Documentos desclasificados implican al PSOE en las peores matanzas de la Guerra Civil española

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El asesinato de una niña de 3 años y otras ‘heroicidades’ revolucionarias
Juan E. Pflüger
/ 07 marzo, 2016
La barbaridad de la represión en la retaguardia republicana durante la Guerra Civil tuvo dos momentos en los que la brutalidad se mostró de manera más descarnada. En los primeros momentos de la contienda, cuando la limpieza contra los “derechistas” se convirtió en la prioridad de los milicianos ; y en las horas anteriores a la toma de una población por parte de las tropas nacionales, cuando se pretendía “limpiar el pueblo” de “fascistas”, aunque en la mayoría de los casos nada tenían que ver las víctimas con la política.

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Unos de los más macabros sucesos de esta segunda modalidad tuvo lugar en el pueblo de Granja de Torrehermosa (Badajoz) con el asesinato, junto a toda su familia, de la niña María de las Nieves de la Gala Durán de dos años, según el registro municipal, tres según la causa general. El asesinato de la familia De la Gala tuvo lugar el 24 de septiembre de 1936, dos días después las tropas nacionales, enviadas por el general Queipo de Llano, tomaron la localidad.
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La brutalidad de los criminales marxistas había dejado abandonados los cuerpos de 14 personas asesinadas en el patio de la vivienda de esta familia de propietarios, entre ellos el de María de la Nieves, la ya mencionada niña de tres años; el de Rosario, prima de la anterior y de 10 años; y el de Encarna, de seis años, la hija de una de las criadas de confianza de la casa, que también fue fusilada.
El caso de María de las Nieves, casi un bebé cuando fue asesinada golpeando su cabeza contra la pared de la casa hasta causarle la muerte, ha sido manipulado por la propaganda de la izquierda. En la documentación que utilizan diversas asociaciones de la Memoria Histórica esta familia figura como víctimas del franquismo después de que un reportaje de Televisión Española realizado en 1987 y que lleva por título “España en guerra” así lo reflejara.
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Sin embargo la situación fue muy diferente: el patriarca de la familia era Don Sebastián de la Gala Ortiz de 78 años, que tenía dos hijos que fueron asesinados durante las primeras semanas de la guerra llamados Francisco y Felipe. Fueron las primeras víctimas de las matanzas cometidas por los milicianos en el pueblo donde acabarían muriendo casi 100 personas. De ellas casi cuarenta fueron traídas desde el municipio de Fuenteovejuna para que los asesinaran los milicianos granjeños, con demostrada falta de humanidad para dedicarse a estos crímenes.

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Cuando la izquierda justifica los desmanes cometidos en el mundo rural español contra los “señoritos” se cuidan mucho de dejar claro que lo hacían los explotados por la injusticia social secular, que quienes apretaban el gatillo eran miembros de familias que llevaban siglos trabajando por una miseria. En casos como el de Granja de Torrehermosa esto queda totalmente desmentido ya que entre los cabecillas de estos bárbaros criminales, que no dudaron en dar de baja de la suscripción de la vida a tres niñas de 3, 6 y 10 años, se encontraban el dueño de una de las tabernas, el farmacéutico y un maestro nacional del vecino municipio de Azuaga al que se apodaba “el extranjero”.
domingo, 17 de febrero de 2008
Un montaje fotográfico


Un blog ultraderechista de Badajoz publicó días atrás un artículo, con el sosegado título de “Criminales, corruptos, canallas”, acerca de los asesinatos cometidos por las izquierdas durante la Guerra Civil en la localidad extremeña de Granja de Torrehermosa. El texto está ilustrado con la imagen del cadáver de una niña que, según se dice, “fue muerta a golpes contra la pared de su casa por los milicianos frentepopulistas”. Sin negar en ningún momento la evidencia de los crímenes, sí considero sospechosa la fotografía, que forma parte de una famosa colección de imágenes cuya falsedad fue denunciada hace 70 años por el propio jefe de propaganda de Queipo de Llano, Antonio Bahamonde.

Antonio Bahamonde y Sánchez de Castro abandonó España horrorizado por el comportamiento de los suyos y escribió desde el exilio el libro 1 año con Queipo, Memorias de un nacionalista, en el que explicaba lo que había visto en la II División, con sede en Sevilla y bajo cuyo control estuvo la provincia de Badajoz. Pues bien, en las páginas 142 y 143 de ese libro se dice lo siguiente [cito por la edición de Barcelona de 1938, aunque la obra tiene una reciente de 2005 bajo el sello de Ediciones Espuela de Plata]:

Se hace una propaganda habilísima a base de documentos fotográficos. En la División hay dos fotógrafos, los hermanos Burgos, dedicados exclusivamente a estos fines. Reproducen en todos los tamaños y posturas las personas que son víctimas de accidentes fortuitos. Sacan fotografías de los cadáveres de los fusilados. Cientos de estos han sido mutilados y quemados bárbaramente para sacar fotografías y, con todo género de detalles, exhibirlas en España y en el extranjero, diciendo que son crímenes feroces cometidos por los “gente de izquierdas”. Esta propaganda ha contribuido mucho a formar en el extranjero un ambiente desfavorable a los gubernamentales, a los que presentan como criminales feroces.

El general Queipo de Llano tiene en su despacho un álbum voluminoso, con los crímenes cometidos por los “gente de izquierdas”. Las fotografías de este álbum están hechas por los hermanos Burgos. Todas ellas son falsas; no hay un solo caso que haya ocurrido tal como se presenta.

En Granja de Torre-Hermosa (Badajoz), al entrar los “nacionales” después de una dura lucha encontraron, naturalmente, un cierto número de cadáveres dejados al abandonar el pueblo. Los trasladaron al cementerio y fueron bárbaramente profanados. A una mujer le abrieron el vientre; a otro cadáver le saltaron los ojos; a otro le machacaron la cabeza con una piedra; a otro le separaron los brazos y las piernas del tronco. Los hermanos Burgos, que iban con la columna, sacaron numerosas fotografías desde diferentes ángulos. Estas reproducciones han recorrido el mundo, como crímenes terribles cometidos por los “gente de izquierdas” en Granja de Torre-Hermosa.
 

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Desde que se produjo el reparto de armas a las milicias de los partidos políticos de izquierda,una decisión tomada el 19 de julio de 1936 por el jefe de Gobierno José Giral, los elementos radicales que conformaban estos grupos, en lugar de emplearlos en el frente para frenar el avance de las tropas de Franco los emplearon para dar rienda suelta a su afán de venganzay a sus más bajos instintos
eso sucedió en madrid, y fueron empleadas para asaltar el cuartel de la montaña y convencer al de pacifico.
inmediatamente despuès salieron columnas hacia la sierra, formadas en gran parte por esos civiles armados legalmente y militares leales de los cuarteles.
 

