Talleyrand derroyendo a Napoleón en unos párrafos.

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A Talleyrand lo ponen muy mal, se pasan, sobre todo poniéndolo como el principal responsable del secuestro y asesinato del Duque de Enghien, una difamación totalmente falsa.
No he visto esa serie pero una de las frases mas conocidas de Talleyrand es sobre ese asesinato : " Ha sido peor que un crimen, ha sido un error".
 

luisgarciaredondo

Madmaxista
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Yo la bajé en su momento de descargacineclasico (en peor calidad que ese YT) y me pareció una serie decente, aunque aburridilla y solemne.
Curioso, me pareció lo mismo. Muy francesa y pagada de sí misma. Donde casi todos los personajes son listísimos y sueltan ocurrencias y frases para enmarcar. Todo muy de cartón piedra.

Además que no me la podía tomar en serio porque ver al criado plebeyo torpe y tarado de Los Visitantes haciendo de Napoleón me daba risa.
 

SanRu

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Las memorias de Talleyrand? En serio?

Hay que creer a un tío que ya servía a los Borbones y luego los revolucionarios y luego a Napoleón y luego a los Borbones y luego otra vez a napoleón y representaba en el congreso de Viena a los intereses Franceses tras la caída definitiva de Napoleón y luego otra vez a los Borbones? En serio?

Esa es vuestra fuente?
 

Mr.Foster

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Usar las memorias de un redomado mentiroso para intentar conocer determinado momento de la Historia o algun personaje de ella me parece una pésima idea.

Los esforzados biógrafos de Talleyrand no deberían esperar gran ayuda de sus propias memorias, este es, el hombre que escribió: “La primera de todas las cualidades de la vida es el arte de mostrar sólo una parte de uno mismo, de los propios pensamientos, de los propios sentimientos, de las propias impresiones, el hombre tiene dado el poder de la palabra para ocultar sus pensamientos”.

Talleyrand, según la mayoría de sus contemporáneos, era la máxima víbora de la corte, el príncipe del vicio.

Existe una caricatura de la época tardía que lo muestra con seis caras diferentes, una para cada régimen al que sirvió y oportunamente, traicionó.


French_School_-_The_Man_with_Six_Heads_caricature_of_Charles_Maurice_de_Talleyrand-Perigord_(1...jpg

Era este un hombre intrigante compulsivo para quien la traición era un término relativo: se excusaba diciendo:“Piensan que soy inmoral y maquiavélico, pero soy simplemente impasible y desdeñoso. Nunca he dado consejos perversos a un gobierno o a un príncipe, pero no me hundo con ellos. Después de los naufragios, necesitas pilotos para rescatar a los náufragos. Mantengo la calma y los llevo a puerto en algún lugar. No importa qué puerto, siempre que ofrezca refugio”.

Un soberano monumento al cinismo.

En su tiempo su venalidad era legendaria: recolectaba “contribuciones voluntarias” con el fin de utilizar su influencia y relaciones, para obtener condiciones más favorables para los enemigos derrotados de Napoleón.

Chateaubriand, uno de sus críticos más feroces, decía de él: “Cuando el señor de Talleyrand no conspira, está traficando”.

Fisicamente era desagradable, su pie zambo, descrito por una amante como “una pezuña de caballo hecha de carne terminada en una garra”, lo mostraba como un emblema del mal, y luego alude a su satánico “andar cojo...”. . . ojos parpadeantes. . . boca como de serpiente. . . sonrisa paralizante…”

En las crisis, Talleyrand se mostraba imperturbable y exhibía el tipo de seguridad en sí mismo sostenida por siglos de privilegios. Esto, por supuesto, lo hacía más exasperante.

En un incidente célebre, Napoleón, en uno de sus famosos ataques de ira, lo acusó de haber traicionado a todos, amenazó con colgarlo de las rejas de hierro forjado de la plaza del Carrusel y lo llamó “un petulante con medias de seda”. antes de salir furioso. Después de lo cual Talleyrand comentó fríamente: "Qué lástima, un hombre tan grande y tan maleducado".


Su forma de tratar con Napoleón, conociendo el temperamento del corso, era cautelosa sabiendo que enfrentarlo de frente sería contraproducente. Por eso usaba y abusaba del trato obsecuente y sibilino usando con Napoleón tonterías del tipo :”No estoy completo cuando estoy separado de ti”.

