Un monstruo llamado winston churchill

ATARAXIO

Madmaxista
Desde
6 Mar 2017
Mensajes
85.574
Reputación
195.685
FdXZr6qXoAEQ1Ed






Hay constancia de que Churchill alabó el “linaje ario” e insistió en que era correcto que “una raza más fuerte, una raza de mayor rango” ocupara el lugar de los pueblos indígenas. No pensaba, según se sabe, que “la gente negra fuera tan capaz o eficiente como la blanca”. En 1911, Churchill prohibió los combates de boxeo interraciales, de modo que no pudiera verse perder a boxeadores blancos frente a otros neցros. Insistía en que Gran Bretaña y los EE.UU. compartían una “superioridad anglo-sajona”. Describió a los activistas anticoloniales como “salvajes armados de ideas”.

Hasta sus contemporáneos encontraban chocantes sus puntos de vista raciales. En el contexto de la línea dura de Churchill en contra de suministrar ayuda para aliviar la hambruna de Bengalas, el secretario de Colonias, Leo Amery, subrayó: “En la cuestión de la India, Winston no está del todo en sus cabales…No he visto mucha diferencia entre su opinión y la de Hitler”.




UN MONSTRUO LLAMADO WINSTON CHURCHILL

El ex primer ministro británico, David Cameron, definió hace un par de años a Winston Churchill como “el mejor primer ministro de la historia”. Según las encuestas sus compatriotas lo consideran como el británico más grande que nunca haya existido. Los libros de texto no se quedan atrás y describen a Churchill como “el bulldog británico”, y como un hombre de una extraordinaria jovenlandesal patriótica, que fue capaz de derrotar a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y "llevó la civilización a las poblaciones indígenas de todo el globo"







Pero ¿qué es lo que hay de cierto en toda esa hagiografía? La verdad es que desde el punto de vista de la historia ese perfil no podía estar más lejos de la realidad. Para la gran mayoría del planeta, el Imperio donde no se ponía al sol, recuerda tan solo al símbolo racista del tiránico imperialismo occidental.







El mito de Churchill ha sido la gran herramienta propagandística de Gran Bretaña para intentar blanquear los crímenes de lesa humanidad del pasado imperialista británico. El mito de Churchill también ha servido para encubrir el neocolonialismo y el neoliberalismo de los políticos británicos, que todavía hoy en día continúa constituyendo una amenaza dañina para los pueblos a los que Churchill presuntamente ayudó a civilizar.







Churchill el hombre cuya efigie preside las repisas de muchas salas de estar británicas como símbolo de todo lo que fue Gran Bretaña, era simplemente un racista sin complejos y un ferviente defensor de la supremacía blanca.







“Yo repruebo a los indios, son bestias con religiones bestiales”. “Los palestinos eran simplemente hordas bárbaras que comían estiércol de camello”, se atrevía a decir.







En 1937 dijo a la Comisión Real de Palestina





“No admito que ningún mal se haya hecho a los nativos indios de Norteamérica o a los aborígenes australianos. No admito que se haya hecho ningún mal a esta gente por el hecho de que una raza más fuerte, superior, una raza más sabia, por decirlo de alguna manera, haya llegado y tomado lo que le pertenece" .







Aparte de un empedernido imperialista, Churchil fue también fue un acérrimo defensor del uso del terrorismo como arma de guerra. Cuando se produjo, en 1920, la rebelión kurda, durante la colonización británica, Churchill comentó desconcertado que no entendía la negativa a que se usara el gas como un eficaz arma de terror.







“Estoy totalmente a favor del gas mortal contra las tribus incivilizadas y salvajes”.





Ese mismo año, ocupando el cargo de Secretario de Estado para la Guerra, Churchill envió a los infames “Black and Tans” para combatir la rebelión irlandesa. La actuación de estas tropas paramilitares se hizo notoria por sus numerosos ataques contra la población civil, una actuación que Churchill no sólo toleró, sino también alentó.







Mientras en la actualidad los británicos siguen celebrando el legado de Churchill, la mayoría del mundo no Occidental aborrece la herencia de un hombre que siempre tuvo como objetivo la oleada turística y el saqueo de los países extranjeros porque, según sus propias palabras “la raza aria está obligada a vencer”.







Winston Churchill se jactaba de haber creado Jordania con un dibujo a lápiz, durante una aburrida tarde de domingo. De este modo situó a muchos jordanos bajo el brutal dominio del destronado príncipe hachemí Abdullah.









