En marzo-abril de 1937, una campaña de prensa estigmatizó el "desviacionismo" en el área de la economía, de la historia y de la literatura. En realidad, todas las ramas del saber y de la creación se convirtieron en objetivos, sirviendo a menudo los pretextos doctrinales y políticos para encubrir rivalidades y ambiciones. Así, en el terreno de la historia, los discípulos de Pokrovski, muerto en 1932, fueron detenidos en su totalidad. Los profesores, encargados de continuar dando conferencias públicas, y por lo tanto susceptibles de influir en un amplio auditorio de estudiantes, eran particularmente vulnerables al poder ser denunciada la menor de sus frases por soplones que padecieran de exceso de celo.
Fueron diezmadas las universidades, los institutos y las academias, fundamentalmente en Bielorrusia (donde 87 de los 105 académicos fueron detenidos como "espías polacos") y en Ucrania. En esta república había tenido lugar una primera depuración de "nacionalistas burgueses" en 1933: varios millares de intelectuales ucranianos fueron detenidos por haber "transformado en guaridas de nacionalistas burgueses y de contrarrevolucionarios la Academia Ucraniana de Ciencias, el Instituto Shevchenko, la Academia Agrícola, el Instituto Ucraniano de Marxismo-Leninismo, y los comisariados del pueblo para la Educación, para la Agricultura y para la Justicia". (discurso de Postyshev del 22 de junio de 1933). La gran depuración de 1937-1938 concluyó en este caso una operación iniciada cuatro años antes.
Los medios científicos, aunque tenían una relación ciertamente lejana con la política, la ideología, la economía o la defensa, se vieron igualmente afectados. Las mayores eminencias de la industria aeronáutica, como Tupolev (el constructor del famoso avión), o Korolev (que estuvo en los orígenes del primer programa espacial soviético), fueron detenidos y enviados a una de esas unidades de investigación de la NKVD descritas por Solzhenitsyn en El Primer Círculo. También fueron detenidos: la casi totalidad (27 de 29) de los astrónomos del gran observatorio de Pulkovo; la casi totalidad de los estadísticos de la dirección central de la economía nacional que acababan de realizar el censo de enero de 1937 anulado por "violación profunda de los fundamentos elementales de la ciencia estadística y de las instrucciones del gobierno"; numerosos lingüistas que se oponían a la teoría, oficialmente aprobada por Stalin, del "lingüista" marxista Marr; y varios centenares de biólogos que rechazaban la charlatanería del "biólogo oficial" Lyssenko. Entre las víctimas más conocidas figuraban el profesor Levit, director del Instituto Médico-genético; Tulaikov, director del Instituto de Cereales; el botánico Yanata y el académico Vavilov, presidente de la Academia Lenin de Ciencias Agrícolas, detenido el 6 de agosto de 1940 y muerto en prisión el 26 de enero de 1943.
Acusados de defender puntos de vista "extraños" u "hostiles", de apartarse de las normas del "realismo socialista", escritores, publicistas, gentes del teatro y periodistas pagaron un pesado tributo a la yeszhovschina. Alrededor de 2.000 miembros de la Unión de Escritores fueron detenidos, deportados a campos o ejecutados. Entre las víctimas más célebres figuraba el autor de los Cuentos de Odessa y de Caballería Roja, Isaak Babel (fusilado el 27 de enero de 1940); los escritores Boris Pilniak, Yuri Olesha, Panteleimon Romanov, los poetas Nikolay Klyuev, Nikolay Zabolotsky y Ossip Mandelstam (muerto en un campo de tránsito siberiano el 26 de diciembre de 1938), Gurgen Maari y Titsian Tabizde.
Fueron detenidos también músicos (el compositor Zheliayev, el director de orquesta Mikoladze), gentes del teatro de primera fila como el gran realizador Vsevolod Meyerhold. A principios de 1938, el teatro Meyerhold fue cerrado por ser "extraño al arte soviético". Tras haberse negado a realizar públicamente su autocrítica, Meyerhold fue detenido en junio de 1939, torturado y ejecutado el 2 de febrero de 1940.
En el curso de estos años, las autoridades intentaron "liquidar definitivamente" – para utilizar una expresión de moda por aquella época – los "últimos residuos clericales". Al haber revelado el censo de enero de 1937 que una amplia mayoría de la población – alrededor del 70% – había contestado afirmativamente a la pregunta "¿es usted creyente?", a pesar de las presiones de diversos órdenes ejercidos sobre ella, los dirigentes soviéticos decidieron lanzar un tercer y último asalto contra la Iglesia.
En abril de 1937 Malenkov envió una nota a Stalin en la que juzgaba superada la legislación sobre cultos y proponía la derogación del decreto del 8 de abril de 1929. "Éste", explicaba, "había creado una base legal para la puesta en funcionamiento por la parte más activa de los miembros del clero y de las sectas, de una organización ramificada de 600.000 individuos hostiles al poder soviético. Es hora", concluía, "de acabar con las organizaciones clericales y la jerarquía eclesiástica". [299]
Millares de sacerdotes y la casi totalidad de los obispos fueron enviados a campos de concentración, pero esta vez un gran número de ellos fue ejecutado. De las 20.000 iglesias y mezquitas que todavía desarrollaban alguna actividad en 1936, menos de 1.000 seguían abiertas al culto a principios de 1941. En cuanto al número de ministros de culto oficialmente registrados, se elevaría, a principios de 1941, a 5.665 (de los cuales más de la mitad procedían de los territorios bálticos, polacos, ucranianos y moldavos incorporados en 1939-1941) mientras que el número había sido superior a 24.000 todavía en 1936. [300]
Nicolas Werth - Un Estado Contra su Pueblo - La Editorial Virtual