Pero Talleyrand era el único de los secuaces de Napoleón que no le tenía miedo y que representaba para él un verdadero desafío intelectual. Un traidor consumado escurridizo y brillante como un acero bien afilado, del que hay que saber cuidarse pero nunca prescindir de sus servicios, como dijo de él el canciller austríaco, Metternich…

Cuando Napoleon mostró sus ambiciones imperiales, un hombre con más principios podría haber regresado a su propiedad,desapareciendo de la escena, pero eso significaría perder dinero y títulos, lo cual no era el estilo de Talleyrand.

En cambio, prefirió cooperar con los enemigos de Napoleón para frenarlo. En 1805 , el conde Metternich informaba en Viena, “M. De Talleyrand ha concebido un plan para oponerse con toda su influencia como ministro de Asuntos Exteriores a los proyectos destructivos emprendidos por Napoleón”...

El divorcio se hizo definitivo con la intervención de Napoleón en la península Ibérica. emprendida para imponer su bloqueo a Inglaterra atacando Portugal. Napoleón pensó que sería recibido como un libertador, pero los españoles pensaban otra cosa y lo enfrentaron con decisión y ferocidad tal que el paseo se torno en una guerra de guerrillas desastrosa y le permitieron a Europa entrever a un Napoleón vulnerable al fin.

El papel de Talleyrand en la aventura española es indudable,conspiró con Inglaterra contra Napoleón, su Patria y su Religion. Afirmó haber advertido a Napoleón contra ello, mientras que Napoleón más tarde lo acusó de ser uno de sus arquitectos.

Talleyrand era inmensamente astuto e inteligente, su tragedia fue que durante tanto tiempo,conspirando, mintiendo, simulando y traicionando a propios y extraños, no logró imponer el tipo de régimen que quería. Él rubricó los acontecimientos, pero no los realizó, su reputación histórica se ve arruinada pues no logró iniciar ni fundar nada. No queda nada que venga de él, solo el turbio recuerdo de los medios espurios e indignos que usó para lograrlo.

En su lecho de muerte, pasó días revisando el documento y se negó a que lo apuraran. Nunca he hecho nada rápido y, sin embargo, siempre he llegado a tiempo”. A la hora señalada, lo firmó y lo hizo retroceder a una semana después de su último gran discurso público, para que nadie pudiera decir que se le había ablandado el cerebro. Por tanto, se puede decir que actuó enteramente según su carácter.

Por supuesto,la pregunta obligada del observador imparcial es, cuán impresionado quedó Dios por la astucia diabólica y el gusto exquisito. No parecen provenir de buena fuente.

En todo caso,si la empresa consiste en denigrar a un león, deberíamos, por autorespeto, oponerle otra fiera de similar aptitud, los escorpiones no dan la medida.





g3
 
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Taliván Hortográfico

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Curioso, me pareció lo mismo. Muy francesa y pagada de sí misma. Donde casi todos los personajes son listísimos y sueltan ocurrencias y frases para enmarcar. Todo muy de cartón piedra.
Mucho mejor descripción la suya que la mía. :)

De todas maneras los amantes de la historia de por aquí la encontrarán interesante porque su solemnidad la hace muy didáctica. Otro factor de interés es el balcón de Isabella Rossellini en el papel de Josefina. La moda femenina de la época era un poco atrevida.

(No he encontrado una buena foto. Je suis desólé.)

313a4ec9dc24f998c76ca28f1da3514f.jpg
 
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Billy Ray

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Usar las memorias de un redomado mentiroso para intentar conocer determinado momento de la Historia o algun personaje de ella me parece una pésima idea.

Los esforzados biógrafos de Talleyrand no deberían esperar gran ayuda de sus propias memorias, este es, el hombre que escribió: “La primera de todas las cualidades de la vida es el arte de mostrar sólo una parte de uno mismo, de los propios pensamientos, de los propios sentimientos, de las propias impresiones, el hombre tiene dado el poder de la palabra para ocultar sus pensamientos”.

Talleyrand, según la mayoría de sus contemporáneos, era la máxima víbora de la corte, el príncipe del vicio.

Existe una caricatura de la época tardía que lo muestra con seis caras diferentes, una para cada régimen al que sirvió y oportunamente, traicionó.