El historiador Michael R. Burst recuerda cómo el enorme zigzag trazado en la frontera este jordana con Arabia Saudí fue denominado “el hipo de Winston” o , también “el estornudo de Winston”, porque descuidadamente lo dibujó después de un copioso y bien condimentado almuerzo.









Winston Churchill fue también el creador de Irak. Después de entregar Jordania al príncipe Abdullah, Churchill, como gran demócrata que era, entregó al hermano del príncipe Abdullah, Faisal, arbitrariamente una parcela de desierto que se convirtió en Irak.







Faisal y Abdullah fueron compañeros de guerra del gran amigo de Chuchill, el famoso T.E Lawrence, más conocido por “Lawrence de Arabia”.







La verdad es que la política de Churchill en esa área del mundo ha causado décadas de inestabilidad en Iraq, un país atenazado por la existencia de etnias que desde entonces no han dejado de guerrear entre ellas.









Si se preguntara quién o quiénes son los responsables de la inestabilidad iraquí fuera del propio país, seguramente muchos contestarían que esta se debe a las intervenciones estadounidenses encabezadas por George Bush. Sin embargo, si la misma cuestión se le preguntara a alguien dentro del propio Irak, contestaría inequívocamente que el responsable fue Winston Churchill.







Fue Churchill el que convocó la Conferencia de El Cairo de 1912, para determinar los límites o fronteras del mandato británico en el Oriente Medio. En esa conferencia T.E. Lawrence fue el delegado más influyente. A la misma no fueron invitados los árabes, lo cual resulta cuando menos chocante, pero no sorprendente, ya que el mismo Churchill cuenta en sus Memorias que nunca consultó con los árabes cuales eran planes que tenía destinados para ellos.









Las fronteras que se dibujaron arbitrariamente en el Oriente Próximo por el imperialismo británico han atrevesado las fronteras del tiempo. Hasta hoy en día, las acciones de Churchill han imposibilitado que los jordanos, iraquíes, kurdos y palestinos hayan podido disfrutar de estabilidad nacional y una democracia real.









El conflicto palestino-israelí encuentra también sus orígenes en el número 10 de Downing Street, mientras Churchill lo habitaba. Su decisión de ceder “la Tierra Prometida” a judíos y árabes fue el gran error de la política exterior británica en el Oriente Próximo.









El legado de Churchill en el Africa subsahariana, y en Kenya en particular, es también una de las cicatrices físicas y psicológicas que aún hoy perduran.







Lo más importante para la verdad histórica deben ser las acciones de un hombre y no solo sus palabras. Mientras que Churchill ha llegado a ser una de las personas de habla inglesa más citadas en el mundo, especialmente cuando se habla de democracia e igualdad, la verdad es que este hombre se definió a sí mismo cuando refiriéndose a su trayectoria biográfica dijo que la resumiría en “una gran cantidad de pequeñas y felices guerras contra los pueblos bárbaros"







Una de esas guerras fue provocada por el mismo Churchill cuando aludiendo a los Kikuyu de Kenia, - el grupo étnico más numeroso de este país - que se habia rebelado contra el Reino Unido, les llamó “niños brutos y salvajes”. A consecuencia de este enfrentamiento, 150.000 de ellos fueron encerrados en los “Gulag” británicos.





La economista y ganadora del premio Nobel, Amartya Sen, ha probado como en Bengal, en 1943, Churchill gestionó y tramó una de las peores hambrunas de la historia humana con fines nítidamente lucrativos. Más de tres millones de personas murieron de hambre, mientras que Churchill se negaba a enviar comida para ayudar a la India. Alegaba que “la hambruna era solo culpa de ellos por reproducirse como conejos”. Intencionadamente el Reino Unido acumuló grano para venderlo en el mercado europeo después de la II Guerra Mundial , con fines lucrativos en vez de desviarlo a los hambrientos habitantes de una nación bajo el dominio de la Gran Bretaña. Los crímenes de Churchill en la India fueron incuestionablemente incuestionablemente de lesa humanidad.







Churchill fue también uno de los grandes defensores de la desastrosa política exterior británica del divide y vencerás. La administración de Churchill creó deliberadamente fisuras en el movimiento para la independencia de la India entre los hindues y los fiel a la religión del amores indios. Sus efectos han sido devastadores en la región hasta hoy en día.







