Bye Felicia
Bully de barrio
Eres mi ídolo.Uno de estos lo tenía un amigo mio de mascota. Cada vez que subía a su casa el puñetero perro no paraba de ladrarme y tocar los narices. Un día, aprovechando que mi colega bajó a comprar un momento, le metí tal patada en la cara y en el ojo ciego al puñetero chucho poco agradable en cuanto volvió a ladrarme, que se marchó corriendo a esconderse al otro extremo del piso. Desde ese día ya no volvió a ladrarme más y mi amigo no se explicaba el cambio de actitud del perro conmigo.
No sabes cuanto he deseado hacer lo mismo que tú y nunca he tenido oportunidad.