MADRID. Es el gran supermercado del centro de España y hasta allí se acercan cada día miles de comerciantes para abastecer sus tiendas. Sin embargo, Mercamadrid también se ha convertido, con la crisis económica, en el lugar perfecto para que algunos se dediquen a robar, a veces con atracos, parte de los alimentos que allí se almacenan. Los transportistas lo tienen claro: los hurtos se han duplicado en los últimos doce meses, según las estimaciones de las asociaciones de mayoristas que trabajan en el polígono.
Algunos ladrones lo hacen para después vender lo que sustraen en los puestos de la calle o en sus propias tiendas. Aunque el pillaje se ha convertido en algo más común de lo habitual y muchos ciudadanos acuden, simplemente, para poder conseguir comida.
Cada día pasan por las barreras de Mercamadrid hasta 23.000 vehículos y entre 45.000 y 50.000 personas. Solamente 1,35 euros (precio de la entrada) separan el ruido de la M-40 de este gran hipermercado. «El acceso es libre y ése es uno de los grandes problemas», señala Francisco Gómez, propietario de una tienda de hortalizas. Sin embargo, desde Mercamadrid no han aportado datos respecto a los hurtos, porque no están cuantificados.
Los muelles de carga
Adentrarse en este mercado de abastos es hacerlo en un recinto caótico, repleto de camiones, furgonetas y coches hasta la bandera de alimentos y multitud de personas. Los muelles de carga situados en las partes traseras de las de naves se han convertido en un lugar preciado para los ladrones. «No puedes dejar de mirar ni un momento», afirma Gonzalo. «La crisis ha provocado que muchos vengan, roban y luego vendan lo que han sustraído», explica este comerciante.
La peor parte de este espectacular incremento de los robos se concentra en el sector de frutas y hortalizas. «Son productos que se venden fácilmente en los mercadillos y no tienen que pasar tantos controles como la carne o el pescado», explica Alejandro González Herrero, gerente de la Asociación de Detallistas de Frutas y Hortalizas de Mercamadrid. Él, como muchos de sus compañeros, se queja de «la gran inseguridad» que existe en Mercamadrid.
Lo peor de todo es que, cada vez con más frecuencia, se producen atracos. «El otro día destrozaron la cara a un trabajador para llevarse el dinero de la caja», afirman unos comerciantes. El problema, según Alejandro González, «es que la mayoría son hurtos menores que no merece la pena denunciarlos».