Llevo 15 años de especialidad, he visto muchos aparatejos que se supone que son capaces de monitorizar cosas, y la mayoría fallan más que una escopeta de feria. Y es normal que así sea, porque sacan conclusiones basadas en algoritmos diseñados en un entorno controlado, muy alejado de la realidad de un cuerpo humano. Incluso los más avanzados no son capaces de reaccionar tan rápido como un humano entrenado. Llegar a ciertas conclusiones es algo que el humano hace de manera intuitiva en una fracción de tiempo en base a la experiencia y conocimientos. Es cierto que se puede dotar a la IA de ambas cosas, pero donde brilla el humano es en adaptarse a entornos continuamente cambiantes y extrapolar experiencias previas a problemas diferentes y nuevos, donde hay que actuar con rapidez o el enfermo sufre daños irreversibles.
Por eso creo que el humano no va a salir de la ecuación. En un mundo ideal, la IA será un complemento genial, un observador y analista de datos que te ofrezca sugerencias, pero el humano es quien tomará las decisiones. Porque los sentidos con los que se dota a la IA, o sea, los sensores y equipos de medición son falibles en muchos casos, y lo que vale es la interpretación humana de datos incompletos e imperfectos, muchas veces en contra del criterio de la máquina que ve solamente lo que sus sentidos le aportan, y no el contexto o el global.
Y si hablamos de técnicas intervencionistas, ahí no hay nada que hacer aún.
Por otro lado, si veo factible que algunas consultas de primaria puedan hacerla enfermeros con IA, temas de cribado y esas cosas.
Las cosas van a cambiar, seguro, pero de momento no me van a mandar al paro.
Otra cosa: va a estar guapo cuando la IA tenga acceso a tus datos médicos, los cruce con tus hábitos alimenticios, vicios y estilo de vida, datos de pulseras de ejercicio etc, y decida que no eres asegurable o la cuota sea prohibitiva. Miedo me da.