aspid
Madmaxista
Me ha llamado la atencion mucho la escafandra Estratonautica, de Herrera...otro fail español!!!
. Se contruyó tal “traje espacial” en la Escuela de Mecánicos del aeródromo militar de Cuatro Vientos. La idea original era sencilla, pero audaz, a saber, simplemente había que realizar una ascensión en globo libre con más de 26.000 metros cúbicos de capacidad. Tal globo, fabricado por el Regimiento de Aerostación de Guadalajara, con barquilla abierta y un ocupante vistiendo la escafandra, podría alcanzar alturas elevadísimas, allá donde prácticamente la atmósfera empieza a confundirse con el espacio vacío que hay más allá de la misma.
El “traje” era ingenioso, consistía en una cobertura completa de caucho impermeable al aire que embutíría al explorador por completo, salvo en la cabeza. Sobre esta primera capa, aparecía otra de tela resistente y otra de hilos de acero y chapas de duraluminio. Para poder utilizarse necesitaba estar articulado, para lo que contaba con un ingenioso sistema de juntas que permitían la movilidad de los miembros de quien lo utilizara sin peligro de pérdida de presión interna. Para la cabeza, un casco de acero con diversas capas protectoras y un visor frontal formado por filtros ultravioleta y de infrarrojos.
Se realizaron diversas pruebas positivas con la escafandra, a diferentes presiones, probando el sistema de respiración, la movilidad, el mecanismo de calefacción interna, la estanqueidad, en cámaras de vacío, con diversos rangos de temperatura, llegándose cerca de los 80º bajo cero… ¡Una maravilla! Las pruebas resolvieron que, de ser utilizada en una misión real, podría haber sido empleada en vuelos estratosféricos a unos 18 kilómetros de altura sin riesgo para quien se encontrara en su interior. Lo ideal, claro está, era volar con ella, pero la realidad, la guerra, puso fin al sueño de Emilio Herrera Linares. Sólo décadas más tarde se desarrollaron sistemas similares al suyo que, esta vez, llegaron a los vuelos de gran altura y, más tarde, perfeccionados, originaron los trajes espaciales hoy conocidos. Pero eso sucedió en otras tierras y en otras circustancias, lejos de España y sin recordar el ingenio de aquel pionero granadino.
. Se contruyó tal “traje espacial” en la Escuela de Mecánicos del aeródromo militar de Cuatro Vientos. La idea original era sencilla, pero audaz, a saber, simplemente había que realizar una ascensión en globo libre con más de 26.000 metros cúbicos de capacidad. Tal globo, fabricado por el Regimiento de Aerostación de Guadalajara, con barquilla abierta y un ocupante vistiendo la escafandra, podría alcanzar alturas elevadísimas, allá donde prácticamente la atmósfera empieza a confundirse con el espacio vacío que hay más allá de la misma.
El “traje” era ingenioso, consistía en una cobertura completa de caucho impermeable al aire que embutíría al explorador por completo, salvo en la cabeza. Sobre esta primera capa, aparecía otra de tela resistente y otra de hilos de acero y chapas de duraluminio. Para poder utilizarse necesitaba estar articulado, para lo que contaba con un ingenioso sistema de juntas que permitían la movilidad de los miembros de quien lo utilizara sin peligro de pérdida de presión interna. Para la cabeza, un casco de acero con diversas capas protectoras y un visor frontal formado por filtros ultravioleta y de infrarrojos.
Se realizaron diversas pruebas positivas con la escafandra, a diferentes presiones, probando el sistema de respiración, la movilidad, el mecanismo de calefacción interna, la estanqueidad, en cámaras de vacío, con diversos rangos de temperatura, llegándose cerca de los 80º bajo cero… ¡Una maravilla! Las pruebas resolvieron que, de ser utilizada en una misión real, podría haber sido empleada en vuelos estratosféricos a unos 18 kilómetros de altura sin riesgo para quien se encontrara en su interior. Lo ideal, claro está, era volar con ella, pero la realidad, la guerra, puso fin al sueño de Emilio Herrera Linares. Sólo décadas más tarde se desarrollaron sistemas similares al suyo que, esta vez, llegaron a los vuelos de gran altura y, más tarde, perfeccionados, originaron los trajes espaciales hoy conocidos. Pero eso sucedió en otras tierras y en otras circustancias, lejos de España y sin recordar el ingenio de aquel pionero granadino.