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domingo, 17 de febrero de 2008
Un montaje fotográfico


Un blog ultraderechista de Badajoz publicó días atrás un artículo, con el sosegado título de “Criminales, corruptos, canallas”, acerca de los asesinatos cometidos por las izquierdas durante la Guerra Civil en la localidad extremeña de Granja de Torrehermosa. El texto está ilustrado con la imagen del cadáver de una niña que, según se dice, “fue muerta a golpes contra la pared de su casa por los milicianos frentepopulistas”. Sin negar en ningún momento la evidencia de los crímenes, sí considero sospechosa la fotografía, que forma parte de una famosa colección de imágenes cuya falsedad fue denunciada hace 70 años por el propio jefe de propaganda de Queipo de Llano, Antonio Bahamonde.

Antonio Bahamonde y Sánchez de Castro abandonó España horrorizado por el comportamiento de los suyos y escribió desde el exilio el libro 1 año con Queipo, Memorias de un nacionalista, en el que explicaba lo que había visto en la II División, con sede en Sevilla y bajo cuyo control estuvo la provincia de Badajoz. Pues bien, en las páginas 142 y 143 de ese libro se dice lo siguiente [cito por la edición de Barcelona de 1938, aunque la obra tiene una reciente de 2005 bajo el sello de Ediciones Espuela de Plata]:

Se hace una propaganda habilísima a base de documentos fotográficos. En la División hay dos fotógrafos, los hermanos Burgos, dedicados exclusivamente a estos fines. Reproducen en todos los tamaños y posturas las personas que son víctimas de accidentes fortuitos. Sacan fotografías de los cadáveres de los fusilados. Cientos de estos han sido mutilados y quemados bárbaramente para sacar fotografías y, con todo género de detalles, exhibirlas en España y en el extranjero, diciendo que son crímenes feroces cometidos por los “gente de izquierdas”. Esta propaganda ha contribuido mucho a formar en el extranjero un ambiente desfavorable a los gubernamentales, a los que presentan como criminales feroces.

El general Queipo de Llano tiene en su despacho un álbum voluminoso, con los crímenes cometidos por los “gente de izquierdas”. Las fotografías de este álbum están hechas por los hermanos Burgos. Todas ellas son falsas; no hay un solo caso que haya ocurrido tal como se presenta.

En Granja de Torre-Hermosa (Badajoz), al entrar los “nacionales” después de una dura lucha encontraron, naturalmente, un cierto número de cadáveres dejados al abandonar el pueblo. Los trasladaron al cementerio y fueron bárbaramente profanados. A una mujer le abrieron el vientre; a otro cadáver le saltaron los ojos; a otro le machacaron la cabeza con una piedra; a otro le separaron los brazos y las piernas del tronco. Los hermanos Burgos, que iban con la columna, sacaron numerosas fotografías desde diferentes ángulos. Estas reproducciones han recorrido el mundo, como crímenes terribles cometidos por los “gente de izquierdas” en Granja de Torre-Hermosa.
Vamos, que un tipo se pasa a los gente de izquierdas y hace un panfleto propagandístico contra el General Queipo de Llano en la Barcelona rojoseparatista...

Propaganda de guerra. Claro que toda la histrolografía socialcomunista actual, 80 años después, se basa en la propaganda de guerra roja, más lo que se les va ocurriendo
 

I. de A.

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eso sucedió en madrid, y fueron empleadas para asaltar el cuartel de la montaña y convencer al de pacifico.
inmediatamente despuès salieron columnas hacia la sierra, formadas en gran parte por esos civiles armados legalmente y militares leales de los cuarteles.
Claro, claro... Y ya no quedó ni un tirachinas en Madrid para los milicianos de las distintas bandas criminales que pululaban en Madrid asesinando a mansalva...
 

I. de A.

Madmaxista
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El linchamiento de los prisioneros en el Cuartel de la Montaña
Juan E. Pflüger
/ 23 septiembre, 2015

El general Fanjul protagonizó el único foco del alzamiento que tuvo cierta importancia en Madrid en las primeras horas de la Guerra Civil. Atrincherado en el Cuartel de la Montaña junto a unos 1.500 hombres aguantó unas horas hasta que se produjo la toma de la instalación militar.

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Desde la mañana del 19 de julio el cuartel empezó a ser rodeado por fuerzas regulares leales al Frente Popular y milicianos de los diversos partidos de izquierdas que habían sido armados por sus organizaciones y por el Gobierno presidido por José Giral, que sustituye a Diego Martínez Barrio que se negó a armar a partidos y sindicatos. Durante el primer día de asedio se produjeron varios intercambios de disparos de fusilería entre los sitiados en el cuartel y quienes mantenían el cerco.
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Durante la noche del 19 al 20 de julio, los militares fieles al Gobierno del Frente Popular emplazaron tres piezas de artillería en la Plaza de España. Dos de ellas eran del 105 y la tercera del 155. Entre las siete de la mañana y las nueve se produjo un intenso bombardeo contra los sitiados, lo que provocó que varias compañías de la Guardia Civil que sitiaban el edifico entrasen al complejo desde el Parque del Oeste y lograsen que se abrieran las puertas que dan a la Plaza de España con el asalto masivo por parte de las milicias de los partidos políticos, mientras que las unidades militares frentepopulistas se quedaban en el exterior.
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La masacre se inició en el patio central del cuartel, donde los defensores, que ya se habían rendido, empezaron a ser asesinado cuando se entregaban a los sitiadores. Entre las decenas de cadáveres que se recogieron dentro del recinto, muchos fueron asesinados con disparos a quemarropa. Otros no tuvieron tanta suerte y murieron a manos de una parte de la turba que, no habiendo llegado a tiempo al reparto de armas, entraron con hachas, cuchillos y mazos.
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Se vivieron escenas de especial crueldad, como cuando varios de los oficiales que se habían rendido fueron arrojados desde las ventanas del tercer piso al patio y luego rematados a patadas por la turba. O la subasta de algunos prisioneros para decidir que asaltante le rajaba el vientre con una bayoneta.

Tras el primer momento de asesinatos, la matanza se detiene y los prisioneros fueron divididos en dos grupos. Uno de ellos era sacado y fusilados inmediatamente junto al muro del cuartel donde eran rematados a bayoneta. Otros fueron enviados a la guandoca Modelo, de donde fueron sacados y asesinados en Paracuellos pocos meses después.
Al acabar el día 20 de julio, más de 200 cuerpos se encontraban tendidos sin vida en el patio, mientras que varias docenas fueron abandonadas junto a los muros del edificio.
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Desde la historiografía marxista se han consolidado dos mitos para justificar la barbarie de la turba. La primera es que se ametralló a la masa cuando se acercaban al recinto mientras se sacaba una bandera blanca. La segunda que la autoridad no pudo hacer nada para evitar los linchamientos.
Es cierto que se produjeron ametrallamientos mientras desde una de las ventanas se mostraba una bandera blanca. Pero quienes sacaron las banderas de rendición eran oficiales partidarios del Frente Popular que se encontraban desarmados y prisioneros en una de los despachos de la segunda planta y que pretendían ponerse a salvo y que no hicieran fuego con las piezas de artillería a esa zona, no representaban a los sublevados ni fue orden del general Fanjul.