Ver archivo adjunto 1676157

Era este un hombre intrigante compulsivo para quien la traición era un término relativo: se excusaba diciendo:“Piensan que soy inmoral y maquiavélico, pero soy simplemente impasible y desdeñoso. Nunca he dado consejos perversos a un gobierno o a un príncipe, pero no me hundo con ellos. Después de los naufragios, necesitas pilotos para rescatar a los náufragos. Mantengo la calma y los llevo a puerto en algún lugar. No importa qué puerto, siempre que ofrezca refugio”.

Un soberano monumento al cinismo.

En su tiempo su venalidad era legendaria: recolectaba “contribuciones voluntarias” con el fin de utilizar su influencia y relaciones, para obtener condiciones más favorables para los enemigos derrotados de Napoleón.

Chateaubriand, uno de sus críticos más feroces, decía de él: “Cuando el señor de Talleyrand no conspira, está traficando”.

Fisicamente era desagradable, su pie zambo, descrito por una amante como “una pezuña de caballo hecha de carne terminada en una garra”, lo mostraba como un emblema del mal, y luego alude a su satánico “andar cojo...”. . . ojos parpadeantes. . . boca como de serpiente. . . sonrisa paralizante…”

En las crisis, Talleyrand se mostraba imperturbable y exhibía el tipo de seguridad en sí mismo sostenida por siglos de privilegios. Esto, por supuesto, lo hacía más exasperante.

En un incidente célebre, Napoleón, en uno de sus famosos ataques de ira, lo acusó de haber traicionado a todos, amenazó con colgarlo de las rejas de hierro forjado de la plaza del Carrusel y lo llamó “un petulante con medias de seda”. antes de salir furioso. Después de lo cual Talleyrand comentó fríamente: "Qué lástima, un hombre tan grande y tan maleducado".


Su forma de tratar con Napoleón, conociendo el temperamento del corso, era cautelosa sabiendo que enfrentarlo de frente sería contraproducente. Por eso usaba y abusaba del trato obsecuente y sibilino usando con Napoleón tonterías del tipo :”No estoy completo cuando estoy separado de ti”.

Pero Talleyrand era el único de los secuaces de Napoleón que no le tenía miedo y que representaba para él un verdadero desafío intelectual. Un traidor consumado escurridizo y brillante como un acero bien afilado, del que hay que saber cuidarse pero nunca prescindir de sus servicios, como dijo de él el canciller austríaco, Metternich…

Cuando Napoleon mostró sus ambiciones imperiales, un hombre con más principios podría haber regresado a su propiedad,desapareciendo de la escena, pero eso significaría perder dinero y títulos, lo cual no era el estilo de Talleyrand.

En cambio, prefirió cooperar con los enemigos de Napoleón para frenarlo. En 1805 , el conde Metternich informaba en Viena, “M. De Talleyrand ha concebido un plan para oponerse con toda su influencia como ministro de Asuntos Exteriores a los proyectos destructivos emprendidos por Napoleón”...

El divorcio se hizo definitivo con la intervención de Napoleón en la península Ibérica. emprendida para imponer su bloqueo a Inglaterra atacando Portugal. Napoleón pensó que sería recibido como un libertador, pero los españoles pensaban otra cosa y lo enfrentaron con decisión y ferocidad tal que el paseo se torno en una guerra de guerrillas desastrosa y le permitieron a Europa entrever a un Napoleón vulnerable al fin.

El papel de Talleyrand en la aventura española es indudable,conspiró con Inglaterra contra Napoleón, su Patria y su Religion. Afirmó haber advertido a Napoleón contra ello, mientras que Napoleón más tarde lo acusó de ser uno de sus arquitectos.

Talleyrand era inmensamente astuto e inteligente, su tragedia fue que durante tanto tiempo,conspirando, mintiendo, simulando y traicionando a propios y extraños, no logró imponer el tipo de régimen que quería. Él rubricó los acontecimientos, pero no los realizó, su reputación histórica se ve arruinada pues no logró iniciar ni fundar nada. No queda nada que venga de él, solo el turbio recuerdo de los medios espurios e indignos que usó para lograrlo.

