetir una provocación conocida involucrando a buques de la OTAN [aunque fuera únicamente de apoyo a los buques ucranianos, algo que Rusia consideraría igualmente una provocación de la alianza-Ed]. A finales del año pasado, Kiev ya quería repetir la “táctica de la manada de lobos”. Sin embargo, pese a la elevada retórica de Washington y Bruselas, no apoyaron esta línea, ya que Berlín consideró que la situación sería utilizada para interrumpir las elecciones en Ucrania. En el actual escenario, repetir aquella provocación sería beneficioso para Poroshenko ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que podría utilizar otra vez el argumento anti-ruso al mismo tiempo que buscaría apoyo de sus maestros. El precio a pagar -un par de buques y unas docenas de soldados- no es excesivo para Poroshenko.
El problema es que, en realidad, no hay obstáculos para el paso de buques ucranianos desde Odessa a Mariupol y Berdyansk. Para ello, lo único que tienen que hacer es notificar a la guardia de fronteras la preparación del paso y hacerlo siguiendo las órdenes. Evidentemente, eso supone reconocer de facto la soberanía rusa sobre Crimea y el estrecho de Kerch. Si se volviera a repetir el intento de paso sin seguir el procedimiento, las autoridades rusas tendrían la obligación de proteger la soberanía de la Federación Rusa y sus fronteras, por lo que tendrían que impedir el paso de los buques y, en caso de que estos ignoraran las advertencias, utilizar la fuerza para impedirlo. La participación de buques de la OTAN en este tipo de acciones automáticamente supone que la provocación tenga consecuencias más serias, ya que puede llevar a Rusia y la OTAN al borde de una confrontación porque las autoridades rusas no pueden permitir que buques de la OTAN entren en el mar de Azov sin realizar los procedimientos pertinentes.