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Respecto a lo de los linchamientos incontrolados que no pudieron ser sofocados por las fuerzas del orden frenepopulistas, contrasta con su eficacia a la hora de sacar sin agresiones al propio Fanjul para poder llevarlo ante la Justicia para ser juzgado.
 

I. de A.

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Memoria Histórica. 30-7-1936 CUARTEL DE LA MONTAÑA
ASESINATO MASIVO EN EL cUARFTEL DE LA MONTAÑA
JULIO 21, 2019

30-7-1936
Hordas y turbas de frente-populistas y presos comunes liberados y armados por la coalición golpista del gobierno PSOE-PCE-ERC-PNV asaltan el Cuartel de la Montaña y asesinan a 1.500 ocupantes del mismo que ya se habian rendido. Estas son la justicia y legalidad republicanas que reclaman los herederos de aquella coalición.





Placa en recuerdo de los 1.500 asesinados en el Cuartel de la Montaña, que se ubicaba al principio de la Calle Ferraz, cuando fue incendiado por las hordas frente populistas tras los asesinatos
 

klopec

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domingo, 17 de febrero de 2008
Un montaje fotográfico
Que Antonio Bahamonde es un embustero creador de fábulas como la del "cura de Zafra" hay documemtación demoledora realizada por Moisés Domínguez. Que los periodistas a los que hace referencia, como Southword, Allen y compañía, son los propagandistas que se inventaron la "matanza de la Plaza de Toros de Badajoz", hace menos creíble el relato.

Pero en el post anterior, el detalle que nos demuestra que todo es una patraña es el que hace referencia a los misteriosos "hermanos Burgos". SOBRE TODO PORQUE NO EXISTIERON NINGUNOS "HERMANOS BURGOS" cuya misión era recrear asesinatos para Queipo de Llano.

Dice Espinosa en su artículo "AGOSTO DE 1936. TERROR Y PROPAGANDA. LOS ORÍGENES DE LA CAUSA GENERAL" que los Burgos eran una ficción
para ocultar sus nombres reales. Lo que no aclara es porqué, 80 años después, nadie puede aportar sus nombres ;

Antonio Bahamonde Sánchez de Castro, que vivía en el número 68 de la calle Álvarez Quintero y que a partir de verse obligado a intervenir una noche en uno de los terribles episodios diarios en el cementerio de San Fernando, logró integrarse en los Servicios de Propaganda como delegado de Queipo. Bahamonde dejó escrito en su impresionante 'Un año con Queipo que existían dos hermanos fotógrafos que trabajaban para la División - «hermanos Burgos» los llamó ocultando su nombre real -, que habían confeccionado un álbum para Queipo con
recreaciones del terror rojo sin reparar en los medios".


Fácil. Porque los "manipuladores hermanos Burgos" nunca existieron, ni nadie se dedicó a manipular fotografías.
 

I. de A.

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ahora son 1500, antes doscientos... se te olvida decir que una veintena de oficiales se suicidaron juntos en una sala al verse perdidos.

y no lo incendió nadie hasta las bombas alemanas en noviembre



TRES DIAS DE JULIO (III)

muy recomendable ese blog
Antes dice que había más de 200 cuerpos en el patio, no que ese fuera el número total de víctimas, que parece que no te enteras. La wikipedia (aunque no sea muy de fiar) dice que entre 500 y 900:

La entrada de los milicianos asaltantes se tradujo en el asesinato de la mayor parte de los sublevados, especialmente los oficiales-cadetes (noventa de unos ciento cuarenta) y los falangistas.3 Se contabilizaron entre 500 y 900 muertos.

Y hay que sumar los que llevaron a la guandoca Modelo y asesinaron posteriormente en Paracuellos.
 
Última edición:

Malditos Bastardos

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El TERRORISMO franquista EXTERMINÓ a miles de REPUBLICANOS en las Islas Canarias
terrorismo franquista en las islas canarias word press
La resistencia al golpe fascista del 36 fue escasa, los militares fascistas se hicieron rápidamente con el control. Las Canarias fueron un “laberinto de terror” los franquistas asesinaron a más de 5.000 Republicanos. El Mapa de Fosas atestigua esta cartografía de la barbarie con 21 localizaciones. Propietarios agrícolas, exportadores, comerciantes e industriales, tomaron posesión de alcaldías y Cabildos Insulares. Eran simpatizantes o socios de los partidos conservadores que durante décadas habían controlado la situación política en las Islas.
Para sofocar a los partidarios del Frente Popular, los gestores políticos del nuevo régimen utilizaron a organizaciones criminales, falangistas, acción ciudadana o brigadas del amanecer, que ejecutaron las tareas de depuración social, detenciones, torturas, desapariciones, asesinatos de miles de Republicanos. La gran fosa canaria está en el mar, la gran mayoría de los desaparecidos fueron “apotalados”, es decir, encerrados en sacos y arrojados al océano con las manos atadas. En Santa Cruz de Tenerife eran sacados de Fyffes o de los barcos prisión (el “Archipiélago fantasma”) por los falangistas. En Gran Canaria les llevaron a los acantilados de La Laja y los arrojaron a la Mar antiestética. Hay fosas comunes en Fuencaliente (La Palma) y en el Llano de las Brujas en Arucas (Gran Canaria), donde los militantes obreros eran asesinados y arrojados a los pozos. A Antonio Camejo Francisco, alcalde de Buenavista del Norte en Tenerife que había declarado la reforma agraria en enero de 1933, lo sacaron de Fyffes, lo llevaron a los barcos y lo apotalaron. Igualmente desaparecieron el diputado a Cortes Luis Rodríguez de la Sierra Figueroa o el concejal y líder comunista tabaquero, Domingo García Hernández.
Los franquistas fusilaron a 123 canarios tras consejos de guerra, como el gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife Manuel Vázquez jovenlandés, su secretario particular Isidro Navarro López o el diputado grancanario Eduardo Suárez Morales. Fueron ejecutados destacados militantes obreros, como los 19 militantes anarquistas tinerfeños.
Durante la Segunda República las organizaciones sindicales combatieron duramente la precaria situación laboral y social de la clase obrera, generaron una fuerza social que plantó cara al poder hegemónico de quienes controlaban las instituciones y la economía canaria. La clase obrera organizada planteó una alternativa social y política a los que habían controlado el poder político e institucional canario durante décadas. Los propietarios se sumaron al golpe para defender sus intereses económicos, uniéndose a otros grupos reaccionarios para acabar con la 2ª República. Fueron activos colaboradores en las tareas represivas. Se integraron en organizaciones como acción ciudadana, dirigida por el herreño Anatolio de Fuentes, falange, y apoyados por guardias civiles y militares, llevaron a cabo la represión y los asesinatos con total impunidad.
Casi 8.000 personas padecieron torturas y vejaciones en los centros de detención de Fyffes y Gando durante la guerra. La represión fue también económica, social, laboral, cultural, moral. Los falangistas quemaron bibliotecas, extirparon la cultura, se generalizó el miedo. Los adeptos al nuevo régimen incautaron en su beneficio propiedades y bienes de todo tipo. El nuevo orden se había impuesto por la sangre y las familias de los represaliados sufrieron las repercusiones.
De las ciudades alegres, tranquilas y hospitalarias no quedó nada, se generó un ambiente huraño, receloso y esquivo, las miradas de repruebo hacían temblar. Republicanos y sus familiares, expresos políticos, fugados, perseguidos, emigraron a Venezuela en embarcaciones clandestinas, como el Estrella Polar o el Telémaco, en viajes míticos por la dureza de las condiciones de viaje y lo arriesgado de una huída que era la única salvación para sobrevivir.
La efervescencia política y cultural de los años 30 quedó desmantelada. El movimiento obrero fue desarticulado. Los sublevados de 1936 consiguieron todos sus objetivos. La muerte había glorificado su Cruzada y se había puesto fin a aquella breve experiencia democrática de la República. Aquella que en 1931 había sido acogida con esperanza e ilusión en las calles y plazas de las Islas.
 