En su lecho de muerte, pasó días revisando el documento y se negó a que lo apuraran. Nunca he hecho nada rápido y, sin embargo, siempre he llegado a tiempo”. A la hora señalada, lo firmó y lo hizo retroceder a una semana después de su último gran discurso público, para que nadie pudiera decir que se le había ablandado el cerebro. Por tanto, se puede decir que actuó enteramente según su carácter.

Por supuesto,la pregunta obligada del observador imparcial es, cuán impresionado quedó Dios por la astucia diabólica y el gusto exquisito. No parecen provenir de buena fuente.

En todo caso,si la empresa consiste en denigrar a un león, deberíamos, por autorespeto, oponerle otra fiera de similar aptitud, los escorpiones no dan la medida.





g3
No me sorprende que la masonería, intentando lavar la cara a Napoleón e incluso al directorio, pongan a Talleyrand como un monstruo culpable de todos los males y derrotas de Francia en esa época.

Pero yo le creo, el no ostentó el poder nunca, siempre fue un simple secretario, huele muy mal que se viertan en él todos los errores y fracasos del corso, errores y fracasos producto exclusivamente de su vanidad y su ego.

Es lógico que un hombre como Talleyrand tuviera enemigos, el talento levanta envidias como tempestades a su paso.
 

Billy Ray

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Las memorias de Talleyrand? En serio?

Hay que creer a un tío que ya servía a los Borbones y luego los revolucionarios y luego a Napoleón y luego a los Borbones y luego otra vez a napoleón y representaba en el congreso de Viena a los intereses Franceses tras la caída definitiva de Napoleón y luego otra vez a los Borbones? En serio?

Esa es vuestra fuente?
No lo has entendido, ni a Talleyrand, ni al periodo histórico.

No te enteras de nada.
 

Billy Ray

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Curioso, me pareció lo mismo. Muy francesa y pagada de sí misma. Donde casi todos los personajes son listísimos y sueltan ocurrencias y frases para enmarcar. Todo muy de cartón piedra.

Además que no me la podía tomar en serio porque ver al criado plebeyo torpe y tarado de Los Visitantes haciendo de Napoleón me daba risa.
Claro, tenéis encasillado al actor, es algo muy viejo.
Pero si eres capaz de abstraerte y haces caso a las descripciones del carácter del corso que he mencionado antes, Clavier no lo hace mal.

Sin embargo, y viendo los trailers de esta de R.Scott, veo a un J Fenix que no pega ni con cola.
 
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Taliván Hortográfico

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No me sorprende que la masonería, intentando lavar la cara a Napoleón e incluso al directorio, pongan a Talleyrand como un monstruo culpable de todos los males y derrotas de Francia en esa época.

Pero yo le creo, el no ostentó el poder nunca, siempre fue un simple secretario, huele muy mal que se viertan en él todos los errores y fracasos del corso, errores y fracasos producto exclusivamente de su vanidad y su ego.

Es lógico que un hombre como Talleyrand tuviera enemigos, el talento levanta envidias como tempestades a su paso.
Talleyrand supongo que no era infalible pero la mayor parte de los males del Imperio se debieron a grandiosas meteduras de pata, y ese tipo de actos cuadran mucho más a Napoleón que a Talleyrand.

A Talleyrand nadie lo amaba pero todo el mundo lo empleaba. Por algo sería.
 

Gurb

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Por eso, Abel Gance hizo su versión de...OCHO HORAS.

Cuando lo leí así en una enciclopedia de cine hace décadas...alucinaba.



PD. Me fijo ahora en la ficha y pone cuatro horas. He buscado y encuentro esto:



Ver archivo adjunto 1674793

Napoleón (1926) de Abel Gance, para mí, es una de las obras maestras indiscutibles de la Historia del cine. Más allá de que te guste el personaje protagonista o el cómo lo presenta.

Para mí gusto, infinitamente mejor que el Napoleón de Ridley Scott (1923).

A la altura de El nacimiento de una nación (1915) de D.W. Griffith y de El acorazado Potemkim (1925) de S.M. Eisenstein. Aunque sólo sea a nivel formal, son obras que han ampliado la síntaxis cinematográfica de un modo inequívoco y que en ese sentido han sido las 3 revolucionarias.

Se trata de cine épico, en el que se glorifica a Napoleón como el gran héroe de Francia, casi como un superhombre nietzscheano capaz de lo excepcional.

Se divide en 3 partes bien definidas.