Hasta antes de la independencia de la India del imperio británico, Winston Churchill deseaba que se produjera allí un intenso derramamiento de sangre para con ello probar que la Gran Bretaña era benevolente y actuaba como argamasa para mantener unida a la nación . Para Churchill el derramamiento de sangre era una ventaja añadida a su objetivo de provocar la partición entre India y Pakistán, que quería que ambas quedaran bajo la esfera de influencia británica. Esto, a su vez, permitiría que sus maniobras en contra de la Unión Soviética continuasen, sin importar el coste de vidas de inocentes de indios y pakistaníes. La partición entre India y Pakistán causó la fin del alrededor de 2.5 millones de personas y 12.50 millones de desplazados.







Según el escritor Ishaan Theroor, el secretario de Estado en India, Leopol Amary, comparó los problemas con la India con los que tuvo el rey Jorge III en América. En sus diarios privados Amery, revela que “en el caso de la India, Churchil actuó como un loco” y no veía diferencia entre la perspectiva de Churchill y la de Hítler.







Según la mayoría de los historiadores, la ideología de Churchill tenía mucho en común con la de Hitler. Por ejemplo, Chuchill era un convencido defensor de la eugenesia - aplicación de las leyes de la herencia para la mejora de la especie humana - algo que compartía con los nazis quienes, se estima, mataron a 200.000 discapacitados y esterilizaron a casi medio millón .





Creía a pie juntillas en las jerarquías raciales y en la eugenesia. Bajo su punto de vista los cristianos protestantes blancos se situaban en la parte alta de la pirámide, debajo los católicos blancos, los judíos blancos y los Indios estaban un poco más altos que los jovenlandeses.







La verdad es que ni los discursos y las celebraciones que se celebran en la Gran Bretaña en el día del aniversario de Winston Churchill, el mundo no podrá olvidar la dictadura ejercida por Churchill contra personas de tonalidad. Lejos de ser el "corazón de león británico" que se destacó en la defensa de la civilización, su figura será recordada por la gente de este planeta como lo peor que pudo haberle sucedido a la historia contemporánea.
 
Última edición:
Suyo es el reino
Javier Marías
29 JUL 2018 - 00:00 CEST

Nuestra época parece haberse contagiado del mal humor y el resentimiento de las redes sociales: nadie ha sido nunca digno de respeto ni admiración


Desde que hace años se desató, entre muchos hombres, una desaforada carrera por adular a las mujeres (y entre muchas mujeres por adularse a sí mismas), son frecuentes las versiones periodísticas, críticas, literarias y cinematográficas según las cuales el mérito de las obras de los varones notables correspondía en realidad a sus mujeres, amantes, amigas o secretarias. A veces fue así, sin duda: en España es conocido que María Lejárraga hacía de “negra” de su marido, el dramaturgo Martínez Sierra, si bien éste nunca fue notable, la verdad. Pero toda fabulación es admisible, sobre todo en la ficción, y así, nada hay que oponer a que se presente a Zenobia Camprubí como la fautora de los versos de Juan Ramón Jiménez, a Alma Reville como el genio tras las películas de Hitchcock, a una joven como fuente de las imágenes de Shakespeare, a Gala como poseedora del talento de Dalí (yo a éste no le veo ninguno, pero en fin), a la copista de Beethoven como alma de su Novena, y así hasta el infinito. Que por ilusión no quede, todo puede ser.

Pero en los últimos tiempos se ha dado un paso más. La operación consiste no ya en atribuirles o restituirles los méritos a las mujeres que quedaron en sombra, sino en presentar a todo varón notable como a un redomado fulastre. Es en el cine donde esto se percibe mejor. Hará un lustro le tocó el turno a Hitchcock, creo que algo escribí ya en su día, discúlpenme. Hubo al menos dos películas sobre él. En una lo encarnaba el gnómico actor Toby Jones (que ya había hecho de Truman Capote) y en la otra Anthony Hopkins en una de las peores interpretaciones de su muy decadente carrera. Por supuesto su mujer, Alma Reville, aparecía como la lista y sabia de la pareja, pero eso es lo de menos. Sin duda trabajaron juntos. Lo llamativo es que en esos retratos Hitchcock no sólo era un sádico, un histérico, un déspota, un engreído y un acosador, sino un completo petulante. Tal vez fuera todo lo anterior, pero petulante es seguro que no. Basta con leer su célebre libro de conversaciones con Truffaut para comprobar que sabía lo que se hacía, y por qué, en mayor medida que casi ningún otro artista. Hopkins lo representaba, en cambio, como si hubiera sido deficiente, y ni siquiera imitaba bien su forma de hablar.