Malditos Bastardos

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Los crímenes políticos de Franco fueron "muy superiores" a los del nazismo, según Preston: / EL PAÍS | Cultura

M. JOSÉ DÍAZ DE TUESTA - San Lorenzo de El Escorial

El historiador británico Paul Preston distingue entre dos tipos de crímenes: raciales y políticos. En los primeros encaja Hitler, que arrasó con judíos, etnianos y eslavos, mientras que el instinto vengativo de Franco se concentró en exterminar al adversario político. Visto así, "los crímenes políticos que cometió Franco fueron muy superiores a los cometidos por Hitler", comentó ayer Preston en los cursos de verano de la Universidad Complutense, cuando se cumplen 65 años del fin de la Guerra Civil.

El hispanista, ante una sala abarrotada de público, trazó en su conferencia Franco, la venganza del justiciero un retrato mordaz del dictador que se creyó un justiciero salomónico que distribuía justicia, cuando no hizo sino distribuir la "venganza ciega".

En la conferencia de prensa que tuvo lugar por la mañana, a la pregunta "¿no le parece un poco comercial llamar holocausto a los crímenes cometidos en España?", en referencia al título del próximo libro de Preston, El holocausto español, cuya salida está prevista en otoño de 2005, el historiador respondió: "Con ese título he querido llamar la atención sobre la escala de violencia y matanzas que hubo entre ambos bandos durante y después de la Guerra Civil. Existe la matanza de seis millones de judíos realizada por Hitler, pero, de no haber pasado eso, lo ocurrido en España hubiese parecido espantosísimo". A pesar de que el recuento de los muertos en España es complicado, añadió, los cientos de miles encarcelados, más los cientos de miles exiliados y los miles de deportados a campos de concentración suman un holocausto.

Después se manifestó sobre una polémica de hoy. El derecho de las familias a conocer a sus muertos enterrados en fosas comunes. "La gran diferencia entre las familias de vencedores y vencidos es que las atrocidades cometidas en la zona republicana tuvieron lugar como consecuencia de que, tras un golpe de Estado, se desmoronan todas las estructuras de orden público. Por el contrario, las atrocidades en zona nacional son un instrumento deliberado del Estado, practicadas por el Ejército, la Falange y justificadas por la Iglesia católica. Y de esta forma, los muertos que fueron consecuencia de los desmanes republicanos sí se pudieron llorar y oficialmente se les trata como héroes y mártires. Esto es lo que se merecen ahora las familias de los fallecidos republicanos".

Sobre el tema del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, Preston afirmó que recurrir a su unidad "no es una versión completa". "Ahora la Generalitat reclama sus papeles, y no tiene inconveniente en que se haga una copia, de tal forma que así no se rompe nada. Estoy, por lo tanto, a favor de que se devuelvan esos papeles que reclama Cataluña".
 

Malditos Bastardos

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EUGENIO ENTRAMBASAGUAS CARACUEL, último alcalde REPUBLICANO de Málaga, FUSILADO por los franquistas en 1937
eugenio entrambasaguas word press
Eugenio Entrambasaguas Caracuel era natural de Priego y vecino de Málaga, comerciante, masón, convencido republicano, político respetado y moderado. Desde Alianza Republicana en Málaga firmó el Manifiesto de abril de 1930 para la unión de todas las fuerzas republicanas para establecer la República de España. En las elecciones de abril de 1931 fue elegido concejal por la Alianza Republicana. Fue alcalde desde 1933 hasta 1934 con el Partido Republicano Radical, que abandonó al sentirse traicionado en sus ideales republicanos y reformistas.
Tras los sucesos de octubre de 1934 fue suspendido por el gobierno derechista, a pesar de manifestarse en contra de la huelga revolucionaria y manifestar su adhesión a la legalidad oficial. En Málaga los centros obreros fueron clausurados, la prensa intervenida y encarcelados centenares de dirigentes y afiliados de los partidos de izquierdas y sindicatos. Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 Entrambasaguas volvió a ser alcalde como militante de Unión Republicana, cargo que mantuvo hasta la ocupación de la ciudad por las tropas italianas y falangistas de Franco.
Sus preocupaciones como alcalde fueron generar unos servicios municipales para una mayoría del pueblo, que vivía en condiciones perversoss: La creación de nuevos centros escolares, la salubridad de los barrios obreros, mejorar el abastecimiento de artículos de primera necesidad para las clases desfavorecidas, la realización de obras públicas para mermar el grave paro existente, etc., fueron sus mayores preocupaciones. Para mitigar el paro en Marzo del 1936 su ayuntamiento pidió a la Corporación con destino una participación en las multas que se impusieron por evasión de capitales a los capitalistas en Málaga.
Pero el golpe del 18 de julio y la guerra bloquearon sus proyectos de mejora de la calidad de vida de la ciudadanía malagueña. La guerra, la destrucción y la muerte lo ocuparon todo, las institución municipal quedó relegada a unos pocos servicios que en sus primeros meses fueron los propios comités los que organizaron la vida colectiva en Málaga, atender a las miles de familias refugiadas en la capital que huían del avance franquista, habilitar espacios de residencia, mobiliarios, alimentos, abrigos, medicinas..
Durante la guerra se esforzó por salvar las vidas de personas y funcionarios municipales de derechas, o miembros de congregaciones religiosas, utilizando con la ayuda del cónsul honorario mejicano Porfirio Smerdou, el coche oficial para trasladarles hasta la escalerilla del barco en el puerto, para que pudieran irse a Gibraltar. Salvó el coro de la Catedral protegiéndolo con un muro de ladrillo. Venían los refugiados de los pueblos, huyendo de legionarios y jovenlandeses, y temía que el coro desapareciese, no por motivos políticos o antirreligiosos sino simplemente porque por el frío lo convirtieran en leña.
Entrambasaguas no escapó cuando la ciudad fue tomada por los franquistas, aunque tenía información del avance de las tropas rebeldes, y disponía de un coche oficial para escapar. Fue detenido en su despacho por los nazionales. El cónsul Smerdou trató de mediar ante el fiscal Carlos Arias Navarro, argumentando que el primer edil republicano había ayudado a muchos malagueños de derechas. Sin embargo, éste le contestó: “¡Pero cónsul, como alcalde de Málaga es fusilable por necesidad!”. Eugenio Entrambasaguas fue fusilado el 6 de marzo de 1937 junto a otros 93 Republicanos en las tapias del cementerio San Rafael de Málaga.
Frente a la sorprendente rapidez con la que el Ayuntamiento dedicó sendas rotondas de la ciudad al dueño del Málaga C.F. Abdullah ben Nasser Al Thani y al antiguo entrenador chileno del equipo, Manuel Pellegrini, la familia del último alcalde republicano de Málaga, Eugenio Entrambasaguas Caracuel, fusilado en 1937 por orden del entonces fiscal franquista Carlos Arias Navarro, lleva 10 años a la espera de que el Consistorio le dedique la calle prometida.
 

