El presidente griego, Carolos Papoulias, aseguró que su país se encuentra "al borde del abismo" después de las violentas manifestaciones que provocaron tres muertos y decenas de heridos
"Nuestro país está al borde del abismo", afirmó el presidente en un comunicado difundido tras la muerte de tres personas durante una nueva huelga general contra el plan de austeridad impuesto a cambio de una multimillonaria ayuda para evitar la quiebra del país.
"Todos tenemos la responsabilidad de no dar ese paso de más que nos haría caer en el vacío", advirtió el jefe del Estado, cuyo rol es principalmente protocolar, pero que todavía es considerado como garante de las instituciones.
Por su parte, el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, condenó la muerte y la violencia desatada alrededor de las protestas en contra del ajuste.
"La violencia lleva a la violencia", declaró Papandréu en el Parlamento, consternado por lo que calificó de "tragedia" al referirse al "asesinato de tres conciudadanos".
Papandréu prometió que "los responsables serán castigados" y añadió que "cada ciudadano tiene el derecho de protestar pero no a hacer uso de la violencia".
"El gobierno comparte los sentimientos de los jubilados y de los asalariados que ven reducidos sus ingresos, pero lo hacemos para que haya un futuro", reconoció el primer ministro.
Papandréu justificó los recortes aplicados por un programa de ahorro que pretende reducir el enorme déficit fiscal, del 13,6 por ciento en 2009, que, junto con la elevada deuda, ha llevado al país al borde de la bancarrota, y dijo que "la otra solución era el empobrecimiento del país y de los ciudadanos".
El pasado domingo, Grecia recibió un paquete de ayuda de 110.000 millones de euros por parte del grupo del euro y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para librarle de la quiebra a cambio de implementar profundos recortes salariales, de pensiones y un aumento de los impuestos.
Papandréu se dirigió a los líderes de los partidos de oposición reunidos en la Cámara y dijo que "es necesario" que todos condenen la violencia, momentos después de que la Cámara guardara un minuto de silencio por las víctimas mortales.