La primera narra la infancia de Napoleón, de un niño corso que se siente extraño en Francia pero al que se que al que se compara con un águila, cuya imagen ejemplifica su carácter fiero e indomable.
La segunda se centra en la Revolución Francesa, a la que Napoleón se une temporalmente. Para los que pensáis que los revolucionarios franceses eran unos malvados que no se merecían ni el agua que bebían no os va a gustar. Pero Gance los presenta como gente apasionada en la búsqueda de una Humanidad mejor, de un nuevo paradigma de Justicia y Libertad, a pesar de sus posibles errores. Gance simpatiza con la revolución e incluso hace un pequeño papel interpretando a uno de sus protagonistas más radicales, al Arcángel del Terror, a Saint-Just.
La tercera parte muestra al joven Napoleón de Tolón y la campaña de Italia. El joven general que arrolla todos los obstáculos, siendo las vicisitudes de las batallas mostradas en tres pantallas a la vez, con lo que es difícil abarcar con una sola mirada todo lo que sucede al mismo tiempo, dándole una profundidad hasta entonces nunca vista a las escenas bélicas.

Y aquí acaba la película. Es el Napoleón al que Beethoven le dedicó La Heróica, el general revolucionario encarnación y portaestandarte de los valores ilustrados. No el Napoleón que posteriormente se coronaría Emperador, traicionando a la Revolución y al que Beethoven tacharía la dedicatoria que le había dedicado.


No encontramos aquí al Napoleón tirando a ridículo al que le pone la cuernos Josefina y que pagafantea alrededor de ella en la obra de Scott. Tampoco al hombre de carácter mediterráneo, que se ha dicho antes y que es más bien como aparece en la serie protagonizada por Clauvier.
El Napoleón de Gance es un Águila desde niño, austero, valiente y decidido a comerse el mundo. No tanto por ambición personal sino en pro de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, de la Revolución. Gance no llega a mostrar cuando más tarde Napoleón traiciona a la Revolución.

Pose grandilocuente y engañosa si se quiere, pero que a nivel de imagen proyectada tiene fuerza tal como la presenta Gance.

Uno puede pensar que Einsenstein, que Griffith y que Gance se equivocaron en el fondo, pero a mi modo de ver es difícil negarles la grandeza en la forma. Te guste o no la épica, te gusten o no los personajes.
 

Billy Ray

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Napoleón (1926) de Abel Gance, para mí, es una de las obras maestras indiscutibles de la Historia del cine. Más allá de que te guste el personaje protagonista o el cómo lo presenta.

Para mí gusto, infinitamente mejor que el Napoleón de Ridley Scott (1923).

A la altura de El nacimiento de una nación (1915) de D.W. Griffith y de El acorazado Potemkim (1925) de S.M. Eisenstein. Aunque sólo sea a nivel formal, son obras que han ampliado la síntaxis cinematográfica de un modo inequívoco y que en ese sentido han sido las 3 revolucionarias.

Se trata de cine épico, en el que se glorifica a Napoleón como el gran héroe de Francia, casi como un superhombre nietzscheano capaz de lo excepcional.

Se divide en 3 partes bien definidas.

La primera narra la infancia de Napoleón, de un niño corso que se siente extraño en Francia pero al que se que al que se compara con un águila, cuya imagen ejemplifica su carácter fiero e indomable.
La segunda se centra en la Revolución Francesa, a la que Napoleón se une temporalmente. Para los que pensáis que los revolucionarios franceses eran unos malvados que no se merecían ni el agua que bebían no os va a gustar. Pero Gance los presenta como gente apasionada en la búsqueda de una Humanidad mejor, de un nuevo paradigma de Justicia y Libertad, a pesar de sus posibles errores. Gance simpatiza con la revolución e incluso hace un pequeño papel interpretando a uno de sus protagonistas más radicales, al Arcángel del Terror, a Saint-Just.
La tercera parte muestra al joven Napoleón de Tolón y la campaña de Italia. El joven general que arrolla todos los obstáculos, siendo las vicisitudes de las batallas mostradas en tres pantallas a la vez, con lo que es difícil abarcar con una sola mirada todo lo que sucede al mismo tiempo, dándole una profundidad hasta entonces nunca vista a las escenas bélicas.