La operación consiste no ya en atribuirles o restituirles los méritos a las mujeres que quedaron en sombra, sino en presentar a todo varón notable como a un redomado fulastre

Ahora le ha tocado a Churchill, al que en poco tiempo he visto deformado en tres ocasiones. En la serie The Crown, le daba caricatura John Lithgow, que no se parece nada al Premier británico y lo hacía fatal, en vista de lo cual fue elogiado y premiado. En la película Churchill, el actor era Brian Cox, que tampoco se parece nada y ofrecía escenas grotescas sin parar. (La abandoné tras ver a Churchill arrodillado a los pies de su cama y rogándole histriónicamente a Dios unos cuantos disparates.) En El instante más oscuro, la tarea se había encomendado a Gary Oldman, que merece ser ahorcado —metafóricamente, todo hay que advertirlo— y en cambio se llevó el Óscar de este año. Como aún se parece menos a Churchill, le colocaron prótesis y maquillaje a raudales, y el resultado es una fofa figura de cera que recuerda más a Umbral (esos labios finos y cuasi paralíticos, esas gafas) que al pobre Sir Winston. Pero, más allá de eso, en las tres versiones Churchill resulta ser un memo integral. Su mujer, Lady Clementine, es más inteligente, pero eso nada tiene de particular y acaso fuera verdad. Por supuesto es un borracho constante, un grosero, un iracundo, un balbuciente, un confuso, un dementoide, alguien que se equivoca en casi todo, otro histérico feroz. Yo no conocí a Churchill, claro está, pero he oído sus discursos, lo he visto en imágenes, lo he leído e incluso seleccioné y traduje un excelente relato suyo de miedo en mi antología Cuentos únicos. De la bonhomía irónica de su expresión no queda rastro. Tampoco de su contrastado ingenio (y puede que fuera la persona más ingeniosa de su tiempo). De su magnífica oratoria, poco, o la estropean. De su visión política y bélica, más bien nada. Ya he dicho: un bobo insoportable y zafio.

Mi impresión es que, una de dos: o hay una campaña antiChurchill en su país (váyase a saber por qué), o todo esto responde a la necesidad de nuestro siglo de no admirar nunca a nadie. No se trata ya de las vetustas “desmitificaciones” de moda en los años setenta, sino de convertir en mamarrachos a cuantos llevaron a cabo algo sobresaliente. Es como si nuestra época se hubiera contagiado del mal humor y el resentimiento, presentes y retrospectivos, que dominan las redes sociales. Nadie ha sido nunca digno de respeto, y aún menos de admiración. Todo el mundo ha sido un farsante y el genio no existe ni ha existido jamás. Así que ya no basta con “descubrir” que tal individuo insigne fue un racista, el otro un imperialista, el otro un adúltero sexista, tiránico el de más allá. No, es que todos eran unos cretinos sin excepción. Es como si la sociedad actual no soportara su propia atonía o inanidad general y, para consolarse, tuviera que negarles el talento, la perspicacia, el valor, a todo bicho viviente y a todo predecesor bien muerto. Siempre he estado convencido de que la incapacidad de admirar (o sólo aquello que se sabe que es malo y que por lo tanto “no amenaza” de verdad) es lo que más delata a los acomplejados y a los mediocres. Suyo es, por desgracia, el reino en el que vivimos hoy. 
 
Última edición:
Crea guerras y conflictos civiles. Divide y venceras. Palestina, africa, india... El daño que los ingleses han hecho y siguen haciendo al mundo no tiene parangon.

Igual que los ingleses repartieron en parcelas el imperio otomano, y despues el imperio austrohungaro (tambien lo intentaron con rusia varias veces), y tras la 2GM se repartieron Alemania, ahora estan conspirando de nuevo para el reparto de España, el segundo, tras el reparto de la españa de ultramar en el s. xix.

Y por cierto, churchill, el adaliz del fascismo britanico, nunca fue votado.Entró como un dictador primer ministro nombrado directamente por el almirantazgo. Y en. 1955 cuando por fin convocó elecciones tras mas de 20 años de ferrea dictadura y las perdió.

Enviado desde mi LG-H930 mediante Tapatalk
 
Última edición:
Pocas personas saben que la cantidad de muertos civiles en las ciudades alemanas destruidas por la aviación inglesa, fue muy superior a las bombas atómicas.
Solo hay que buscar en google las cifras , millones de muertos alemanes , unos cuantos cientos de miles de ingleses y americanos, para saber quien fueron las víctimas.
 
