El tema de la raza y el mestizaje en Méjico (y en el resto de las Indias)

Yo me he encontrado un más que sorprendente parecido con el general mexicano Jerónimo Treviño, que vivió en el siglo XIX:
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No solo en esta fotografía suya me encuentro parecido, sino con otras de él. El parecido me sorprende porque no tengo nada que ver con él y porque ni siquiera somos de la misma región, pues él era de Nuevo León y yo soy de Oaxaca.

Veo esta foto de Treviño y parece que me estoy viendo a mí mismo:
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De padres oaxaqueños, abuelos oaxaqueños, bisabuelos oaxaqueños, tatarabuelos oaxaqueños... Yo soy de la región del Istmo.
 
Regiomontano había supuesto por el recurrente tema sefardita, pero veo que no..

yo no haría demasiado caso de las exageraciones de la propaganda sefarda, en realidad gente de aspecto similar hay en España sin necesidad de buscar recurrir a esos orígenes, de donde tendrás seguramente parte de tus ancestros, es más la mayor parte de sefardos eran de origen ibérico, conversos incorporados a sus comunidades, etc

 
Francamente, desconozco de dónde vienen mis genes. Solo sé que los varones del lado de mis abuelos paternos somos parecidos y que los genes de mis tíos y de mi papá son tan fuertes que los nietos de ellos han heredado nuestros rasgos, y que yo soy muy parecido físicamente a mi papá. Sin embargo, sigue intrigándome sobremanera mi parecido con ese general neoleonés, porque en esas fotos y otra en la que aparece de pie junto a otro general me veo a mí mismo.
Yo no me identifico nada con ellos.
No me gusta el prefijo afro- para denominar a los neցros, porque no todos los jovenlandeses lo son, y considerar solo jovenlandeses a los neցros es otro rasgo de amanegrismo proveniente del mundo anglosajón.

Otra foto de Jerónimo Treviño en la que mi parecido con él es impresionante, aunque es como mi yo de hace 10 años.
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No lo sé, de verdad que no lo sé. Últimamente he estado pensando en eso y no logro encontrar una respuesta. Entiendo que cuando era adolescente no atrajera en absoluto a las mujeres porque tenía sobrepeso y caminaba jorobado; sin embargo, a los 19 años bajé muchos kilos y pude volver a estar delgado (digo volver porque en mis primeros cinco o seis años de vida fui delgado); unos años más tarde, como a los 24, y debido a unos ejercicios que hice (creo que fue por eso), logré corregir mi postura y tener una espalda totalmente erguida, lo que me permitió también sacar el pecho y echar los hombros hacia atrás, como se recomienda estar. No obstante esos cambios y otros positivos que he tenido, he seguido siendo totalmente invisible para las mujeres. Jamás y nunca ha habido ninguna mínimamente interesada en mí, o al menos no para nada serio. A eso agrégale que carezco totalmente de habilidades para ligar: no tengo labia, no soy muy amigable, no me gusta adular a las mujeres y subirles los humos, no me sale ser caballeroso, etcétera.

Pero, como me he dado cuenta, un hombre no necesita tener todo eso para conseguir novia; a veces solo basta que en un mismo entorno (escuela, trabajo, círculos de amigos) coincida con una mujer para que ambos empiecen a tratarse y del trato frecuente pasen a formar una relación. En mi caso, tampoco he tenido eso, pues en ningún entorno de aquellos en los que he estado ha habido una mujer con la que pudiera conectar para que de ahí pudiera surgir un noviazgo. Y, por supuesto, jamás recurriría a algo tan bajo y vergonzoso como las aplicaciones de ligue, porque al hacerlo demostraría desesperación, como si me estuviera muriendo por tener una mujer, y no es el caso. Por donde quiera verlo, las puertas para mí están cerradas.
 
A pesar de los intentos corrosivos del abrehilo, lo cierto es que la identidad nacional mexicana es muy potente, potentísima y no ligada a limitantes de carácter fenotípico. El mestizaje está muy logrado, el único factor que ha hecho muchp mal en el país es el relato de su conformación, fundamentado en el aztequismo conquistado victimizado y la satanización del conquistador español victimario y violador.

La solución ya la han dado varios autores. Reconstruir el relato histórico, ajustarlo a la verdad, ella es, que la nación se conformó en una coalición de naciones contra el régimen despótico y que de esos conquistadores, mesoamericanos y castellanos, y coaligados pir la Fe Católica, sale México, el territorio más próspero de Occidente durante siglos, hasta el siglo XIX.

Ni hay más vueltas que darle al asunto fenotípico. Canelo es y se siente tan Mexicano como Hugo Sánchez. Si me apuras, casi hasta Plácido Domingo.
 
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