Y aquí acaba la película. Es el Napoleón al que Beethoven le dedicó La Heróica, el general revolucionario encarnación y portaestandarte de los valores ilustrados. No el Napoleón que posteriormente se coronaría Emperador, traicionando a la Revolución y al que Beethoven tacharía la dedicatoria que le había dedicado.


No encontramos aquí al Napoleón tirando a ridículo al que le pone la cuernos Josefina y que pagafantea alrededor de ella en la obra de Scott. Tampoco al hombre de carácter mediterráneo, que se ha dicho antes y que es más bien como aparece en la serie protagonizada por Clauvier.
El Napoleón de Gance es un Águila desde niño, austero, valiente y decidido a comerse el mundo. No tanto por ambición personal sino en pro de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, de la Revolución. Gance no llega a mostrar cuando más tarde Napoleón traiciona a la Revolución.

Pose grandilocuente y engañosa si se quiere, pero que a nivel de imagen proyectada tiene fuerza tal como la presenta Gance.

Uno puede pensar que Einsenstein, que Griffith y que Gance se equivocaron en el fondo, pero a mi modo de ver es difícil negarles la grandeza en la forma. Te guste o no la épica, te gusten o no los personajes.
Desde luego que "la sintaxis cinematográfica" que pudiera innovar El Acorazado Potemkim, a mí me parece ya no solo superada, sino ya podrida y momificada, fosilizada diría.

Pero los "progresistas" seguís en ello, calificando unas cosas de superadas y casposas, mientras que a otras les aplicáis otra vara de medir, como a esta "película". Que en realidad no es otra cosa que un spot propagandístico del joven gobierno bolchevique sovietico.
Sin valor cinematográfico alguno más allá del valor ARQUEOLÓGICO respecto a su técnica.
 
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28 Jul 2010
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Sobre el secuestro y ejecución del Duque de Enghien, en la whiskypedia también acusan a Talleyrand de ser el instigador, supuestamente porque no le interesaba que Bonaparte y los Borbones llegaran a un acuerdo, pero la teoría no hay por donde cogerla por varias razones: el acondroplásico corso se había proclamado cónsul vitalicio, había dictado la Constitución del año X (1802) y promulgado un código de leyes donde se asumía gran parte del legado de la revolución, por tanto cualquier acuerdo con un Borbón de mentalidad absolutista era imposible y Talleyrand lo sabía....además de haber estado detrás del asesinato Luis XVIII no lo hubiera nombrado primer ministro y (otra vez) ministro de AAEE en 1814 , ni lo habría mantenido en el cargo 18 meses porque el asesinado era su primo.

Talleyrand empezó a distanciarse de Napoleón en 1807 después de negociar la paz de Tilsit con Rusia, aquí empezó a ver con claridad que la política del acondroplásico corso había entrado en un círculo vicioso imperialista y belicista que llevaba a Francia al aislamiento diplomático y al desastre . Tras firmar ese tratado Bonaparte dió a entender que era poco menos que un alto el fuego provisional y que sus planes a largo plazo eran acabar con Rusia a la que consideraba una amenaza; Talleyrand no estuvo de acuerdo con ese punto de vista y presentó su dimisión.

A partir de aquí Napoleón sin los consejos de su ministro empezó a encadenar un error político tras otro, el primero la invasión de España que fué un error doble, una sangría constante de recursos y entregarle el imperio americano al UK (como observó Talleyrand.) y el mas grave el ataque a Rusia.

Napoleón y Talleyrand durante el tiempo en que colaboraron fueron el complemento perfecto el uno del otro, uno era el hombre de acción sin escrúpulos que conseguía lo que se proponía sin importar los medios y el otro el encargado de conservar lo conseguido mediante complejas maniobras diplomáticas, con la ausencia de Talleyrand ésto último desapareció y Francia acabó otra vez enfrentada con toda Europa y Bonaparte fué incapaz de llevar a cabo sus ideas imperalistas y propagar por Europa los principios robolucionarios (la falsa egalité, liberté y fraternité) sólo con la fuerza y sin diplomacia...es indiscutible que fué un genio militar pero fracasó estrepitosamente en conseguir sus objetivos políticos sólo con medios militares .... como le dijo Talleyrand en su cara en cierta ocasión con absoluta clarividencia : "Sire, con las bayonetas se pueden hacer muchas cosas, lo que no se puede hacer es sentarse encima de ellas".