+35, por no especificar demasiado. Es mayor que el marido.
Es cierto, las bodas cada vez parecen más una cosa entre parejitas en plan secta. A mí lo de los regalos a otras parejitas ya me parece casi insultante, y cada vez se ve en más bodas. En cambio, lo que se ve cada vez menos es la fluidez social que había antaño: yo recuerdo bodas en mi adolescencia de las que salían una pareja y un par de ligues más o menos de una noche. Ahora es todo como muy sectario, muy de estar con tu grupo de referencia y pista.
Yo en estos eventos la verdad es que soy extremadamente sociable, me da igual acabar echándome unas risas con el tío de la novia (al que solo veré ese día en mi vida), que con el amigo guiri random o con chavalín de 19 años que es primo del novio. Pero las tías jorobar, es que van con una muralla de 4 metros, solo hablas con aquellas en las que cuadras en una conversación de grupo. Dicho sea de paso, a mí lo de ligar en las bodas me parece que tiene más desventajas que ventajas, pero hoygan, es un recurso como otro cualquiera.
De hecho, veo que entre mis grupos de amigos (3 más o menos activos) no hay nada de fluidez de "Fulanito se ha liado con la amiga de la novia de Zutanito". Lo que sí se oye es el viejo: "a ver si me presentas alguna hamija, novia de Zutanito" , pero ellas como que no lo ven. Prefieren arrastrar al novio/marido a SUS parejas amigas, y lo que puedan hacer por dejar el menor tiempo posible al pagafanter con sus amigos de toda la vida, pues lo hacen. Es la doma de su macho. Cuando el macho tiene un pasado nuncafoller, la doma es más rápida y brusca.
Al final, hay gente a la que no se debe ahogar. Historieta personal va
Hasta los bemoles, tíos.
El otro día me vino de visita a Madrid una de estas parejitas casadas. Yo me hice el orejas con la despedida y la boda, a esta última fui, puse la gala y pasé del resto de paridas. Pues bien, parece que yo le caigo en gracia a la moza, y entro dentro de los hamijos "tolerables", siendo un tipo que tampoco pierde el trastero por quedar con el chaval. En cambio, otros 3 que son de los mejores superamigos desde la guardería hasta la tumba y blablabla, que se currraron la despedida y se pasan el día abrasándole, como que ya le parecen un puñetero agobio de personas y se los dosifican casi de malas. A su vez estos 3 mindundis, dependientes emocionales con un concepto de la amistad basado en la película de "Compañeros", cada vez se molestan más cuando la parejita se hacen los invisibles.
Total, que de cañas confidentes con uno de estos tres motivados, a altas horas y con el pedo en todo lo alto un viernes simple de verano, me confesó que en el fondo tenía un poco de envidia de cómo yo había conservado mi relación con este chaval :
: Y que no entendía por qué no le acababa de caer bien a la novia, que lo notaba y blablabla. Pues a ver, gañanazo de buen corazón pero baja inteligencia emocional, campidoctor de la vida, deja de apretar el trastero, no presiones, respeta el cambio de vida de la gente y aprende a moderar tus expectativas. Y así, pero con más tacto (no rectal) se lo dije. "Tío, no le atosigues, no esperes tanto de él. Fluye, be water my friend y esas hezs. Te aprecia, vendrá a tí por iniciativa propia o te lo traeré a collejas, pero vendrá. No le rayes shurmano".El tío emparejado es un colega con el que, en los últimos 10 años (hasta este 2018, que nos hemos visto un huevo), me habré visto una media de 4 veces al año, mucho menos que los demás. Nos escribimos en los cumpleaños, cuando vamos el uno a la ciudad donde vive el otro (no siempre), y poco más. Pero jorobar, nos vemos y el como si la última vez nos hubiéramos despedido la mañana anterior. La novia es un malo hipster feminista y rojilla al estilo La Sexta, pero por algún extraño motivo, se lo pasa bien cuando me burlo de sus hezs ideológicas y sus gustos culturales. Y yo también lo encuentro divertido, extrañamente más allá de la ideología, es una persona con la que tengo cierta sintonía. Y con un pasado tirando a progre, sus neuras me pillan de vuelta y me producen incluso cierta ternura. La vida tiene estas cosas. Normalmente es más interesante conversar con un rival ideológico equivocado pero bien leído, que un aliado hooligan ignorante. Si hay respeto mutuo y un mínimo de confianza, resulta incluso enriquecedor.
En cambio, pongamos a este otro chaval que me confesó sus infantiles, pero nobles y puros, sentimientos de amistad caballeresca. El tipo es realmente muy parecido cultural e ideológicamente a la parejita, que funciona como un solo organismo. Es una pilinguita sumisa que se hace km con el coche a lo simple, o sale a las 12 de la noche estando de mañana al día siguiente por nobleza mal entendida. Siempre preocupadísimo por agradar, un buenazo, pero no sabe dosificarse. Y yo, que podría parecer el hamijo de segunda que pasa de flashmobs y hezs, que no pierde el trastero por agradar, resulta que estoy donde él querría :
: Lo veo fríamente y me doy cuenta de que el factor agobio al chico es determinante, pero el 75% de su actitud frente a mí viene de que la tía me ha aceptado (contra todo pronóstico). No me ve como una amenaza para su proceso de domesticación, solo soy un tipo excéntrico pero con buenos sentimientos. No suelo salir a ponerme como Las Grecas, no me taladro el tabique y no fumo nada verde que ella no fumase antaño. Tengo mi trabajo estable, de vez en cuando novia y lo mismo te cavo cuarto de hectárea a puro azadón que te derroyo a Judit Butler a pelito y en formato APA. Para ellas soy socialmente aceptable. Y ellos dicen "mmm vaya, mi dueña prefiere a este que a los otros crápulas, guau guau voy a hacer lo que más le agrade, voy a implicarme emocionalmente más con este tío".
Triste pero cierto: al final incluso las novias de tus amigos te leen en clave alfa/beta. Tienes que domarlas mínimamente si no quieres que te secuestren al maromo y no vuelvas a verlo. Incluso hay una parte de seducción engañosa, de que no perciban peligro en tí, aunque cuando te quedes a solas con su pagafantas lo infles a píldoras rojas. La otra opción para ganarse la aceptación es ser el extreme beta loser del que solo se acuerdan en las mudanzas y el típico día simple.
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