Un hecho interesante se da en las MEMORIAS de Winston Churchill, escritas entre 1948 y 1953: 6 tomos, 253 capítulos, 5795 páginas, y ni una sola mención al supuesto holocausto... al menos no mención directa. Sí hay dos o tres alusiones de refilón y sin usar el término holocausto.

Se me ocurren sólo dos posibilidades para ello:

1- Olvidó o no otorgó importancia al hecho.

2- Sabía perfectamente que era un montaje, que finalmente se descubriría, y él no quería dejar manchada su imagen para la posteridad con tal embuste.

Churchill no fue el único, tampoco De Gaulle e Eisenhower hicieron referencia alguna al holocausto en sus respectivos libros: "Cruzada en Europa" y "Memorias de guerra".

Hay otra posible explicación, pero no cuadra del todo, y es que el mito del holocausto (hecho ley) se empezó a construir realmente en fechas posteriores a la publicación de dichas memorias.
 
Última edición:
Se denigra a Churchill y se adora a Mandela, lo normal en esta epoca.

Por otra parte se olvida que muchas de las ideas de Churchill sobre la raza, la eugenesia y demas estaban bastante generalizadas entonces.
 
Se denigra a Churchill y se adora a Mandela, lo normal en esta epoca.

Por otra parte se olvida que muchas de las ideas de Churchill sobre la raza, la eugenesia y demas estaban bastante generalizadas entonces.
Tan dificil es decir que en gran bretaña tambien imperaba una ideologia fascista, imperialista y eugenesia como en alemania?

Enviado desde mi LG-H930 mediante Tapatalk
 
por lo tanto si Alemania hubiese ganado la guerra ....
 
Churchill=Una fruta cosa de ser, que se lo encajó hasta el fondo de la garganta al mongoloide austriaco.
 
A mí lo que me extraña es por que Europa entro en una guerra tan virulenta, si realmente todos los países europeos pensaban más o menos como Alemania en todo, osea, los motivos de la guerra no fueron los oficiales, a todo el mundo le importaban tres narices el fascismo, el racialismo y su querida progenitora, no creo que la opinión de un aleman, inglés, usano, austriaco o francés difiriese mucho en esos temas, hubo otros intereses bastardos para destruir Europa.

Enviado desde mi X7pro mediante Tapatalk
 
A mí lo que me extraña es por que Europa entro en una guerra tan virulenta, si realmente todos los países europeos pensaban más o menos como Alemania en todo, osea, los motivos de la guerra no fueron los oficiales, a todo el mundo le importaban tres narices el fascismo, el racialismo y su querida progenitora, no creo que la opinión de un aleman, inglés, usano, austriaco o francés difiriese mucho en esos temas, hubo otros intereses bastardos para destruir Europa.

Enviado desde mi X7pro mediante Tapatalk

fue la continuación de la destrucción de los imperios austrohungaro y otomano unos años atrás . Estados Unidos quería ser la primera potencia mundial e Inglaterra es uno de sus estados.

Disgregación de Austria-Hungría - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
A mí lo que me extraña es por que Europa entro en una guerra tan virulenta, si realmente todos los países europeos pensaban más o menos como Alemania en todo, osea, los motivos de la guerra no fueron los oficiales, a todo el mundo le importaban tres narices el fascismo, el racialismo y su querida progenitora, no creo que la opinión de un aleman, inglés, usano, austriaco o francés difiriese mucho en esos temas, hubo otros intereses bastardos para destruir Europa.

Enviado desde mi X7pro mediante Tapatalk

Cuidado, el goy lo sabe!!
 
Un hecho interesante se da en las MEMORIAS de Winston Churchill, escritas entre 1948 y 1953: 6 tomos, 253 capítulos, 5795 páginas, y ni una sola mención al supuesto holocausto...

Se me ocurren sólo dos posibilidades para ello:

1- Olvidó o no otorgó importancia al hecho.

2- Sabía perfectamente que era un montaje, que finalmente se descubriría, y él no quería dejar manchada su imagen para la posteridad con tal embuste.

Churchill no fue el único, tampoco De Gaulle e Eisenhower hicieron referencia alguna al holocausto en sus respectivos libros: "Cruzada en Europa" y "Memorias de guerra".

Ahí lo dejo.

EFECTIVAMENTE, el holocuento fue, es y será una ficción.
 
Volver