Tchin Tchin! 700 Kg de cocaína en el avión privado de Alain Affelou

mpbk

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no ha hecho suficiente pasta este tio vendiendo 3 gafas de hez por 300€? 2 del mercadillo y unas buenas que valen 50€ en cualquier optica.
 

Quemao

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jorobar, si iba a poner ciego de coca el cabrón.


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Enterao

Será en Octubre
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la coca esta llegando ahora a guinea bisau qu se esta convirtiendo en un narco estado gracias a los gorilas de su ejercito.

la dea ya los tiene calados . hacen la ruta colombia -guinea bisau--europa.

pronto vermos pateras con coca.
 

Enterao

Será en Octubre
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las azores o guinea bisau ya le digo . ahora emplean a los personas de color de intermediarios en vez de a los gallegos.
 

maugham

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MEMORIAS DE UN PRESO, MARIO CONDE

El turco era otra cosa. Más bien bajo de estatura, de ojos grandes y personas de color, cara ancha poblada en casi toda su extensión por una barba negra y cerrada, que componía una sinfonía cromática con su pelo oscuro, que arrancaba en forma de pico muy poco por encima de las cejas atiborradas de cabellos personas de color casi ensortijados.

Pertenecía, al parecer, a una de las familias más conocidas en el tráfico de la heroína mundial. Originaria de y con base operativa en Turquía. Se jactaba de ello sin el menor recato.

Quise saber algo más y acepté pasear por el patio unos minutos con aquel sujeto, mientras desde la esquina del poder -así decían- nos miraban con algo más que mera curiosidad. Traté de sacarle información más o menos sensible, pero esta gente profesional de la heroína sabe medir sus palabras y siempre controla sus movimientos. Lo único que conseguí fue que me reconociera que dentro de la organización «profesional» de su familia, a él le correspondía España, como territorio asignado para la venta de su droja. Se me heló la sangre cuando, después de exponerme su cometido, añadió:

– Me encanta trabajar en España, porque es el país que mejor se deja envenenar.

Reconozco que sentí una fuerte punzada por dentro, un impulso de violencia extraño en mí, pero tuve que contenerme, no solo porque no conseguiría nada, sino, al contrario, porque esta gente dispone de dinero y son capaces de comprar cualquier cosa, incluso la vida de otro, dado que siempre pueden encontrar, a nada que insistan, algún indigente dispuesto a venderse por unas cuantas monedas o una dosis de «chino» de heroína carcelaria. Preferí seguir indagando y me tragué el sapo como mejor pude. El tipo era frío como un témpano y me reconoció que no consumía ninguna droja.

– jorobar, yo enveneno a otros me gusta la fruta que se tragan la hez que les vendo, y encima me pagan, pero yo no estoy loco para envenenarme.

Su acento extranjero contribuía a crear dosis adicionales de irritabilidad en sus palabras.

Concluido su turno de envenenamiento, se atrevió a opinar sobre mí.

– La verdad es que siendo quien eres no sé qué haces aquí. En mi país, en Turquía, esto jamás habría pasado.

Sentenció algo tan serio como quien afirma que en Turquía no se pueden comer bocadillos de cerdo ibérico por la prohibición islámica, pero, aunque me imaginaba sus respuestas, decidí preguntarle un poco más sobre sus ideas de «organización social».

– ¿Ah, no? ¿Por qué?

Me miró fijamente y trazando una sonrisa que dejaba entrever unos dientes amarillentos y desordenados, me relató:

– Nosotros nos acercamos al fiscal del caso y tratamos de convencerle por todos los medios de que no resultaría conveniente que formulara una acusación, ofreciéndole para estimularle una cantidad de dinero suficiente para colmar sus aspiraciones. La inmensa mayoría de los fiscales aceptan gustosos el regalo y de esta forma se solucionan los problemas.

– Ya, y ¿si no aceptan?

