Existe ese mundo transparente en todas las pequeñas comunidades municipales. Todos se conocen bien. Sin embargo, nada es obligatorio en un mundo acrático. Si no quieres aportar nada, nada tomes. Gánatelo por tu cuenta. Si no quieres pertenecer a una comunidad, te vas en buena hora.
La acracia no busca el reparto igualitario, sino la libertad de los individuos.
La acracia es consciente de que hay dos vías para conseguir riqueza: La vía económica y la vía política. La primera es ganártelo. La segunda, quitárselo a otro.
Si existe, yo no lo he visto. Solo en un entorno social que no genere intereses contrapuestos puede el individuo mostrarse tal cual es. Un lujo ajeno al tarado fanatizado temeroso del revisionismo del clan.
La riqueza a la que aludes, suena a un mundo que está quedando atrás. La información que te permite conservar la salud puede compartirse con todos sin que pierda un ápice de su valor.
Un individuo puede transformar un determinado recurso en satisfacción y bienestar, otro podría fracasar y solo conseguiría frustrarse y reprobar el medio.
El Estado no tiene porque ser un régimen cainita heredero del granjero ( Orwell). Es cierto que la piara corporativa esquilma de forma inmisericorde al resto de los animales, sin embargo el Estado puede convertirse en la herramienta que facilite y alcance una alta participación de la ciudadanía en las cuestiones de Estado. En cualquier colectivo, las normas asumidas por la mayoría son las menos coercitivas.
El Estado que se constituya con estructuras que permitan un desarrollo democrático, que favorezca la ilustración, la libertad de expresión y la de representación precisas para elegir una opción con conocimiento de causa, se opondrá a la autodestrucción de la especie.
No se trata de igualdad, se trata de que la cuarta parte de la humanidad no tire a la sarama lo que la tercera parte necesita para alimentarse. Es posible que hace 50 años muriesen más personas desnutridas, aunque lo dudo, lo que es indudable es que el nivel de depravación de las piaras actuales es infinitamente superior. Evitarlo no cuesta nada. Después de sufrir la necesidad extrema, mueren conscientes de la tremenda injusticia de los "más iguales".
7.000.000.000 de individuos no pueden irse en buena hora para ninguna parte, este planeta no ofrece otra posibilidad que seguir girando en su tiovivo. La póliza a pagar para resarcirte los daños por la autodestrucción humana del medio, sería mucho más cara que la del impacto de un meteorito, la oleada turística de extraterrestres o una plaga porcina.