No hay ajedrecista de los grandes que viendo sus partidas uno pueda decir "yo puedo jugar así" Excepto Capablanca. En su juego hay tal claridad de ideas que hasta una abuela las entendería con un par de clases. Todo parece en orden, todo está en su sitio, no hay nada forzado, no hay nada ininteligible. Sus aperturas son tan lógicas y naturales como el despertar cuando la luz del sol entra por la ventana. Es así, no puede ser de otra manera. Y luego te pones, te ponías, y...no puedes jugar como Capablanca.
Carlsen, en cierto modo, es muy parecido a él, aún siendo su juego de apertura mucho más moderno, más alambicado. Es raro verle salir con ventaja de ella. Pero en el medio juego, cuando el desarrollo está completo y ya no se trata de mover madera, empieza a jugar con una lógica tan aplastante que llega a apabullar. Es en esta fase cuando parece que estoy viendo a Capablanca. Y luego en los finales, si está en forma, sinceramente no he visto cosa igual.