Y al respecto de esto, otra punto de vista más, pero desde la Universidad.
Cuando yo empecé la carrera (qué tiempos aquellos), tuve que irme a otra ciudad. Pues bien, con mis 18 añitos me cogí un autobús, me fui un par de días a la otra ciudad y me lo resolví todo yo solito.
Desde averiguar dónde estaban la facultades, las preinscripciones varias, matrículas en secretaria (para esto casi había que leerse el BOE), ir a pagar las tasas, buscarse un colegio mayor...
Y luego durante el curso lo mismo. Me administraba el (poco) dinero que me daban mis padres y lo que sacaba por ahí. Me compraba el material, las fotocopias, el bonobús, me cuadraba horarios (clase a las 8h, prácticas a las 20h), iba a tutorías y daba la cara con los profesores cuando tenía un problema (revisones de exámenes, no me has contado las prácticas...). Me hice una persona. En todos los sentidos, y en sólo un año.
Hice muy buena amistad con alguno de ellos.
Hoy en día, todavía me paso a verlos cuando toca viajar a esa ciudad y lo que me cuentan estremece.
Lo primero que me dice es que los chavales ahora vienen muy resabiados. "Os dan mil vueltas a los de vuestra generación", me dice. Pero en el terreno de interactúar entre ellos. Muy seguros de sí mismos, muy guapos, buen talante, decididos... "No son los 'pardillos' que vosotros pareciáis".
"Pero esa fachada sólo dura al principio", me dice también.
Muy decididos, pero no saben sacarse las castañas del fuego.
El 80% viene a hacer la matrícula con papi y mami, y se la hacen ellos mientras los otros están con los cascos o el móvil.
En clase, parece que estás en parvulario. El nivel, además, ha bajado una barbaridad, y tienes que volver a dar temarios enteros que se supone dominados de la ESO porque muchísimos no saben ni cómo han pasado selectividad (os estoy hablando de una ingeniería, en dónde el primer trimestre, por poner un ejemplo, se lo pegan repasando derivadas e integrales).
En clase, tienes que tener una actitud casi paternalista con ellos. No son puntuales, se creen que pueden entrar y salir de la clase cuando quieran, pasan de todo a pesar de que les das las mil y una oportunidades para aprobar (ahora con Bolonia están en plan evaluación continua, trabajitos de vez en cuando y exámenes de repesca y todo).
Un caos.
El caso más grave es uno que le fue el otro día, con 21 añazos, a la revisión del examen... CON LA MADRE!!!
Vamos, que si la universidad en mis tiempos ya era una pérdida de tiempo (materias infumables, no prácticas, que no te preparaban para la vida real), por lo menos te "formaban" como persona, aunque fuera a base de palos.
Ahora, ahora es un campamento de verano.