Vivimos en una sociedad de consumo de usar y tirar, nos hemos hecho más egoístas, más insolidarios, más incomprensivos, más irascibles y por lo general no aguantamos que nos toquen las narices, ni nuestra pareja ni cualquier mindundi por la calle.
Sólo tienes que ver las cifras de divorcios, la misma historia de siempre: Chico conoce chica, chico se enamora de chica, chica se enamora de chico, chico y chica se van a vivir juntos, chico y chica tienen un niño, chico y chica empiezan a discutir por tonterías, chico no aguanta a chica, chica no aguanta a chico, chico y chica terminan tirándose los trastos a la cara.
El perjudicado en estos casos es el de siempre: El renacuajo.
Si te quieres llevar bien con tu costilla debes de ser consciente de que nunca vas a tener una relación idílica y que posiblemente os mandéis a la cosa recíprocramente, de los sentimientos depende que te comas el orgullo y reconozcas que has sido un poco iluso, o bien pasar del tema y poner un determinista punto y final.