El Comediante
Madmaxista
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Es el igualamiento a la baja. Como el ceporro no puede subir, bajamos el nivel y cada ceporrito tiene su titulito.
Hace mucho que no posteo, pero no he podido resistirme.
Hablo de experiencia en primera persona. Mi progenitora era "maestra", de las de la vieja escuela. Retirada hace mucho ya. Siempre ha dado clases a ese grupo de edad, lo que antiguamente era de 6º a 8º de EGB y que no sé muy bien a qué corresponde ahora.
He tenido muchas conversaciones con mi progenitora al respecto del tema. Y no sé dónde fue el punto de inflexión (puede que por el 92 o el 94), pero a partir de ese año mi progenitora no hizo mas que quejarse de las "órdenes" que venían de arriba y las imposiciones de psicodemagogos y psicólogos y demás ralea.
Antiguamente, todo esto dicho por mi progenitora, a la semana de empezar las clases ya sabías de que pie cojeaba cada alumno. Identificabas a la primera al 90% de la clase. El listo. El simple. El listo pero vago. El ceporro. El que no se esforzaba. El perdido. El simple pero que le echaba ganas. La "hormiguita". Y el modus operandi siempre era el mismo. Utilizar a los listos para "tirar" de la clase para arriba.
No se subía el nivel mínimo exigible, pero tirando de los listos hacías que el resto de la clase subiera ese nivel. Y además a éstos no los dejabas tirados, y te esforzabas en que todavía subieran más, incluso siendo más estrictos y exigiéndoles un poco más que al resto de sus compañeros.
Y muchos se quedaban por el camino. Por vagos o simples, pero se quedaban. Y se repetía curso. Y no pasaba nada, al año siguiente te esforzabas más y te ponías las pilas o te quedabas estancado, y rara era la vez que se repetía más de un año. Válido también para el bachiller.
Esto cambió en esas fechas, como digo. "Ningún niño es menos que otro", que les decían, e inició la hecatombe. Se igualó el nivel PERO POR ABAJO. El más ceporro de la clase era dios. No se podía suspender a ese niño, pero es que además había que bajar el nivel de clase EN GENERAL para adecuarse a él. No se exigía a nadie más que a ese último nivel.
Y no se les podía suspender! Que se trauman!!!
Entonces a los críos, que no son simples aunque alguna hay rematadamente simple, se les abren los ojos. Para qué voy a esforzarme? Si voy a pasar de curso igual!
Los simples se quedaban en su estado, e incluso bajaban de nivel, y los listos, pues se aburrían como ostras y empezaban a pasarse al "lado oscuro". Si no tienes a nadie que te tire pararriba, al final te vas parabajo. Y con qué cara, com profesor, le empiezas a exigir a un niño si se da perfectamente cuenta que aunque ni haga la O con un canuto lo vas a pasar de curso?
Pero claro, aquí mucho nos quedamos de los profesores (de todo hay, y no puedo ser objetivo, como se comprenderá), pero lo que realmente tenía telita eran los padres. Que se creyeron todo el discurso de los psicodemagogos y sociedad y tenían al niño en palmitas.
Y se fue observando gradualmente también cómo caló todo eso en la sociedad a partir de esa fecha en las reuniones de padres.
Ya no le podías decir a un padre que su hijo era simple y que, o se esforzaba o las iba a pasar canutas. No contabas con la complicidad de los padres. A mi hijo no me lo suspenda, no le mande tareas, no le riña en clase, déjele hacer lo que quiera... Y al llegar a casa, lo sentamos frente a la tele y ya está.
Con el paso del tiempo, ya los padres dejaron de ir a las reuniones de seguimiento. Bueno, no todos, pero es que los que iban a las reuniones eran precisamente los que no tenían que ir (ser preocupaban por el niño, te pedían consejo para tirar de él para arriba...). Los que deberían estar una semana sí y otra también, aunque fuera por propia verguenza torera, ni se les olía.
A esto siguió la siguiente generación de profesores. nacidos directamente por el sistema, y que además se lo creían. Integración de los alumnos a la baja, ser más "madres" que profesores, ausencia de autoridad...
Caldo de cultivo perfecto para la sociedad que hemos creado.
Ahora no sé cómo habrá quedado la cosa (ya digo que mi progenitora hace ya mucho que no ejerce), pero las conversaciones que me cuenta con gente todavía en activo no son nada esperanzadoras.
Los libros, los dejamos para un capítulo aparte.