fredesvindo

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Escobar antes de Zipi y Zape: sus chistes durante la Guerra Civil


Dibujante prolífico y versátil en los años 30, Escobar trabajó en publicaciones burguesas como en otras con contenidos eróticos y sensuales. Durante la Guerra Civil, formó parte de la plantilla de L'Esquella de la Torratxa, uno de los semanarios satíricos con mayor difusión. En sus páginas, puso sus lápices al servicio de la causa antifascista, pero también se vio envuelto en el conflicto que se desencadenó en Cataluña entre anarquistas y comunistas y la rivalidad que hubo entre el gobierno de la República y la Generalitat

19/08/2019 -
VALÈNCIA. Tuvo el mérito de, en la posguerra española, en los años más duros del franquismo y su censura, hacer que uno de los personajes más populares del tebeo fuese un vagabundo pobre. Había salido de la guandoca por su vinculación política como dibujante durante la República y la Guerra Civil y, pese a eso, representó en un personaje infantil la situación en la que vivía la mayor parte del país en una época de privación, limitaciones y hambre.
Ese personaje, Carpanta, creado en 1947, y Zipi y Zape, aparecidos un año después, dominaron la historieta española hasta finales de los 70 y fueron leídos por varias generaciones. Como apunta el especialista en cómic y literatura popular Joan Manuel Soldevilla, hubo familias en las que los abuelos, los padres y los hijos leyeron Zipi y Zape de niños.
Todos estos méritos han sido de sobra reconocidos, sin embargo, hay una época de Escobar que permanece en el olvido. Son sus obras anteriores al franquismo. Empezó a dibujar con 15 años en el Diario de Granollers y llegó a publicar en revistas burguesas, católicas y conservadoras como En Patufet (1904-1938) al mismo tiempo que en satíricas, como en Papitu (1908-1937), que tuvieron problemas durante su existencia con la censura por las escandalosas referencias sensuales que contenían sus páginas. Aunque la manutención le llegaba por la plaza que obtuvo como funcionario de Correos.

Militó en el Sindicato de Dibujantes Profesionales y en el año 36 comenzó a colaborar con L'Esquella de la Torratxa, un semanario satírico, republicano y anticlerical, uno de los que más exitosos. Escobar estaba haciendo chistes sobre la Olimpiada Popular que se iba a celebrar en Barcelona cuando le sorprendió el estallido de la Guerra Civil tras el golpe de estado del 18 de julio.
En el periodo inicial de la contienda, Escobar de lo que más hizo gala fue de su antimilitarismo. Uno de los primeros chistes empezada la guerra retrataba a un soldado con las flechas de Falange clavadas en el trastero y la leyenda "quien con niño se acuesta...". Retrató a muchos militares borrachos, se mofaba de los que tenían medallas por "retiradas heroicas" o subrayaba su cobardía en una viñeta en la que un asistente recogía unos pantalones que olían presumiblemente a excrementos y deducía: "Vaya, el general ha entrado en combate".
En la Nochebuena del 36, dibujó una portada de Navidad con un ángel anunciando "Paz a los hombres de buena voluntad" y añadía debajo "Y guerra hasta vencer a los hombres de mala voluntad".

Describió el "ideal fascista" en otra viñeta como Dios -sacas de dinero-, Patria -una mujer encadenada- y Rey -un látigo-. Había alusiones indirectas a las tropas africanas de Franco, con por ejemplo un chiste en el que Dios y Alá, armados, se dan la mano y dicen: "Los dos queremos la esclavitud del pueblo". También criticó a los que adoptaban una postura tibia frente al conflicto o, probablemente, a la posición de las democracias europeas que no ayudaron a la República y estuvieron de acuerdo en establecer el Comité de No Intervención; para todos ellos dibujó a con un funámbulo sobre una cuerda y en el texto puso: "O se es fascista o antifascista".
Destacaron también sus burlas sobre el estado de las tropas enemigas. A las noticias de que una "nutrida" columna del bando rebelde había salido para Madrid, él contestaba con un chiste de traducción simultánea: "que comían una lata de sardinas al día". En otras viñetas de humor gráfico trataba de subir la moral, por ejemplo, mofándose de los requetés con uno a la carrera con un soldado republicano persiguiéndole que piensa al huir: "Se han olvidado de darnos el escapulario del Detente bayoneta", en referencia a los Detente Bala que llevaban junto al corazón especialmente las tropas de obediencia carlista.
Durante los primeros meses de la guerra, el semanario estuvo en poder de la CNT, pero desde octubre cayó en manos de la UGT. El sindicato socialista puso su dirección a cargo del Sindicato de Dibujantes Profesionales y durante la guerra la orientación de los chistes fue claramente antifascista, pero también muy crítica con Companys y los cenetistas. Sobre todo después de los sucesos de mayo, en los que comunistas y anarquistas se enfrentaron a tiros en las calles de Barcelona. Muchos de los chistes, por ejemplo, eran contra el Comissariat de propaganda de la Generalitat en una estrategia por hacerse con su control.

