Perfectamente explicado.
Añadiría la nula capacidad de frustración, que da lugar a esas crisis de ansiedad, depresiones clínicas (verídico, en los institutos, es alucinante la cantidad de casos), e incluso tentativas de suicidio.
No dar a los hijos YA lo que piden, y que se frustren, sin duda, de lo mejor como padre que se puede hacer hoy en día.
P.D. Una estulta curiosidad: hace 30 años, viajando en coche, además de tragarse varias veces el boletín de Raduo 5 todo noticias, cuando se ponía una casette con música/cuentos que gustaba, había que esperar a toda la vuelta -si no se volvían a poner las noticias- para que sonara. Ahora, simplemente con dar al botón del CD o del USB/MP3, escucha instantáneamente la canción que se desea. Todavía peor si cada niño va enchufado a su iPod o pantallita portátil. Es una chorrada, pero sintomática de lo que hay en cuanto a la falta de costumbre a esperar lo más mínimo a nada.