El estado es una asociación de explotadores, en la que los empresarios contactados son parte fundamental, la gran empresa y el sistema bancario y financiero son de entre sus grandes beneficiarios, pero decir que la corrupción de los funcionarios o políticos es una propina es inexacto.
Porque el mensaje tiende a minimizar la causa y el efecto de la redistribución de las rentas de los trabajadores y empresarios honestos hacia el gobierno, la burocracia, el sistema bancario y financiero y las empresas que participan de las actividades estatales en un sentido tal que son indistinguibles de este.
No es que exista algo así como una superestructura estatal que concede favores a las empresas contactadas y a la banca, es que estos conforman la propia estructura del estado, que les concede privilegios en una suerte de simbiosis parasitaria, de la que es la sociedad el huesped al que desangrar y esclavizar.
Esto es fácilmente demostrable viendo que personas ocupan los puestos de poder del estado en asuntos tales como la administración y regulación de los principales sectores sometidos a los designios del estado. Los directivos de todas estas entidades públicas no son otros que personas puestas en sus cargos por los partidos políticos, los consejos de las grandes corporaciones y entidades de crédito.
Y, finalmente, la red entretejida por debajo de esta estructura, una legión de varios millones de burócratas que obtienen salarios enormes por asistir a los anteriores en su saqueo, que viven a costa de la sociedad pese a su productividad negativa, la que produce un cuerpo de leyes que no busca optimizar la riqueza colectiva, sino monopolizar y explotar a la sociedad. Las leyes, las regulaciones, a la vez que buscan un fin de redistribución hacia los que manejan la maquinaria de saqueo, producen graves perjuicios económicas a los esclavizados. Cosas tales como los registradores, la judicatura en pleno, las notarías, las farmacias licenciadas o los colegios profesionales han sido históricamente formas de extracción que nada tienen que ver con propinas.
Así que no, los resultados de millones de empleados del estado no son precisamente migajas, sino parte fundamental de la extracción de rentas.
La gente se olvida de la tipología jurídica de los accionistas de control de las siguientes sociedades anónimas bancarias:
1) Caixabank>>Fundación Bancaria la Caixa
2) Ibercaja>>> Fundaciones bancarias Ibercaja y Cajacírculo (Burgos) y Fundaciones "normales" (sujetas a la Ley 50/2002) CajaInmaculada y Caja de Badajoz.
3) Kutxabank>>>Fundaciones bancarias BBK y Kutxa y Fundación "normal" vital.
4) Unicaja Banco>>> Fundación Bancaria Unicaja.
5) Liberbank>>> Fundaciones bancarias Cajastur, Caja de Extremadura y Caja Cantabria.
5) Bankia>>> BFA>>>Frob.
*Este es un caso distinto a los 4 anteriores pues el Frob no es una Fundación (bancaria o no) si no una entidad de Derecho Público autónoma de la Administración General del Estado y del Banco de España pero de facto adscrita a ellos.
Por
volumen de activos, y referido a 2018, esas entidades representaban, aproximadamente, el
35% del total de nuestro país.
Las Fundaciones Bancarias están reguladas en la Ley 26/2013, de 27 de diciembre, cuyo artículo 45 dispone que el Protectorado (órgano último de control) de las mismas corresponde al Ministerio de Economía.
Además la regulación en la citada Ley configura una Asamblea General donde se garantiza una presencia total de otros actores Estatales (administraciones, tejido "civil" -jajajaja-, sindicatos y otras gaitas).
En definitiva que el 35% de la Banca está controlada en España
directamente por el Estado.
El resto lo está por la tutela férrea general de la Inspección del BdE/BCE.
Cualquiera que haya estudiado regulación bancaria sabe perfectamente que la composición del Activo y el Pasivo de una entidad de crédito se decide por actores Estatales.
*Sector asegurador es una cosa parecida.
No escapa a la tutela de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones ni su madre.
La gente no conoce lo que es el Estado amigo Quique porque poca gente conoce los entresijos de la legislación.
Si el Estado pintase poco el Compliance no movería un duro.