La posición de Escobar en este sentido tuvo que ser compleja. En septiembre del 36, había firmado él la portada del semanario con un miliciano de la UGT y otro de la CNT dados de la mano con el texto: "El arma al hombro y las manos bien apretadas".
Según Fernando Diaz-Plaja, el éxito de L´Esquella durante la guerra se debió: "tanto su sátira contra los enemigos del otro lado de la trinchera, como su ironía con quienes oficialmente eran sus aliados, es decir, los miembros de la CNT-FAI. L´Esquella se dirigía preferentemente a un público mesocrático catalán que, aunque liberal y autonomista y por tanto en principio enemigo de la dictadura militar de Franco, se resentía de las actividades revolucionarias de la extrema izquierda".
En el marco de estos enfrentamientos intestinos, hay un chiste de Escobar que le alinea con las tesis socialistas y comunistas, las del gobierno de Negrín, a cuyo servicio estaba la UGT, cuando un caballero acude a la estación y pregunta "¿Cuál es la consigna?" y le responde el ferroviario: "Ejército Popular y mando único". Aunque a partir del inicio de las hostilidades entre comunistas y anarquistas, gobierno de la República y Generalitat, sus chistes van desapareciendo de la publicación, lo que coincide con su ingreso en Hispano Grafic Films.





Por una conferencia que dio el escritor Pere Calders en Buenos Aires en 1942 sabemos cómo se fabricaba aquel humor de guerra: "Las reuniones para la confección de cada número del semanario eran compartidas por los dibujantes y redactores que elaboraban conjuntamente una lista de temas de actualidad al calor de la conversación, iban saliendo chistes y ocurrencias de todo tipo eran seleccionados por aclamación Finalmente, se repartían los chistes entre los dibujantes de acuerdo con la adecuación al estilo de cada uno".
El humor crítico del semanario al estar dirigido también contra los que se tomaban la justicia por su mano en la retaguardia acabó siendo la fórmula de su éxito en aquellos años convulsos. Así lo expresó en un estudio Francesc Foguet, profesor de la Universidad Autónoma de Cataluña: "el semanario humorístico funcionó con vida propia sin la tutela del sindicato -absorbido por otras preocupaciones- y ganó mucha popularidad debido a la ridiculización incisiva de las actitudes de los incontrolados o los excesos revolucionarios en la retaguardia urbana. Las coacciones que recibían, muy probablemente de los sectores anarcosindicalistas más radicales, obligaron a los miembros de la redacción a armarse con pistolas y bombas de mano. A raíz de los sucesos de mayo, la sede de L'Esquella de la Torratxa corrió el peligro, incluso, de ser asaltada. A medida que los dibujantes fueron movilizados, el semanario perdió efectivos y empuje, si bien se mantuvo mientras duró la guerra".
Al final de la conflicto, Escobar fue detenido y encarcelado en la Modelo acusado de "rojo y separatista". Contó Manuel Espín en la revista El Siglo que la justicia franquista no pudo disponer de todos los ejemplares de L´Esquella, lo que le hubiera costado la ejecución. Le cayeron seis años, aunque cumplió menos. Es sabido que en prisión siguió dibujando caricaturas de sus compañeros de desdichas, los demás presos, hombres esperando el fusilamiento o personas desesperadas con situaciones familiares espantosas en los terribles años 40.

Cuando fue liberado al año y medio, Escobar había perdido su plaza de funcionario de Correos, pero no tardó en idear a Zipi y Zape y Carpanta, personajes históricos del tebeo español donde la crítica era la misma, pero dispuesta en cargas de profundidad. En algunos casos, como con su serie Doña Tula, suegra, la censura le suspendió el personaje por "atentar contra la unidad del matrimonio". En 1988, declaró en El País: "Si algo tengo que agradecerle a Franco, es que me expulsara del Cuerpo de Correos porque entonces no me quedó más remedio que dedicarme enteramente a las historietas".
 

Malditos Bastardos

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ALEXANDRE BÓVEDA IGLESIAS, intelectual GALLEGUISTA y REPUBLICANO, FUSILADO por los franquistas en A Caeira, Pontevedra, en 1936
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Alexandre Bóveda Iglesias nació en Orense en 1903. Era un talento natural, desde niño hablaba francés y tenía conocimientos de contabilidad y matemáticas inusuales para su edad. Estudio peritaje mercantil. Consiguió el n.º 1 en oposiciones en Madrid a jefe de hacienda del estado. Aunque alopécico Sotelo le ofreció un puesto en su Comité de Intervención de Cambios, Bóveda rechazó la oferta y regresó a Galicia para trabajar en la Delegación de Hacienda de Ourense. Con 23 años, gracias a otras oposiciones ocupó el puesto de Jefe de Contabilidad en Pontevedra.
Se interesó en política a través de la revista Nós, publicada en gallego entre 1920 y 1936, impulsada por Vicente Risco, muy cuidada en detalles gráficos y artísticos gracias a Castelao, asiduo colaborador. Posteriormente pasó a escribir en la revista La Zarpa. Tomó contacto con la tertulia presidida por Castelao y Losada Diéguez en el Café Méndez Núñez implicándose en las actividades de los 2 galleguistas. En la Coral Polifónica conoció a Amalia Álvarez Gallego, con la que se casó en 1930 en el Monasterio de Poio y con la que tuvo 5 hijos. Alexandre no pudo conocer al 5º, cuando lo fusilaron su mujer estaba embarazada.
Fue uno de los intelectuales más relevantes de la época en Galicia, según Castelao fue el motor del Partido Galeguista. En 1932 el partido le nombró delegado en la comisión del Seminario de Estudos Galegos, teniendo un papel muy activo en la redacción del estatuto y en la asamblea de municipios que se creó para debatir el mismo bajo el Gobierno del Frente Popular en 1936. El texto definía a Galicia como un “Estado libre dentro de la República Federal Española”.
En 1933 fue elegido miembro central del comité de la Autonomía presidida por Bibiano Fernández-Osorio Tafall, mientras que Enrique Rajoy, amigo íntimo de Bóveda, era el secretario de dicho comité. Al triunfar en Galicia el golpe de Estado de 1936 Rajoy fue represaliado y expulsado de su Cátedra Universitaria en Santiago de Compostela. Uno de sus nietos es Mariano Rajoy. Cuando en 1934 la derecha se hizo con el poder en la República, una orden ministerial del gobierno conservador de Lerroux, le impuso como castigo un destino administrativo forzoso en la Delegación de Hacienda de Cádiz. Regresó en 1935 a Galicia al obtener una plaza en la delegación de hacienda de Vigo.
Tras el triunfo de la sublevación en Pontevedra, el 20 de julio de 1936 Alexandre fue encarcelado. En agosto fue juzgado por un delito de “traición”, tras lo que Alexandre declaró: Mi patria natural es Galicia. La amo fervorosamente, jamás la traicionaría. Si entiende el tribunal que por este amor entrañable debe serme aplicada la pena de muerte, la recibiré como un sacrificio más por ella”.
Condenado a muerte, al alba del 17 de agosto de 1936, fue fusilado atado a un pino en el monte de A Caeira. Tenía 33 años. El juez que lo condenó no permitió que se cumpliera su última voluntad: ser enterrado bajo la bandera gallega. Cuando el pelotón que lo fusiló se disolvía, su amigo íntimo Xosé Sesto, corrió hasta su cuerpo. Sin dejarse amedrentar, Sesto introdujo en su chaqueta una bandera confeccionada para la ocasión. Con ella no cubrió la caja, pero si tapó la herida de bala que atravesaba su corazón.
En aquel agosto de 1936, defender la libertad y la democracia era el peor de los crímenes. Tras Bóveda, otros galleguistas fueron paseados. Unos días antes el artista Camilo Díaz Baliño caía abatido a tiros. El 19 de agosto, solo dos días después, las balas fascistas se llevaban por delante al último alcalde Republicano de Santiago, el editor Ánxel Casal. Durante la guerra de España los franquistas asesinaron en Galicia a 4.699 personas, según la base de datos más completa al respecto, la del proyecto interuniversitario Nomes e Voces, cuyo cierre propició el gobierno del PP en la Xunta en 2012 al retirarle el apoyo.
En los últimos años se han multiplicado los homenajes a la figura de Alexandre Bóveda, donde fue fusilado se levanta un monumento en su honor. La fecha del asesinato de Bóveda se conmemora cada año en Galicia como Día da Galiza Mártir, aunque sin el apoyo del Gobierno del PP, y sirve no solo para recordar la figura del político galeguista, sino la de todas las personas que sufrieron la represión franquista en Galicia.
 