– En esos casos, peor para ellos, porque se les mata y en paz. Todo menos romper el orden que permite funcionar a un país.

Y con semejante estructura de país abandonamos conversación y paseo. Pero no tardé mucho en comprobar otra de sus artimañas de envenenamiento.

Aquella mañana el turco tenía que salir de diligencias. Se había afeitado la barba y se disponía a vestirse de limpio. En pocas horas daría comienzo su juicio oral. El fiscal le pedía más de 24 años de guandoca por ser el dirigente de una de las bandas mejor organizadas en el tráfico mundial de la heroína. Contaba con un informe de la DEA, la policía estadounidense encargada de la represión del tráfico de estupefacientes a gran escala, que identificaba al turco sin el menor atisbo de duda como un sujeto más que peligroso en ese sector. A pesar de ello el turco no daba muestras de sentir la menor preocupación, lo cual llamaba la atención a todos menos a su interlocutor, a quien, a grito pelado, relataba con todo lujo de detalles:

– Me van a caer 7 años y como ya llevo 3 y medio, me largo enseguida.

– Pero el fiscal te pide más de 20, ¿no? -le preguntaba con cierto miedo el otro preso.

– Que le den por el trastero a ese me gusta la fruta. Lo tengo arreglado con el presidente de la Sala.

Le hemos pagado 50 millones y se ha comprometido a que no me meten más de 7 años y me pone en libertad.

El silencio en el salón de duchas permitía escuchar el repiqueteo constante del agua al chocar contra el cemento. Nadie se atrevía a hablar. El turco y su ronca voz monopolizaban los sonidos humanos. Fueron muchos los que pudieron escuchar con nitidez su bravata envuelta en gruesas carcajadas.

Tiempo después, concluido el juicio, el tribunal dictó sentencia sobre el turco: 7 años de guandoca, y teniendo en cuenta el tiempo transcurrido lo pusieron en libertad. Se despidió de sus amigos con una sonrisa enorme tanto en extensión física como en elocuencia. Tenía razón. No fue una bravata. Tal vez solo una coincidencia. Quizá no. Pudiera ser cierto que aquel individuo compró al presidente de la Sala que debía juzgarle. No es, evidentemente, lo mismo comprar una absolución que una condena de 7 años. Lo segundo resulta mucho más asequible. Tal vez solo fuera un bravucón. En cualquier caso, sería además adivino porque en el cuarto de duchas relató con suficiente antelación lo que sucedió algunos días después.
 

Enterao

Será en Octubre
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17 Jul 2008
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evidentemente hasta tienen satisfaccion en envenenar a los infieles ...es probable que comprara al juez en este pais de ladrones.muy probable.

hasta que en este pais no se implante la pena de muerte pra el jovenlandés y para l juez seuiremos igual.
 

jolu

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Pues hay "dos rayas" de defensa:

1ª es para consumo propio.

2ª Doctrina "Mato". Es de mi mujer y yo no sabía nada.
 

Lowry

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Es desesperanzador, nada, absolutamente nada es negocio.

Todo cuanto ves proviene del mal, las mansiones, los Q7, la ropa de lujo, todo viene de vender droja, comerciar con personas, tener pilinguis, contrabando, etc, y todo lo que parece ser un negocio en realidad solo es para blanquear.
 

Atreides

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No... Si el tío en los anuncios.. Ya tenía pinta de ir colocaoooo a medio camino entre Alvano y Punset...
Nota del autor.- Punset no necesita drojarse,,su cerebro genera psicotrópicos de forma natural... Vamos... K el tío es así...
 

la barquera

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Es desesperanzador, nada, absolutamente nada es negocio.

Todo cuanto ves proviene del mal, las mansiones, los Q7, la ropa de lujo, todo viene de vender droja, comerciar con personas, tener pilinguis, contrabando, etc, y todo lo que parece ser un negocio en realidad solo es para blanquear.
Hasta las guarderías infantiles hoyga!