Ya, pero es que me importa un huevo lo que se respire en las empresas si esa respiración redunda en fiscalizaciones de vidas privadas y discriminaciones inaceptables. Si se implanta la medida de prohibiros hacer averiguaciones que no os competen y esa medida es efectiva, os tendréis que aguantar.
Quienes se van a aguantar son todas las que no sean contratadas. Yo te aseguro que no; ya he dicho que no contrato gente.
No te equivoques. Si las empresas de forma generalizada optais por discriminar a mujeres por el hecho de serlo sólo por si tuviesen niños pequeños, los legisladores tendrán que sacar leyes de discriminación positiva en la que os multen u os deniegen subvenciones en caso de no cumplir determinada cuota de mujeres en la empresa. Entonces lloraréis y diréis que quién es el estado para meterse en vuestras cosas y que menuda vergüenza lo de la discriminación femenina y tal, y yo me reiré bastante y os diré: Es lo que hay.
Ya las han sacado, y el resultado es que muchas empresas directamente echan a la picadora de papel todo curriculum encabezado por un nombre de mujer. Eso sí es lo que hay. Y olvídate que de este gobierno o cualquier otro pueda ni soñar con obligar a las PYMES y microPYMES (90% del empleo en España, más o menos), a contratar 50%/50%; el resultado serían unas cifras de paro sin precedentes históricos.
Si tú excluyes a un candidato porque no sabe inglés, realizas una discriminación procedente, basada en criterios profesionales. Si sin embargo lo excluyes porque es lgtb, realizas una discriminación ilegal, inmoral e inconstitucional.
Yo en mi empresa discrimino tanto, tanto, tanto, que no contrato ni a Dios. ¿Es ilegal, inmoral e inconstitucional?
Pregunta de millón sobre la que nadie medita:
¿Me va a obligar el Estado a contratar gente por el simple hecho de tener una empresa?
Sugiero a los presentes piensen y mediten profundamente la respuesta, y una vez la tengan es probable que les salga sin problemas la respuesta a otra pregunta:
¿Qué determinará entonces el que yo contrate o deje de contratar gente?
Ajo y agua. Una mujer en estado de gestación no avanzado tiene tanto derecho al trabajo como cualquier otra.
Todo derecho es la cara opuesta de una obligación. Si, y sólo sí, una mujer embarazada o cómo sea, cumple
igual que cualquier otra persona, entonces sí tiene
el mismo derecho. Quien no pueda cumplir con las mismas funciones, no puede tener los mismos derechos, ajo y agua.
Creer que hay derechos gratis es una de las ilusiones mentales más delirantes que han logrado vender los políticos entre la población. Todo "derecho" lleva aparejado una obligación o un costo de los que alguien deberá hacerse cargo, sea el que tiene el derecho o sea otro, sea de forma directa o indirecta, sea de forma obvia o camuflada.
A mí me parece muy bien que antepongas los intereses de las empresas al de los trabajadores, porque tú estás en el primer bando y miras por tu dinero, pero afortunadamente las leyes están para que esos intereses no perjudiquen a colectivos de trabajadores, así que la medida de la menestra de higualdaz es cojonuda.
¡Qué poquito sabéis de empresas los que jamás habéis tenido puestos de responsabilidad en una! Anteponer los intereses de la empresa a los de
trabajadores concretos no sólo es mirar por el dinero del empresario, es mirar por la empresa en su conjunto, y con ello mirar por la mayoría de los trabajadores de la misma. Si el empresario empieza a hacer concesiones a todo el que las pide, al final la cosa se hunde.
Lo de que la ley es cojonuda, explícaselo a todas las mujeres que a partir de ahora lo van a tener más dificil, a mi ya te digo que me es indiferente. Cualquier mujer que haya buscado trabajo de recién casada o con niños pequeños sabe la odisea que es tal cosa; dicha odisea ahora será extensible a
todas las mujeres en una determinada banda de edad.
Esta ley va a hacer claramente más daño que beneficio.
Parece mentira que que hayáis salido tantos a los que os cuesta entender esto.
Si el Gobierno saca una ley que complica a las empresas contratar a un colectivo determinado, dicho colectivo será objeto de menos contratos. ¿Qué parte es la que no se entiende?
Una empresa no es una ONG, es una entidad privada de producción donde no sólo se juega el tipo el empresario (que es el primero y el que más se lo juega), sino todo el que trabaja en ella; las insensateces feministas radicales de una niñata que la única empresa que debe conocer es la panadería donde compra el pan, no van a cambiar la realidad.
Y cuando a la empleada le toque parir, se coge la baja maternal porque está en su derecho. Ha habido que protagonizar muchas huelgas y recibir muchas palos para consolidar derechos de ese tipo, como para que ahora venga un tipo de recursos humanos a contarme que no quiere a mujeres en las empresas por si el novio, el marido o el vecino del quinto las preña.
Una empresa no es un parque, ni una calle, ni hospital público; una empresa es una propiedad privada en la que se produce y en la que junto con el beneficio del empresario (que se juega permanentemente su patrimonio y el pan de sus hijos) está en juego el pan de más de una familia. Por tanto, dentro de ella sus dueños tienen más derecho que nadie a decir quien se queda y quien se marcha. Así de simple.
A quien no le guste, ya sabe, oposiones al Estado y una vez dentro, a vivir.
Y después nos preguntamos que por qué no nos parecemos a los suecos o a los daneses...
Porque no somos ni suecos ni daneses, somos latinos, españoles. Bien sencillo.