I. de A.

Madmaxista
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Jesús Laínz
¡No es esto, no es esto!
No tardaría mucho tiempo Ortega en empezar a desconfiar de la República neonata. En marzo del 39, celebró la entrada de Franco en Madrid.
2019-01-18


La actividad principal del eminente pensador José Ortega y Gasset no fue, evidentemente, la política, aunque tanto en sus escritos como en sus acciones nunca dejó de participar en el debate sobre cómo debía regenerarse una España recién salida del Desastre del 98.
Radicalmente opuesto a la dictadura de Primo de Rivera, la complicidad de Alfonso XIII con ella le pareció la gota que colmaba el vaso de los desmanes de una Monarquía que debía desaparecer por el bien de España. Por eso publicó en El Sol el 15 de noviembre de 1930 el histórico artículo El error Berenguer, en el que deploró con singular indignación los siete años de gobierno primorriverista:
España ha sufrido durante siete años un régimen de absoluta anormalidad en el Poder público, el cual ha usado medios de tal modo besugos, que nadie, así, de pronto, podrá recordar haber sido usados nunca ni dentro ni fuera de España, ni en este ni en ningún otro siglo (…) No es imposible, pero sí sumamente difícil, hablando en serio y con todo rigor, encontrar un régimen de Poder público como el que ha sido de hecho nuestra Dictadura en todo el ámbito de la historia, incluyendo los pueblos salvajes. Sólo el que tiene una idea completamente errónea de lo que son los pueblos salvajes puede ignorar que la situación de derecho público en que hemos vivido es más salvaje todavía, y no sólo es besugo con respecto a España y al siglo XX, sino que posee el rango de una insólita anormalidad en la historia humana.
Ortega consideró que no se podía continuar con el régimen monárquico como si nada hubiera pasado y que la aceptación regia de la Dictadura debía implicar su extinción. Por eso concluyó el artículo con el célebre "¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo! Delenda est Monarchia" que tanto influiría en la decisión de muchos españoles de optar por un régimen republicano.

