Uy, un ofendidito más... Y todo porque te has sentido automáticamente insultado al ser recordado vagamente de que el orgullo paterno típico tiene todos los ingredientes de ser un mecanismo egoísta y autogenerado que se da por igual en buenas y en malas personas que son a su vez en ocasiones buenas y en ocasiones malas con sus propios hijos... Y, claro, ya sabemos que tú, aparte de ello, mejor que nadie.
Venga, te pido disculpas, y así podrás olvidar rápidamente esta perturbación en la fuerza que has sentido.