Pocos meses después, en febrero de 1931, Ortega fundaría la Agrupación al Servicio de la República junto con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala, hecho por el que el trío pasaría a la historia como "los padres de la República". Los tres firmaron el manifiesto en el que exaltaron "la grande promesa histórica que es la República española":
La Monarquía de Sagunto ha de ser sustituida por una República que despierte en todos los españoles, a un tiempo, dinamismo y disciplina, llamándolos a la soberana empresa de resucitar la historia de España.
Su compromiso con la causa republicana le llevó a reclutar nuevos adeptos entre otras personalidades de la política y la cultura. Éste fue el caso de Francesc Cambó, a cuyo despacho del hotel Ritz acudió Ortega con tal fin. Así lo recordó el inteligente y experimentado catalán en sus memorias:
Cuando esperaba que yo le diese un sí y una firma, tuvo que escuchar una exposición serena de mis argumentos dirigidos a hacerle ver que aquella República de que me hablaba era un puro ensueño; que si la República venía, sería gobernada o por los socialistas o por Lerroux con su gente tarada; que el nuevo régimen supondría el comienzo de una era de convulsiones para España, que se traduciría en un inevitable retroceso en la cultura (…) Al oírme, tuvo un ataque de furia. Salió de mi salón batiendo la puerta.
Fue elegido diputado a las Cortes constituyentes junto con trece de sus compañeros de candidatura. Muy significativamente, siete de aquellos trece pronto acabarían enfrentados a la república: los tres fundadores; Alfonso García Valdecasas, que dos años más tarde participaría en la creación de Falange Española; Vicente Iranzo –cuyo hijo, huido a Francia, regresó para alistarse, junto con el de Ortega, en el ejército sublevado– fue condenado a muerte por un tribunal revolucionario y logró salvar la vida por sus altos contactos con Martínez Barrio, lo que no impediría que, tras la guerra, fuese condenado a varios años de libertad vigilada por su supuesta pertenencia a la Masonería; José Pareja, exministro de Instrucción Pública y catedrático de patología que fue destituido en 1937 por desafecto al régimen y tuvo que refugiarse en la embajada uruguaya; y Manuel Rico Avello, exministro de Gobernación y de Hacienda que acabaría asesinado por los milicianos izquierdistas en la guandoca Modelo junto con otros destacados políticos republicanos "moderados" como Melquíades Álvarez o Ramón Álvarez-Valdés y, por supuesto un buen número de derechistas. Al conocer lo allí sucedido, exclamó Indalecio Prieto: "La brutalidad de lo que aquí acaba de ocurrir significa, nada menos, que con esto hemos perdido la guerra".
No tardaría mucho tiempo Ortega en empezar a desconfiar de la República neonata. El 2 de junio, sólo mes y medio después de su alumbramiento y ya con la primera quema de edificios religiosos a sus espaldas, lamentó que "gentes con almas no mayores que las usadas por los coleópteros han conseguido en menos de dos meses encanijarnos esta República niña y hacerle perder el garbo con que nació".
Participó activamente en las discusiones parlamentarias, en las que se destacó por su oposición a organizar España como un Estado federal, lo que juzgó un retroceso hacia tiempos medievales, y por su crítica a las izquierdas a causa de su concepción de la República como un régimen revolucionario y de su propiedad exclusiva. Así, el 9 de septiembre de 1931, en pleno debate constitucional, publicó en el diario Crisol un importante artículo en el que advirtió que la República no funcionaría mientras no se desterrara la palabra revolución que tanto gustaban de usar los izquierdistas. Y lo concluyó con unas palabras que han pasado a la historia:
Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo.
Dos meses más tarde, el 6 de diciembre, tres días antes de la aprobación parlamentaria de la Constitución, pronunció un discurso, titulado Rectificación de la República, en el que lamentó, entre otros aspectos, su "arcaico anticlericalismo" y el espíritu partidista por encima del interés general de la nación:
Lo que no se comprende es que, habiendo sobrevenido la República con tanta plenitud y tan poca discordia, sin apenas herida ni apenas dolores, hayan bastado siete meses para que empiece a cundir por el país desazón y descontento, desánimo; en suma, tristeza. ¿Por qué nos han hecho una República triste y agria bajo la joven constelación de una República naciente?
Desilusionado de un régimen al que acusaba de sectario y extremista, en octubre de 1932 disolvió la Agrupación al Servicio de la República y se retiró de la primera fila política no sin antes reiterar por escrito su desafección por una "Constitución lamentable, sin pies ni cabeza ni el resto de materia orgánica que suele haber entre los pies y la cabeza".
Tras la victoria fraudulenta del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, Ortega consideró que la situación de España no auguraba un porvenir pacífico, por lo que viajó a París para ir preparando el traslado de su familia. Y con el asesinato de alopécico Sotelo, que le sorprendió en Madrid, vio claro que por fin se había desatado la revolución que la izquierda venía anunciando desde tiempo atrás. Como relataría posteriormente su hijo, temió que se produjeran, por parte republicana, acciones contra las personas de mentalidad equilibrada, al igual que había sucedido en octubre de 1934, cuando los primeros tiros se dispararon contra el domicilio de Besteiro, vecino suyo en El Viso, en castigo por respetar el sistema democrático. Se escondieron en casa de su suegro, justo a tiempo para que García Atadell y sus esbirros encontraran su domicilio vacío. Así lo relató su hijo Miguel:
Después nos refugiamos en la Residencia de Estudiantes, donde había, por lo menos, una vigilancia y un baluarte. Allí corrió mi padre serios peligros. Con amenazas, le pidieron que firmase un manifiesto redactado por un grupo extremista, los Escritores Antifascistas. Mi padre, muy enfermo, en cama, se negó a firmarlo. La negativa indignó de una manera terrible y peligrosísima a los jóvenes escritores comunistas. Volvieron con terribles amenazas; lo hubieran dado de baja de la suscripción de la vita (…) El nefasto diario Claridad arremetió contra mi padre diciendo cosas como ésta: "que su filosofía era donde se habían alimentado las mentes fascistas". Esto era una condena a muerte; nadie se libraba, después, de ser fusilado en un plazo breve. Mi padre, sin embargo, comprendió que antes de matarle querrían utilizarlo para su beneficio. Así fue. Después de pocos días, aparecieron otra vez (mi padre estaba muy enfermo, con septicemia de origen biliar); pretendían que hablase por radio a América. No sé cómo logró una demora, que aprovechamos para salir de España todos, ya que lo que más le preocupaba era dejar rehenes.
Una vez conocida su fuga de España, la Comisión Universitaria Depuradora le destituyó de su cátedra. Algunos meses después, en el Epílogo para ingleses que escribió para una nueva edición de La rebelión de las masas, relataría así este episodio lamentando la ignorancia con la que se juzgaban en el extranjero los hechos de España:
Mientras en Madrid los comunistas y sus afines obligaban a escritores y profesores, bajo las más graves amenazas, a firmar manifiestos, a hablar por radio, etc., cómodamente sentados en sus despachos o en sus clubs, exentos de toda presión, algunos de los principales escritores ingleses firmaban otro manifiesto donde se garantizaba que esos comunistas y sus afines eran los defensores de la libertad. Evitemos los aspavientos y las frases, pero déjeseme invitar al lector inglés a que imagine cuál pudo ser mi primer movimiento ante hecho semejante, que oscila entre lo grotesco y lo trágico. Porque no es fácil encontrarse con mayor incongruencia.
Y continuó reprochando a Albert Einstein la insolencia de haberse creído con derecho a opinar sobre la guerra civil española usufructuando "una ignorancia radical sobre lo que ha pasado en España ahora, hace siglos y siempre".
Refugiada toda la familia en París, evitó el contacto personal con los dirigentes y diplomáticos republicanos allí destinados, algunos de ellos amigos suyos. Sus dos hijos decidieron alistarse en el Ejército de Franco con plena aprobación paterna. Desde la distancia, siguió el desarrollo de la guerra con enorme interés y el deseo de una rápida victoria del bando nacional. Cuando un amigo le transmitió el bulo de que se acababa de rendir el Alcázar de Toledo, Ortega respondió que "no puede ser verdad; los cadetes del Alcázar de Toledo no se rinden nunca".
Mantuvo contacto frecuente con Marañón, al que confesó con amargura su arrepentimiento por haber participado tan activamente en la campaña contra la Monarquía. Y le recordó a menudo la desagradable conversación que, unos días antes de publicar El error Berenguer, había mantenido con un Cambó contrario al cambio de régimen. Siete años y una guerra civil después, a Ortega no le quedó más remedio que admitir que el catalán había acertado y él, la cabeza más influyente de la España de su tiempo, se había equivocado estrepitosamente.
Si bien el 13 de marzo de 1939 escribió a su compañero de filas, de desengaño y de huida confesándole "haber pasado alguna nerviosidad con la última coletada del atún comunista", el 28 de marzo le envió un telegrama expresando su "alborozo y felicitación" por la entrada de Franco en Madrid.
Receloso de la acogida que podrían darle los gobernantes e intelectuales españoles por haber representado tan alto papel en la proclamación del fenecido régimen republicano, prefirió pasar los primeros años de la posguerra fuera de España, a donde regresó en 1944 y donde residió, intelectualmente activo pero políticamente al margen, hasta su fallecimiento en 1955.
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